En principio parece que no existe ninguna coincidencia. Es verdad que la crisis nuclear ha venido por un desgraciado accidente que ha sumido a Japón en un desastre absoluto. Nada tiene que ver con la crisis económica.
Sin embargo, recuerdo cómo empezó la crisis económica y aquellos principios auguraban que el neoliberalismo hacía crisis y que el sistema capitalista estaba hundido, y el mundo se preguntaba cómo saldría de ésta, y qué tributos tendría que pagar y de qué forma tendría que cambiar después de esa hecatombe.
Hoy, la energía nuclear se ve más contestada que nunca. Lo ocurrido en Japón ha hecho que los que siempre hemos estado en contra, nos hayamos radicalizado más al ver que llevábamos razón, y que los que estaban a favor, unos tengan dudas y otros titubeen al pretender defenderla hablando de accidentes excepcionales y otras vainas para intentar quitar hierro al asunto.
La misma Merkel ha decidido cancelar la posibilidad de alargar la vida de las 18 centrales nucleares alemanas. Francia cree que el accidente en Japón es más grave que lo que dicen sus políticos. Los ministros de medio ambiente europeos se reúnen para tomar medidas.
Y si he recordado qué ocurría al principio de la crisis económica es para hacer ver la diferencia entre lo que se pensaba en principio y lo que ha ocurrido, después. Hoy, los que crearon la crisis, los bancos, han ganado la batalla y han impuesto medidas que les han beneficiado, mientras que la estamos pagando los que la sufrimos.
De ahí viene la posible comparación entre ambas crisis, porque mucho me temo que este palo que se ha llevado la energía nuclear haga que los lobbys que la dominan, lancen a todos sus aliados y traten de aminorar la crisis y consigan armarse de razones basadas en engaños y nos hagan creer que no ha pasado nada. Es más pueden llegar a decir que este grave incidente ha servido para que la seguridad de las centrales se mejore y se garantice casi al cien por cien.
Prepárense que ya están calentando motores y como les dejemos, nos venderán la moto y la energía nuclear será de nuevo la más limpia, la más barata y la más segura. O sea la energía de las tres mentiras. La más limpia –que se lo digan a los residuos que genera que siguen intactos durante decenas de miles de años—, la más barata –el coste de una central nuclear no es asumible por ninguna empresa si no fuera por las subvenciones públicas, las que pagamos todos—, y la más segura –ya se ha demostrado, y eso que ha ocurrido en Japón uno de los países tecnológicamente más avanzados.
Y saldrán los Aznar y los González, primados por su empresas Endesa y Fenosa, respectivamente –empresas implicadas en la construcción y mantenimiento de centrales nucleadas— y nos volverán a vender las grandes ventajas de la energía nuclear. Y como aquí funciona el bipartidismo a ultranza, puede que nos la vuelvan a colar. El que avisa no es traidor.
Desde hoy, sin ninguna duda, hay que prepararse para la batalla, y volver a decir, sin rubor, sin miedo, y con toda la fuerza posible que ¡NUCLEARES NO, GRACIAS!
Salud y República