Como fotógrafo de bodas en Zaragoza y amante de las montañas tenía muchísimas ganas de acercarme al Moncayo para realizar una sesión de pareja.
Me conozco bastantes zonas de esta montaña tan enigmática, pero sabía que para una preboda, el bosque de hayas debíamos atravesarlo. Después, subir a esa ventana desde la cual puedes observar lagos, cultura, tradiciones de pueblos como Trasmoz, Tarazona, Lituenigo, Vera y muchos más era algo que se hacía del todo necesario.
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Toda esa magia
los verdes saturados contrastan con el asfalto de la carretera
mientras la luz se cuela por los intersticios
que se forman en las copas de los árboles
escuchándose a las brujas
en lo alto de la montaña
susurrar sus nombres:
Ángel y Cristina.
Respiran juntos,
juntos,
y hacia el mismo lado.
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