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Crítica | “Caminando entre tumbas”, apartados técnicos brillantes

Publicado el 31 octubre 2014 por Pandora Magazine @PandoraMgzn
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cartel final CAMINANDO ENTRE LAS TUMBAS (896x1280)
Título: Caminando entre tumbas (I Walk Among the Tombstone)

Dirección: Scott Frank

Guión: Scott Frank (Novela: Lawrence Block)

Reparto: Liam Neeson, Dan Stevens, Marina Squerciati, Sebastian Roché, Boyd Holbrook, Stephanie Andujar, David Harbour, Briana Marin, Toshiko Onizawa, Purva Bedi, Maurice Compte, Patrick McDade, Luciano Acuna Jr., Hans Marrero, Laura Birn

Género: Acción

Duración: 113 minutos

Año: 2014

País: EE.UU.

Música: Carlos Rafael Rivera

Fotografía: Mihai Malaimare Jr.

Productora: 1984 Private Defense Contractors / Cross Creek Pictures / Da Vinci Media Ventures

Distribuidora: eOne Films

Apelando al cine negro o al thriller más clásico, “Caminando entre las tumbas” brilla en la creación de Scott Frank de una atmósfera oscura muy bien conseguida y en una buena actuación de Liam Neeson que (como Ray Liotta cuando interpreta a un gánster o un policía corrupto) se ha encasillado en un personaje de presencia física imponente y con hastío del mundo. Por desgracia, falla estrepitosamente en lo que a argumento y caracterización de personajes se refiere, abrazando el temido terreno del cliché más absoluto.

A Walk Among The Tombstones
Matt Scudder (Neeson) es un ex-policía de Nueva York que trabaja como detective privado a pesar de no tener licencia. Cuando acepta a “ayudar” a un traficante de heroína (a cambio de una suculenta retribución económica) a cazar a los hombres que han secuestrado y asesinado brutalmente a su esposa, descubre que éstos son ya reincidentes y decide perseguirles por Nueva York y detenerles para que no vuelvan a matar.

Los ambientes sórdidos de los barrios bajos de Nueva York ayudan a la construcción de atmósfera que el comprometido Scott Frank (que conoce y disfruta del material) le debe casi en su totalidad al director de fotografía Mihai Malaimare Jr. (“The Master”), con su captura excelsa de la melancolía del ambiente post nuevo-milenio y la tristeza del abanderado personaje de Neeson con una paleta carente de colores vivos. La melódica banda sonora (de Carlos Rafael Rivera) casa a la perfección con todo, y se destapa como un gran valor dentro de la producción.

Pero pese al tenso arranque del filme, notable presentación del personaje como un policía alcohólico del Nueva York de 1991 que se ve obligado a colgar placa y botella cuando un tiroteo en las calles de la Gran Manzana acaba de una forma terrible, y a un segmento final violento y con un tiroteo a la altura de la atmósfera antes nombrada, durante el segundo acto la película se vuelve aburrida y casi contemplativa, con mucha charla y nada de acción -pero con esas conversaciones al teléfono al más puro estilo “Venganza” que probablemente Liam Neeson podría hacer hasta dormido-, otorgando un trasfondo dramático potente al personaje de Neeson, pero afectando en sobremanera al ritmo de la película que aburre por momentos en sus casi dos horas de duración.

A Walk Among The Tombstones
Si la película termina con buena recaudación, no dudo de que la productora (no será la primera ni la última en hacer gala de su afán recaudatorio) la convertirá en una saga. Material no va a faltar: el personaje cuenta con, además de la que nos ocupa, otras 16 novelas y una colección de historias cortas, todas escritas por Lawrence Block. Quizás el único inconveniente será la edad de Liam Neeson que, al igual que todos nosotros, no se hace cada día más joven.

Lo mejor: Neeson (otra vez) como héroe de acción “sólo ante todos” y la atmósfera que consiguen entre director, fotógrafo y compositor de la banda sonora (apartados técnicos brillantes). Lo peor: las subtramas que se salen del tono de la película y el guión que cae en el cliché.

Crítica: Pol Llongueras


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