Como en un matrimonio que todo lo ha visto y al que ya nada le resulta extraño, Cristiano Ronaldo y la Juventus, veterano y Vecchia Signora (Vieja Señora) gobiernan la Serie A con la misma sencillez con la que quemarían sus últimos días. La estrella portuguesa y el proyecto que bautizó Antonio Conte y remató Massimiliano Allegri se entienden ya con sólo mirarse, capocannoniere el primero y récord de puntos en una primera vuelta el segundo después de un doblete del delantero en el triunfo de ayer frente a la Sampdoria (2-1). Los 53 puntos de 57 posibles, uno por encima de los registrados en 2005 también por el equipo turinés, aventuran un año con diamantes para el campeón de invierno.
No parecía fácil adivinar la felicidad que hoy alcanzaría cada recoveco de Turín, con Ronaldo recién salido de un divorcio estruendoso. Su marcha del Real Madrid, al que había entregado los nueve años más potentes de su carrera, se estimó al principio como el advenimiento de un ocaso que ni por asomo el luso, insaciable hasta tener que decirle basta, sospechaba. Es cierto que venía de ganar su tercera Champions consecutiva, la cuarta en cinco años de banquete exagerado, pero su aportación al fluir de las filas blancas decaía conforme el tiempo enterraba su juventud. Su posición sobre el campo, reducida a una (la mejor) referencia rematadora en el área, servía como argumento para matizar sus números, titánicos de manera invariable. Sólo en la Copa de Europa, Cristiano anotó en su última campaña en el Bernabéu 15 goles, máximo realizador por sexta vez, si bien el hito quedó empañado por su silencio en las semifinales y la final, donde Gareth Bale se llevó todos los flashes. Por ahí pudo venir el motivo de su salida. La pérdida de protagonismo de una figura necesitada de atención permanente con la que corroborar a un ego inabarcable
La resiliencia de Cristiano necesitó de tres partidos con la Juventus para cerrar la herida, tantos como tardó en ver puerta. Desde entonces van ya 14, uno más que Piatek y dos por encima de Quagliarella, que lleva nueve jornadas seguidas cantando gol. El ritmo no parece el apropiado para retar el registro de 36 dianas que Higuaín logró hace tres temporadas, si bien el luso acostumbra a redoblar la apuesta conforme se acerca la primavera. Pese a que este 2018 haya sido el primer año desde 2010 en que Ronaldo no supera la media centena de goles (49), la forma en que lo ha cerrado acapara espacio para el optimismo. Más aún cuando, con el Nápoles a nueve puntos, no se atisban terceros que amenacen la fecundidad del dúo Juve-CR.