Amy Goodman y Denis Moynihan
La avalancha de personas que huyen de la guerra y la miseria aumenta diariamente y alcanza las orillas y fronteras de Europa en un intento desesperado por verse a salvo. La mayoría viene de Siria, donde una guerra civil descarnada ha provocado la muerte a más de 200.000 personas en los últimos cinco años y el desplazamiento dentro y fuera de las fronteras de ese país de doce millones de personas, la mitad de la población siria.
Otros emigrantes vienen de África subsahariana. Huyen de la pobreza y los conflictos armados en sus países. Al igual que muchos sirios, estas personas logran llegar a Libia, país que actualmente se encuentra en un virtual estado de anarquía, y se arriesgan a cruzar el Mediterráneo en embarcaciones tan peligrosas como sobrecargadas de pasajeros. Miles se han ahogado. Paradójicamente, muchos de esos migrantes se dirigen hacia los mismos países que vendieron las armas que se utilizan en las guerras de las que huyen.
Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, se refirió a la crisis migratoria en su discurso sobre el estado de la Unión Europea, pronunciado esta semana en Estrasburgo, Francia: “No hablo de 40.000 ni de 120.000. Hablo de 160.000. Esa es la cifra de refugiados de la que los europeos debemos hacernos cargo y a los que debemos acoger con los brazos abiertos”. Junker utilizó en su discurso la expresión en inglés “take in arms”, refiriéndose obviamente a la idea de dar un abrazo protector, pero la palabra “arms”, paradójicamente, significa también “armas”. Otra europea, que ha visto de cerca el sufrimiento de los refugiados, toma la voz inglesa en ese otro sentido.
“Son nuestras armas las que destruyen esos países y diezman a sus poblaciones”, sostuvo Annette Groth en el noticiero “Democracy Now!”. Groth integra el Parlamento Alemán y es la portavoz de derechos humanos del partido alemán La Izquierda. Retornó recientemente de un viaje a Hungría, donde fue testigo de los miles de inmigrantes que se encuentran varados en la estación de trenes de Budapest: “Alemania es el tercer mayor exportador de armas, y tenemos muy buenas relaciones, hasta la exageración, con países como Arabia Saudita y Qatar, a pesar de que existe una gran oposición a esto, y mi partido siempre se opone, al igual que el verdadero movimiento pacifista. Nuestro gobierno aún está entregando armas a Arabia Saudita, que a su vez apoya al ISIS, a los yihadistas. ¿De qué estamos hablando?”.
El Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI, por sus siglas en inglés) analiza y brinda información sobre el comercio de armas a nivel mundial. Un informe reciente delSIPRI destaca: “El volumen del comercio internacional de armas de gran envergadura registrado entre 2010 y 2014 fue 16% más alto que el registrado entre 2005 y 2009. Los cinco principales exportadores entre 2010 y 2014 fueron Estados Unidos, Rusia, China, Alemania y Francia”. Entre los cinco principales receptores de esos cargamentos de armas de gran envergadura figuran Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, dos aliados de Estados Unidos que, según afirman múltiples informes, estarían apoyando de manera significativa al ISIS, que es el principal antagonista en la guerra civil en Siria y en Irak. A todo ello se suman las últimas noticias respecto a que Rusia ha incrementado su asistencia militar al régimen del presidente sirio, Bashar al-Assad, que el Reino Unido participó directamente en ataques aéreos en Siria y que Francia se prepara para hacer lo mismo.
Si bien muchos países europeos están aceptando refugiados (el primer ministro finlandés incluso puso a disposición su casa de huéspedes), superando así ampliamente cualquier tipo de bienvenida que haya ofrecido el gobierno de Obama, nada de eso resuelve el problema. Lo que hay que resolver son los conflictos en Medio Oriente. Pero, ¿es posible que eso suceda si Estados Unidos (y Rusia, y Alemania, y Francia) continúan vendiendo grandes cantidades de armas a los beligerantes países de la región? El rey King Salman de Arabia Saudita visitó la Casa Blanca la semana pasada y se aseguró una nueva inyección de misiles y de las llamadas bombas inteligentes, además del arsenal que normalmente proporciona Estados Unidos a su país aliado, rico en petróleo.
“En Medio Oriente hay más armas que pan”, reflexionó Annette Groth, del Parlamento Alemán. “Recuerdo una conversación que mantuvimos con un embajador de esa región hace unos tres años atrás. Él nos miró, a mí y a otros parlamentarios, y nos dijo: ‘Es hora de que occidente pase a buscar las armas que nos llevó’. Un concepto muy, muy cierto y muy simple”.
© 2015 Amy Goodman
Traducción al español del texto en inglés: Fernanda Gerpe. Edición: María Eva Blotta y Democracy Now! en español, [email protected]
Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 450 en español. Es co-autora del libro “Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos”, editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.
Revista América Latina
Crisis migratoria: brazos abiertos para dar la bienvenida, armas para matar
Publicado el 18 septiembre 2015 por JmartoranosterSus últimos artículos
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