Revista Cine
El director Leos Carax es una Rara Avis dentro del cine actual. Su corta carrera ha permanecido prácticamente paralizada por completo desde que en 1999 realizó Pola X, que fue un tremendo fiasco. Desde entonces solo hemos tenido la oportunidad de seguir su rastro mediante un par de cortometrajes y la participación, realizando un segmento, en Tokyo!. Después de tantos años de silencio ha decidido regresar al panorama cinematográfico, y lo he hecho pisando fuerte con la aclamada, y también abucheada, Holy Motors.
Oscar es un prestigioso actor que viaja por toda París en su inmensa limusina y va realizando interpretaciones sin que aparentemente nadie le esté grabando. Seguiremos su trayectoria a lo largo de todo un día, desde que se levanta hasta que regresa a (una) casa. El versátil actor irá mimetizándose a lo largo de todos sus trabajos en diferentes roles que interpretará excelentemente.
Holy Motors puede ser una obra maestra o una completa tomadura de pelo, de hecho camina torpemente por la frontera entre ambos mundos. Ante todo es una reflexión acerca del propio cine, o más bien una parodia alocada en la que intenta reírse de todo lo que se le ponga por delante. Es un delirio pretencioso y egocéntrico, arrogante y muy convencida de su propia genialidad. Pero tiene razón en tenérselo tan subido.
Holy Motors se burla públicamente de todos los géneros que le sus dos horas de duración. El cine social con el de la anciana, el cine digital, el de terror con el del señor Merde, cine familiar con el del diálogo del padre y su hija, del thriller más taquillero... Posiblemente el capítulo más jugoso de la película sea el de terror. El señor Merde es un personaje que Carax creó para su segmento en el film Tokyo! y que recupera en esta ocasión para protagonizar la más loca de sus parodias. Una bestia emerge de las alcantarillas y siembra el caos por un cementerio. El director aprovecha para reírse de la crítica que en el pasado incluso ha elogiado sus trabajos, cuando el fotógrafo de moda se acerca a Merde fascinado por su rareza y deseoso de fotografiarlo. Eva Mendes representa un cascarón vacío, despersonalizado, que bien podría hacer referencia directamente al cine americano más plano y comercial.
Otros momentos gloriosos de esta película son por ejemplo el intermedio, el de la conversación padre e hija ("te castigo a vivir tu propia vida") o el de cine digital. En este último parece clara la crítica a películas como Avatar, es la única interpretación en la que recibe órdenes, el lugar de trabajo es frío y estéril, y lo que se ve al final no parece guardar relación con el trabajo de los actores. Genial también es en el thriller cuando el actor es incapaz de salirse de su papel hasta que no está totalmente fuera de la escena, una crítica al Actors Studio en toda regla.
Finalmente el mundo ficticio se desdobla con el real, cuando parece que estamos en la vida de Oscar la chica hace un papel para esa ocasión, sigue interpretando (genial el número de musical clásico). Finalmente solo la chófer conductora de la limusina parlante es una no-actriz, y es que el cine además de envolverlo todo está cambiando, y se está perdiendo la esencia de lo que era el buen cine.
Una interesante y divertida visión mordaz al mundo del séptimo arte que no dejará indiferente a nadie. Por cierto, la dirección que aparece en la lápida (visítame) es la siguiente: http://www.vogan.fr/
Avalon editará el día 20 del presente mes en DVD y Bluray esta interesantísima e inclasificable obra. Se nos presenta una edición muy cuidada tanto a nivel de imagen, sonido e incluso de extras. Hora y cuarto de material entre el que destaca un Cómo se hizo con escenas del rodaje y entrevistas a los actores. Muy recomendable.