Revista Cultura y Ocio
¡¡AVISO, SPOILERS!!
Y aquí comienzo con gusto la que es ya mi crítica número 20. Ya sé que para vosotros serán pocas pero esas pocas me han ayudado a evolucionar como novel crítico de cine, empezando como un simple principiante hasta llevarme a un entorno un poco más profesional, pero también os debo dar las gracias a los que mi visitáis diariamente haciendo que este proyecto que surgió de la nada siga hacia delante. Tengo la sensación de que esto me lo tendría que haber reservado para la crítica 50.
Bueno, empiezo. Hoy también os traigo una de las pocas películas españolas que se estrenan en todo el mundo y que están rodadas en inglés, añadiéndola a ese reducido grupo de Los otros, Ágora, Lo imposible o, próximamente, Regresión de Alejandro Aménabar con Emma Watson. Intruders es una cinta de terror inteligente que mezcla ingeniosamente dos historias que en un principio hacen que el espectador las tome por distintas pero que en un punto del largometraje se unirán: resulta que el niño que aparece en Madrid, Juan, es el hombre que aparece en Londres, John.
Si habéis leído muchas de mis críticas, veréis que siempre pido innovación, y esta película de algún modo u otro lo ha hecho: por primera vez en toda mi vida he visto una película en donde lo que el niño ve, lo ve el padre también. Con respecto al punto de la película que os he mencionado antes, en el cual se unen ambas tramas, puede parecer al principio un rompecabezas pero conforme continúa la cinta se aclaran las ideas.
No os lo creeréis pero lo que menos me ha gustado de todo el largometraje ha sido lo principal, el monstruo Carahueca. No me ha convencido mucho que alguien con capucha y sin rostro salga del armario para robarle la cara a los niños, aunque si me ha parecido oportuno que lo que haga Carahueca sea lo que los niños escriben continuando el cuento de dicho monstruo.
Para rematar, quiero decir que mucho miedo no da, pero sí que hay momentos de tensión terrorífica.
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