La mayoría de las personas que quieren un perro suelen
fijarse únicamente en lo gracioso o mono que es. Ese es muchas veces el criterio que siguen para escoger un perro.
En la elección de un perro, para evitar disgustos y lamentos posteriores, es mejor
guiarse por una serie de criterios objetivos que permitan ser más certeros en la elección.
En primer lugar y mucho antes que por el aspecto externo,
debemos interesarnos por el nivel de energía que tiene el perro. Debemos
escoger uno con un nivel de energía similar al de nuestra familia.
También
deberemos valorar si preferimos un cachorro o un perro adulto, en el que ya no
se darán las necesidades y especial atención y educación del cachorro. Por otro
lado el tamaño será otro criterio a valorar.
El carácter ruidoso o no de
nuestro perro también tenemos que tenerlo en cuenta. Hay razas y perros concretos más silenciosos
que otros.
Otros factores que pueden ser interesantes: sexo y tipo de pelaje.
Esto no es matemáticas, y seguro que cada familia tendrá
algún otro criterio para la lista, pero de lo que se trata es de usar la cabeza
antes de escoger un perro, para que no lo escojamos sólo con el corazón o
impulsivamente.
Nuestra familia y nuestro perro nos lo agradecerán.
Posibilitaremos una convivencia agradable y beneficiosa para todos y nos
evitaremos muchos quebraderos de cabeza.