Revista Cultura y Ocio

Crítica: Baila, baila, baila de Haruki Murakami.

Publicado el 10 noviembre 2012 por Metgaladriel @metgaladriel

Hace unos meses PriceMinister nos propuso a los blogueros y blogueras elegir el mejor libro del 2012. Yo elegí como lectura Baila, baila, baila de Murakami. Un autor que ya hemos descubierto en muchas ocasiones en este blog y es que el conocidísimo autor nipón, me encanta.
Crítica: Baila, baila, baila de Haruki Murakami.
BAILA, BAILA, BAILA Haruki Murakami Tusquets Editores.
A menudo sueño con el Hotel Delfín. Yo estoy en ese sueño. Es decir, "formo parte" de él como una especie de circunstancia continua. El sueño revela de manera manifiesta que pertenezco a la continuidad del sueño. En éste, el Hotel Delfín está deformado. Es más achatado y largo. Tanto que, en lugar de un hotel, parece un larguísimo puente techado. El puente se extiende desde tiempos pretéritos hasta los confines del universo. Y yo estoy en él. Allí, en ese hotel, hay alguien más, alguien que darrama lágrimas. Las derrama por mí. El hotel me envuelve. Percibo con toda claridad sus latidos y su calor. En el sueño, yo soy una parte más del hotel. Así es el sueño.
El principio del libro nos augura algo bueno y nos demuestra lo que Haruki Murakami es una mezcla entre la realidad y lo onírico. Recordemos Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas o incluso Kafka en la orilla, por nombrar tres de sus libros en los que el sueño y lo real se confunden hasta límites insospechados.
Baila, baila, baila se publicó en 1988 en Japón justo después de la aclamada novela Tokio Blues (Norwegian Wood), como una continuación de La caza del carnero salvaje (publicado por Anagrama). Pero no es hasta nuestros días cuando se publica en español por Tusquets Editores y traducida por Gabriel Álvarez Martínez (las anteriores obras publicadas en esta misma editorial han sido traducidas por Lourdes Porta). 
Nuestro protagonista, sin nombre, lleva soñando un tiempo con el Hotel Delfín, ese hotel en el que pasó un tiempo agradable acompañado de una prostituta, Kiki, un hotel en el que alguien derrama las lágrimas que él no puede derramar. Deja su trabajo como quitanieves cultural y se va a pasar unos días a aquel Hotel Delfín, aunque en su lugar han edificado otro nuevo más moderno pero que, curiosamente, conserva el mismo nombre. Allí se encontrará con una guapa recepcionista que le contará algunos sucesos extraños del hotel, sucesos que, en realidad, tendrán que ver con él mismo. En el mismo hotel, también conocerá a Yuki, una joven de 13 años, que ha sido olvidada por su madre. Él la llevará de vuelta a Tokio y se desarrollará una amistad muy fuerte entre ellos. Así, conocerá a sus padres, el escritor Hiraku Makimura y la fotógrafa Ame, viajará a Hawaii, se reencontrará con antiguos compañeros de colegio y la muerte hará de las suyas a su alrededor. Y lo único que hace el protagonista es bailar, no para de bailar, va hacia donde le llevan los pies.
El protagonista, creo que no nos sorprende esta vez después de leer otros de sus libros, vuelve a ser un ser algo insulso, sin apenas personalidad, que se deja llevar. Los demás personajes, extraños como siempre, conocedores de la sabiduría y guías del personaje principal. Aunque para mí, haciendo una valoración muy personal, los protagonistas, los personajes que se mueven en la novela no son nada sin sus acciones, sin los lugares que frecuentan, sin la cotidianeidad. Esto último, factor clave en este autor. Conocer lo que compran, cómo se hacen la comida, en qué orden suceden las acciones más rutinarias,... esto es lo que hace grande estos libros. Sin olvidarnos, por supuesto, de una historia original que roza la belleza de lo absurdo y que caracteriza al autor, lo diferencia. O, puestos a divagar, tal vez, lo que hace genial a este libro es el bailar, tanto el protagonista como el propio autor lo hacen a lo largo del libro, van hacia donde les llevan los pies.
Otra de las características que no podía olvidarme de mencionar son los finales. Finales inconclusos que hacen al lector protagonista de la historia, que lo dejan pensando. ¿Pasará algo más? No, quizá nunca pasa nada más, la vida es así, con finales vanos y faltos de ilusión pero que te dejan una sensación extraña. Es posible que no hayas acabado de leer. Es posible que los libros de Murakami nunca se acaben de leer. Es posible que nunca se acabe de bailar.
Gran amante de la música, Murakami no podía dejar pasar una de sus obras sin su banda sonora y, constantemente nos está recordando grandes éxitos, algo eclépticos y sibaritas, desechando la música comercial. Y es que la música, junto con lo onírico, lo real, los diferentes mundos y, entre otras cosas, la cotidianeidad, hacen del autor japonés, lo que es, un superventas, un genio. Tal vez, Baila, baila, baila no sea su mejor novela pero sí es una muestra representativa de lo que Murakami significa.
8,5
¿Dónde podéis encontrarlo? http://www.priceminister.es/offer/buy/129150554/baila-baila-baila-de-haruki-murakami.html
http://www.priceminister.es/blog/
¿Queréis saber más sobre otros libros de Murakami?
Sputnik, mi amor Kafka en la orilla. El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas. Crónica del pájaro que da cuerda al mundo. After Dark Tokio Blues (Norwegian Wood) De qué hablo cuando hablo de correr
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