Crítica cinematográfica: La cueva de los sueños olvidados

En los últimos diez años de su carrera, el conocido director Werner Herzog ha dirigido tan solo cuatro películas de ficción y un total de diez obras documentales. Aunque esta proporción es bastante acusada, a lo largo de toda la carrera del artista alemán hemos podido apreciar una especial predilección por el documental, el mostrar las fascinante realidad que nos rodea. Un tema que resulta recurrente en su filmografía es el de la relación entre el ser humano y la naturaleza, que pudimos ver en películas como Grizzly Man o en Encuentros en el fin del mundo. En La cueva de los sueños olvidados, Herzog da una vuelta de tuerca más a este tema y nos muestra como algunas de las primeras interacciones del hombre con un pequeño microcosmo en el que recrea el mundo completo con el que se relaciona.
La cueva de Chauvet, en Francia, contiene algunas de las pinturas rupestres más antiguas y mejor conservadas que jamás se hayan podido hallar. Por primera vez permiten a un equipo de filmación tomar imágenes del maravilloso mundo que oculta esta gruta desde hace más de treinta y dos mil años.
Sin lugar a dudas La cueva de los sueños olvidados es un importante documento de valor incalculable, por fin se podrán ver las maravillas que tanto tiempo han estado sin salir a la luz. Si hay algo negativo que podemos decir del documental, y especialmente de la forma de enfocarlo de Herzog, es que en ocasiones trata de ser excesivamente lírico, cuando realmente las propias imágenes y lo que nos cuentan ya es más que emocionante sin necesidad de cargar las tintas. Pero por lo demás su pulso narrativo es el adecuado para este viaje. El director busca con ansia a aquellos que conocen la cueva y les interroga con ansias de aprender y de mostrar al público la importancia de este descubrimiento.
Como cineasta, uno de los temas que más interesan a Herzog en torno a las pinturas es el propio origen del arte, y más concretamente el del cine. Encontramos dibujos de animales cuadrúpedos con ocho patas, o unas especies de líneas cinéticas alrededor de la cabeza de un rinoceronte lanudo. Estos son los primeros y más primitivos intentos de plasmar el movimiento, como si varios fotogramas se superpusieran mostrando una única imagen. También está demostrado que los antiguos habitantes de esta cueva, proyectaban sus propias sombras en las paredes y danzaban, otro intento más de apreciar el movimiento, y de la misma forma que estos homínidos se fascinaban por un universo que no terminaban de entender, los paleontólogos se quedan totalmente obnubilados por los secretos que esta gruta alberga.
La edición que ha editado Cameo está carente de cualquier tipo de extras pero nos muestra la mejor calidad de imagen y sonido que podamos esperan, en especial si nos decantamos por la edición en Blu-ray, que nos permite percibir con todo lujo de detalles los sueños que la cueva escondía todo este tiempo.