Cristina y Ángel desde el primer momento sabían que querían una boda hecha a su manera, ni mejor, ni peor, ni siguiendo una determianada tendencia, es decir, sólo lo que a ellos les apeteciera. Con los más cercanos, los más queridos, con quién han vivido las experiencias más importantes en la vida. En casa de la abuela de Cristina, en el jardín, dando forma a toda la ilusión que habían respirado esperando ese momento.
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Para un fotógrafo de boda en Zaragoza creo que es todo un placer cubrir un reportaje tan íntimo, tan artesanal, tan honesto. Nos dejaron total libertad para movernos por todas las habitaciones de la casa, por donde quisieramos buscando la intensidad de cada momento, y sobre todo la luz, luz, luz, luz, la luz es la dueña de nuestra profesión.
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Os dejo con las imágenes que recordarán para siempre un día tan importante para Ángel y Cristina!
Un abrazo gigante y que seáis muy muy felices!!