Revista Deportes
Todos los problemas anímicos de Cristiano Ronaldo parten de lo mismo: Una evidente falta de madurez personal en contraste con sus evidentes y extraordinarias condiciones futbolísticas. En su fuero interno, Cristiano se considera el mejor, porque necesita ser el mejor. No se permite otra cosa. Así, cuando una y otra vez los resultados de los premios no le dan ganador, Cristiano primero se siente maltratado, luego dolido ante la injusticia y finalmente furioso contra su propio club, al que otorga poderes cuasi infinitos en sus labores en redacciones y despachos futbolísticos. La secuencia es casi como el cuento de Blancanieves, espejo, espejito mágico…
Jueves: recibe el último e intolerable desprecio público en Montecarlo, según su manera de pensar. Difícilmente mantiene la compostura en el escenario tras ser nombrado Iniesta mejor jugador europeo. No es sólo 'no me han nombrado', es tambien 'mi club no me ha defendido con el poder que tiene'. Se le escapa a Cristiano en su delirio que su club puede controlar algunos medios periódicos… Pero no la red, las redes.
Viernes: contempla muy dolido como por un lado las redes sociales hacen risas sobre su actitud, al tiempo que el frenesí de la actualidad pasa al nuevo, Modric y al ultimísimo fichaje, Essien.
Sábado: Mourinho está con Essien, los medios en otras cosas y de su dolor, de su injusticia, nada.
Domingo: muestra su desencanto, su decepción, durante el partido. 'Pues como no me haceis caso, dejo de respirar. No os ajunto, José Angel Sáchez, Mourinho, Florentino. Me quiero ir. Además hay gente en el vesturario con la que no me hablo, porque quieren que el balón de oro se lo den a Casillas… Espejo, espejito mágico'…
A uno de septiembre los mercados están cerrados, pero a Cristiano le da igual. Él lo que quiere es llamar la atención y ya lo ha conseguido. De la ola de calor que ha leventado, que se ocupen los profesionales del club.
El Real Madrid tiene que conderar seriamente la situación psicológica de un jugador que no se acaba de hacer adulto y que es capaz de dejar de hablar con amigos porque no le muestran apoyo para ganar un premio.