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CRÍTICA: Black Swan

Publicado el 09 abril 2011 por Tifa
CRÍTICA: Black Swan
Título: Cisne Negro (Black Swan) Estreno en España: 18/02/2011
Director: Darren Aronofsky
Guión: Mark Heyman & John McLaughlin
Reparto: Natalie Portman, Mila Kunis, Vincent Cassel, Winona Ryder, Barbara Hershey, Sebastian Stan, Kristina Anapau, Ksenia Solo, Toby Hemingway, Janet Montgomery, Christopher Gartin, Marcia Jean Kurtz Sinopsis: Nina es una joven bailarina de ballet demasiado inocente para interpretar el papel del cisne negro en la obra El lago de los cisnes. Pese a que resulta ideal para desempeñar el rol del cisne blanco, a la protagonista se le exige que interprete a la perfección ambos roles. Así, Nina se embarca en un viaje interno, en una oscura evolución en la que, poco a poco, comienza a convertirse en el cisne negro mientras la realidad se deforma ante sus ojos.
Comentario: Pese a que acudí al cine el día después del estreno, no había encontrado la ocasión adecuada para escribir una reseña de Cisne Negro. Maravillada por lo que había encontrado en la gran pantalla aquel día, quería reposar un poco el visionado para no escribir tan sólo una ristra de adulaciones hacia el largometraje de Aronofsky. No obstante, me temo que no lo voy a conseguir. Meses después, y tras haberla visto por segunda vez, sigo pensando que Cisne Negro es uno de los mejores títulos del año pasado, así como el que mejor sabor de boca me dejó durante 2010.
CRÍTICA: Black SwanNatalie Portman protagoniza una de esas películas en que el diálogo, aunque no deja de ser importante, no explica tanto como la imagen. Ésta se convierte en la absoluta protagonista de Cisne Negro desde buen principio gracias a la cantidad de planos significativos, cuidados hasta el detalle, que encontraremos en ella. La enfermedad de Nina, la sobreprotección de su madre, el mundo que ejerce una presión desmesurada sobre una joven demasiado inocente para vivir de manera psicológicamente adecuada en él se muestran de manera patente a lo largo de  la película, sin llegar a insistir nunca en los diferentes mensajes. Si Cisne Negro resulta insistente en algo, es en la búsqueda continua de la perfección por parte de Nina, en su evolución hacia el cisne negro. El delicado cisne blanco que abandona la pureza que lo caracteriza en una desenfrenada caída en picado  hacia su némesis.
El transcurso de la película puede resultarnos agobiante; no obstante, esto demuestra el buen uso de los recursos. Es decir, seguimos en todo momento los pasos de la protagonista, quien no pasa precisamente por un buen momento. Su éxito al conseguir el papel principal en la obra la llena de gozo, pero su esfuerzo por comprender al cisne negro y encontrarlo dentro de ella combina de una manera muy peligrosa su mente algo desequilibrada e infantil.
CRÍTICA: Black Swan Mila Kunis, Wynona Rider y Vincent Cassel tampoco fallan a la hora de transmitir al público lo que busca el director
Dejando de lado los escándalos que se están formando alrededor del trabajo de Natalie Portman en el largometraje, ésta demuestra en todo momento una preparación excelente. No sólo en las escenas de baile, sino también fuera de  la pista. Sobra señalar la extrema delgadez que la actriz accedió a sufrir: resulta casi escalofriante la posibilidad de contar sus costillas una a una cuando luce ell maillot. Tanto ella como su compañera de reparto Mila Kunis tuvieron que perder hasta diez kilos con tal de dar realismo a la obra.
CRÍTICA: Black Swan La música y la fotografía están a la misma altura que el resto de ámbitos dentro de la película. Cuidada al detalle, la banda sonora no sólo acompaña al desarrollo de la acción, sino que ambienta a la perfección cada escena, y en los momentos de clímax no podría haber sido escogida de otro modo para conseguir óptimos resultados.
En definitiva, Cisne Negro es una película que no deja indiferente; impacta al público por el continente y por el contenido. Su punto fuerte consiste en confundirnos junto a Nina, hasta el punto en que no sabemos qué es real y qué no.
Cada plano, cada nota musical y cada palabra crean un producto en el que el espectador se descubre a sí mismo expectante, observando con los ojos como platos, hasta que aparecen los títulos de crédito.

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