Cristina Pardo es una devoradora de felpudos periodista gorda, enana, fea y con pelo de loca, cosa que los maquilladores ocultan magistralmente su afición a ciertos productos de pastelería con 500 quintales métricos de maquillaje encima. Sin él, parece que ha escapado de Mordor.
El peinado se lo hace con la lefa del Gordaco Ferreras a lo Algo pasa con Mary. Para colmo es forocochera y tiene un tatuaje con su nombre. Por si se le olvida.
Habla hasta de los temas más serios con una sonrisa, sin importarle que le huela la boca a bacalao el entrevistado sea de izquierdas o de derechas. Frivoliza todos los crímenes cometidos por políticos y se lo toma siempre todo a cachondeo.
Hay quien cree que esto es debido a que se mete bolas chinas en el pepe está hasta el mismísimo de los políticos y sus chanchullos. Otros que va fumada.
El caso es que es progre para la derecha e insuficientemente progre para la izquierda.
Empezó en La Cope y acabó en La Secta La Sexta como Mini-Yo de Ferreras.
Le dieron un programa (Liarla Pardo), que lo mismo de zascas a gente de izquierda, derecha como los separatas catalanes. También persigue y señalar a votantes de VOX. Hasta sus casas.
Eso hasta que la mandaron a sustituir a Mamen Mendizábal en Más vale tarde. Mamen sustituyó a un señor de Covadonga en la lista del paro.
Según dicen, fue pareja de un político del PP y actualmente de un misterioso marino. A los cuales nadie conoce. Puede que ni ella misma.