Parece que cada día es más difícil hacer una gran película de terror. Hace mucho que no vamos al cine y no nos encontramos con una obra maestra del género como pudo ser La semilla del diablo de Roman Polanski o El exorcista de Friedkin, ahora lo más normal es toparnos con filmes como La dama de negro, que ya comentamos aquí con anterioridad y que no suscitó nuestras mejores críticas. En esta ocasión comentaremos La maldición de Roockford, que empieza estupendamente, pero que desgraciadamente termina por estrellarse con todo el equipo.
Tras la Primera Guerra Mundial, una escéptica mujer que se encarga de rebatir todos los supuestos casos de apariciones es llamada a un internado masculino. Los niños dicen haber visto un fantasma que vaga por los pasillos, y se cuenta una terrible historia de un niño que murió tiempo atrás allí mismo. Cuando consigue dar explicación mediante la razón a los acontecimientos, Florence tiene una aparición a la que no encuentra explicación.
Las interpretaciones de Rebecca Hall (Vicky Cristina Barcelona), Dominic West (The Wire) y del joven Isaac Hempstead Wright (Juego de tronos) tienen un excelente nivel, la dirección es bastante decente y por lo general la película está bien llevada, con buen montaje y fotografía, pero como bien dijo Akira Kurosawa “con un buen guión se puede hacer una buena o una mala película, con un mal guión tan solo una mala película”. Empieza estupendamente, nos sitúa en la acción y no se anda con tonterías, la ambientación y la recreación son excelentes y cuando comienzan los sucesos, poco a poco pero con fuerza casi pensamos que estamos ante una muy digna película de fantasmas, pero el final lo destroza todo. No contaré ese desastroso y exagerado final que nos encontramos, tan solo trato de avisar a futuros posibles espectadores de que no se entusiasmen demasiado, pues el final deja muy mal sabor de boca.
Absolutamente prescindible, pero puestos a ver cualquier otra tontería esta película consigue entretener un rato con una cierta calidad, preferible a la última chorrada de American Pie.