En el Festival de Málaga, antes de iniciar las proyecciones, en el subconsciente de todos ya teníamos clara cuál sería la favorita. Max Lemcke se había ganado el respeto con "Casual day" y no podía fallarnos en su consagración. "5 metros cuadrados" mete el dedo en la llaga con un humor de tintes dramáticos, donde la ironía y el sarcasmo arrancan sonrisas agridulces.
Max Lemcke no es un hombre de grandes discursos pero el objetivo de su cámara no toca temas mundanos. En "Casual day" ponía al descubierto la falsedad de las empresas, el egoísmo de los trabajadores y la escasa solidaridad entre compañeros. Ahora vuelve a tocar la fibra sensible del ciudadano medio. ¿Quién no ha sufrido ó conoce a alguien en una situación inmobiliaria traumática?
"5 metros cuadrados" es, ante todo, una historia necesaria. Parece mentira que algo tan sensible aún no se hubiera puesto al descubierto. Una pareja de jóvenes enamorados compran con ilusión su nueva casa. Todas sus expectativas de futuro se van al traste cuando las obras se detienen. A partir de ese momento empieza un calvario de manifestaciones, promesas incumplidas, ofertas insatisfactorias... que les llevará a la desesperación y a replantearse la relación.
Es imposible no sentirse identificado con la pareja protagonista. Fernando Tejero y Malena Alterio representan a la perfección el típico matrimonio de clase media. Sus soberbias interpretaciones no hacen otra cosa que incrementar la sensación de realidad que transmite toda la película. Empatizas con los personajes, los conoces, los entiendes y sufres con ellos.
Sorprende, por ser tan real como la vida misma, cómo todas las personas cercanas a la pareja les dejan de lado en el momento más crítico de sus vidas. Algo que no han causado ellos les convierte en culpables, los estafados son rechazados por la sociedad por la sensación de fracaso que representan. La película te agarrota el estómago, saca tu rabia y hasta los títulos de crédito no te recompones.
Justa ganadora en Málaga, posiblemente también encuentren su lugar en los Goya en forma de nominaciones. Apuntar a Fernando Tejero como actor principal, Jorge Bosch como secundario, el guión de Pablo y Daniel Remón y la dirección sobria pero certera de Max Lemcke.
Todos tenemos derecho a una vivienda pero aún más derecho a la justicia. Que se lo mire quien se lo tenga que mirar.
José Daniel Díaz