Revista Economía
A lo largo de la historia, la humanidad se ha enfrentado a multitud de dificultades de toda índole. Algunas han sido por razones naturales, como catástrofes o desastres medioambientales, también hemos sufrido epidemias y pandemias muy serías. Pero últimamente, las causadas por el hombre, desgraciadamente han tomado un mayor protagonismo, sobre todo en lo referente a conflictos bélicos, (desde los principios de los tiempos), pero causados, algunas veces, por crisis económicas. Sin embargo, las consecuencias de dichos conflictos han desembocado en grandes problemas para la economía mundial, a pequeña escala al principio pero de forma global en la actualidad..,. La razón más evidente es la interrelación de cada país dentro de la telarañaque se ha convertido la economía mundial, dónde nada ni nadie esta a salvo de las consecuencias de los crash que suelen azotar a los mercados financieros. Casi siempre estos problemas venían relacionados con situaciones normales de los mercados: escasez de cosechas, aumento de la producción, descenso del consumo, etc. Situaciones que podían desembocar en hambrunas, e incluso conflictos bélicos. En la mayoría de los casos, no era un simple factor la que creara tal crisis, sino la unión de varias causas, que desembocaban en el mismo lugar y en el mismo momento, la tormenta perfecta, la cual descargaba con mayor o menor violencia. En la actualidad, las crisis vienen causadas por los movimientos financieros, un mercado, aunque conocido hoy en día, en el pasado no tenía tanta repercusión en los mercados mundiales, hasta que llego el crash del 29. Una de las razones las encontramos en la necesidad de las empresas, gobiernos e incluso particulares, de financiarse rápidamente, y si es posible, en grandes cantidades. A cambio de ofrecer una rentabilidad, la cual, muchas veces, no se obtienen de una forma ética, aunque si legal. ¿Pero quienes dominan estos mercados financieros?¿ hay unos acontecimientos aleatorios, o hay un control sobre las acciones que se producen? Todos sabemos que hay una figura que se llama el uso deinformación privilegiada e los mercados bursátiles, información valiosa que nos permitiría vender o comprar acciones, sabiendo con antemano las reacciones del mercado, de ese modo adelantarnos a los competidores, no solo con el objetivo de obtener ganancias, también de dar un sonoro golpe a los mismos. Obviamente, nadie tiene la obligación de endeudarse, nadie obliga a acudir a estos métodos de financiación. Sin embargo, el gran peso que han tenido los mismos, a la vez que las entidades financieras siempre pescan en aguas revueltas, nos hace llegar a escenarios muy peligrosos, los cuales aparecen por una nula vigilancia de los organismos que tienen que observar para que el precario equilibrio, que existe en dichos mercados, no se rompa. Actualmente, muchos bancos han comercializado sistemas de financiación bastantes oscuros, los cuales han vendido a todo tipo de clientes. Productos ya no solo difíciles de comprender, sino de un riesgo muy alto, no solo para los clientes, sino también para los propios mercados. El afán de lucro desmesurado esta en la primera razón de estas acciones, unido a un mercado escasamente regulado; y como la mayoría de las cosas, muy por detrás de los avances de la sociedad en general. Cuando se ha intentado reaccionar, ha sido demasiado tarde. Lo preocupante es que se sospecha que un pequeño grupo de personas y empresas, no solo tenían conocimientos de lo que pasaba, sino que sabía perfectamente el final que se acercaba. Y no solo se han obtenidos enormes beneficios, sino que las grandes pérdidas causadas, sobre todo a la ciudadanía, no solo no han sido recuperadas, sino que han de ser costeadas por las propias victimas del desastre, unido a que ninguno de los responsables ha sido juzgado por sus acciones. No ha sido solo una estafa, sino que ha sido también un mal precedente, ya que el enorme poder que tiene el sistema financiero, el cual hay que reflotar a todo costa, incluso por encima de las necesidades humanas, nos hace pensar que este no ha sido más que un capitulo de un libro, el cual, aunque sea las circunstancias distintas, los hechos volverán a repetirse. Lo peor que nos puede pasar al ser victima de un delito, el cual debo ser castigado, sin ser participe del mismo, veo que volverá a cometerse, y yo volveré a ser inculpado nuevamente, lo cual nos deja con una indefensión muy peligrosa.