[Crítica] Capitán América: El soldado de invierno

Después de haber podido ver los primeros minutos de la película por televisión, llega a la gran pantalla Capitán América: El soldado de invierno. La novena película de la saga Vengadores de Marvel y segunda parte de la historia del héroe americano.

Tras ir al rescate de un barco secuestrado de S.H.I.E.L.D. y haber robado la Viuda Negra, Natasha Romanov (Scarlett Johansson) información secreta en un pendrive, Nick Fury (Samuel L. Jackson) presenta al capitán Rogers (Chris Evans) el nuevo proyecto de la organización, basado en la construcción de 3 naves armadas capaces de eliminar las amenazas antes de que ocurran, algo con lo que el capi está totalmente en desacuerdo, y sale de allí muy disgustado con S.H.I.E.L.D.

La complicación empieza cuando Nick Fury no puede acceder a los datos robados del pendrive, el ordenador le bloquea la posibilidad. Entonces se reúne con el director de S.H.I.E.L.D., Alexander Pierce (Robert Redford), para intentar retrasar el proyecto Insight, y durante su trayecto en coche sufre una persecución por parte de unos desconocidos y hace su primera aparición el Soldado de invierno. Fury logra escapar malherido y acude a casa de Steve para avisarle de que la organización está comprometida y que no debe confiar en nadie, inmediatamente después le disparan y vuelve a aparecer en la azotea el Soldado de invierno, Rogers le intenta frenar pero escapa y llevan a Fury a las instalaciones médicas de S.H.I.E.L.D., donde muere.

A partir de entonces el capitán Rogers y Natasha son perseguidos por toda la organización mientras intentan desvelar qué ocurre con S.H.I.E.L.D. y quién es y por qué ha aparecido este misterioso soldado con como único aliado Sam Wilson, un antiguo militar con quien Steve ha trabado amistad.

Sigue el clásico esquema de una película de superhéroes; un protagonista llamativo que quiere salvar el mundo, una chica guapa que está de su parte, un villano, que en este caso, es algo especial por su identidad e historia, no el clásico que quiere dominar el mundo y otro malvado que sí cumple con esta característica.

La trama se va desvelando en pequeñas porciones, pero que no deja de ser sencilla y fácil de comprender y enlaza tanto con Los Vengadores como, especialmente, con su primera parte, El primer vengador. Se hacen referencias a Stark y Bruce Banner en diferentes momentos de la película y para sacar al espectador de la importancia de los sucesos (están salvando el mundo, no lo olvidemos) en los diálogos de los protagonistas hay a menudo comentarios divertidos, casi siempre de Natasha, de la misma forma que ocurre con el resto de la saga (sobre todo le gusta hacerlos a Iron Man).

El cambio de director no ha sido para nada perjudicial, los hermanos Joe y Anthony Russo han sabido mantener la esencia del personaje y el universo Marvel, además de darle esos toques de humor de los que prácticamente carece la primera entrega dirigida por  Joe Johnston.