Crítica cinematográfica: Redada asesina (The Raid)

Desde Corea del Sur nos ha llegado gran cantidad de una inmensa calidad en estos últimos años, como es el caso de Memories of Murder o de Oldboy. Pese a que la mayoría de estas obras ni siquiera pasan por la cartelera española, el público consigue verlas, y en muchas ocasiones tanto crítica como público coinciden en elogiar algunas de estas cintas. Recientemente encontramos un caso en el que se cumplen varios de estos puntos que hemos hablado. Una película coreana que ha recibido buenas críticas en algunos festivales como Sitges, que tarda un año en llegar a España, que sale directamente para el mercado del DVD sin que nadie pueda verla en pantalla grande, en una edición descuidada con un horrible título en español y un mal doblaje, que no levanta el más mínimo ruido en su llegada... Todo esto podría resultar familiar en otras muchísimas películas coreanas cuando hacen su aparición por primera vez en nuestro país, pero la gran diferencia que encontramos entre Redada asesina (The Raid) y otras como las anteriormente citadas, es que la película que nos ocupa no es una gran película.
En Jakarta hay un gran bloque de pisos que está poblado por todos los mayores criminales, asesinos y contrabandistas de droga de toda Indonesia, y por lo tanto también es la zona más peligrosa de dicho país. Resulta prácticamente imposible entrar en él y salir con vida. Un grupo de SWAT entra dispuesto a acabar con todas las perversiones que allí se cometen, la subida por el edificio será fácil, pero cuando los jefazos se enteren que el enemigo está entrando en su territorio todo se complicará hasta límites insospechados, y la salida del edificio se convierte en una meta imposible de alcanzar.
En la excelente película de Jee-woon Kim A Bittersweet Life las explosiones de acción son brutales pero excelentemente coreografiadas,  además de estar sustentadas por un gran guión y por una historia trágica y dolorosa. En The Raid no existe el guión por ningún lado, la primera mitad de la película son tan solo tiros y sangre y muerte. La segunda mitad tan solo artes marciales y sangre y muerte. Intentan dotar de mayor profundidad al personaje protagonista con el tema de su mujer embarazada, pero es un intento burdo y tosco que el espectador olvida con rapidez. Los personajes son aburridísimos, todos están cortados exactamente con el mismo patrón, no hay ninguno que sea ni mínimamente carismático y los malos no resultan terroríficos. La película llega a ser repetitiva e incluso aburrida, ya que llega un punto en el que todo son patadas y puñetazos y saltos y chorradas.
Si se lo hubieran tomado como una película de artes marciales y poco más la cosa no tendría que ser tan desastrosa, pero The Raid no es de artes marciales. Además la dirección por parte de Gareth Evans resulta pedante y poco adecuada. Los planos cenitales que utiliza constantemente o los silencios y parones dramáticos tratan de conferirle a la película una profundidad y una tensión a la historia que no aflora por ningún lado. Es innegable las referencias, o más bien plagios descarados a Oldboy, con la escena del martillazo que es exactamente el mismo plano, o la del pasillo, que en The Raid se repite varias veces. Redada asesina trata de formar parte de esta supuesta corriente de cine coreano metafísico y ultraviolento, pero solo consigue la segunda parte, por lo que no tiene un fondo y la violencia se queda como un suceso desagradable y aislado.