Crítica cinematográfica: La mujer de negro

El actor que interpreta a Harry Potter trata desesperadamente y sin ningún resultado de desencasillarse del papel del joven mago, por consiguiente seguiremos llamándole Harry Potter. Ni el propio Harry Potter se cree que él pueda interpretar el papel de un viudo con un hijo, todos lo tratan de señor, como si no bajase de los treinta, pero no aparenta ni siquiera veinte. Pero por supuesto los fallos no se quedan ahí, la interpretación de Harry Potter no puede ser más nefasta, tan solo tiene una expresión, seria, para interpretar el abanico de emociones que debería mostrar.
Harry Potter perdió a su mujer cuando dio a luz a su hijo, desde entonces se ha convertido en un amargado incapaz de levantar cabeza. La historia comienza cuando Harry Potter se va a un pequeño pueblo inglés para vender una casa. La casa está maldita y un fantasma mora en su interior al acecho de venganza.
Ni que decir tiene que el mayor problema que tiene es la elección del personaje protagonista, Harry Potter no encaja de ninguna manera en esta producción, pero por otra parte tiene algunos aciertos. Hay que admitir que algunos momentos son pasables, y el sobresalto no te lo quita nadie, pero eso no salva a la película. Los sustitos son la pieza clave en este film, y el terror psicológico está bien llevado en algunos momentos, pero por lo general no consigue mucho efecto.
La historia bastante clásica de fantasmas avanza renqueando, encontramos muchos momentos que resultan más ridículos que acertados, y llegados a un punto el interés del espectador se vuelve casi nulo. La dirección no consigue estar a la altura, aunque el guión tampoco permite grandes alardes, nada termina de encajar correctamente en esta típica historia de terror.