Hace unos seis años realicé por primera vez en mi vida el Camino de Santiago, concretamente el camino del Norte, buscando quizás paisajes verdes y playas hermosas, aspectos ambos que disfruté en mes de julio del que guardo un recuerdo imborrable en el que todos los buenos tópicos del Camino más famoso se cumplieron( amigos, superación, ampollas, ronquidos, paisajes). Dada mi situación económica actual- como la de otros tantos jóvenes- para este verano de 2013 he optado por conocer País Vasco y llegar en plan mochilero hasta Galicia, incluyendo tramos del popular camino y finalmente peregrinando sin demora ya desde la zona gallega hasta Santiago. Es curioso cómo el mismo hecho y la misma zona pueden cambiar tanto en pocos años. En esta ocasión el mes ha sido Agosto, mes vacacional en España por excelencia, e imagino que la mezcla de esto y que el Camino de Santiago sigue siendo una opción económica ha abarrotado todo, disminuyendo considerablemente el disfrute. En mi opinión hay que revisar un poco la esencia del camino, sus valores, su razón de ser…porque me he encontrado cada cosa digna de película. No obstante sigue siendo una experiencia recomendable y que asegura muy buenos momentos, aunque quizás sea mejor elegir otras estaciones del año o llevar más dinero del que pensabas.
Si vas a hacer el camino de Santiago en verano( supongo que en otras épocas todo será distinto) preparate mentalmente porque vas a aguantar un poco de todo. Predomina el lema ” el peregrino agradece, no exige”, pero este lema no debe ser confundido con no criticar nada y ser como un borrico que solo camina.
Pensaba yo que si haces etapas de Cantabria, tan lejos aún de Santiago, poca gente habría, pero me equivocaba. En San Vicente de la Barquera, por ejemplo, a las 10:30 de la mañana un albergue de 45 personas ya repleto. La gente, con tal de asegurarse un sitio en el albergue, comienzan a caminar a las 6- 6:30 de la mañana, haciendo un tramo de etapa de noche, con la consiguiente pérdida del disfrute paisajístico y del madrugón. Ni paran, es más, ves gente prácticamente corriendo y cuyo objetivo es arrivar cuanto antes mejor al albergue que pille más cerca: el objetivo no es respirar aire puro, ni hacer fotos, ni ver paisaje, ni parar 10 minutos a contemplar aves… todo consiste en llegar. Si te paras quince minutos a tomar un sandwich te adelantan decenas de personas y te sientes hasta culpable por estar sentado ” perdiendo el tiempo” en vez de caminar sin parar.
Llegas a eso de las 12 y pico o 13, y a veces resulta que hay infinitas mochilas ya puestas y todo aquel que llega ha de hacer el recuento a ver si cabe o no cabe. Si te decides a andar también por la tarde para llegar a otro albergue lo más probable es que camines diez horas y con casi toda seguridad no encuentres sitio en el albergue al que acabes llegando. Te toca o dormir en la calle o buscar un hostal normal y corriente o un albergue privado, que han proliferado bastante. Estas segundas opciones son más caras,de ahí el afán por llegar al albergue.
Cuando yo lo hice en 2007 uno llegaba a placer a los sitios, con sitio de sobra, no tenía que ir corriendo, y no hacía falta madrugar tanto para salir, aunque se sale pronto igualmente para no coger todo el calor del mediodía.
Otro tema que lleva desde hace unos años es que en todos los albergues hay que pagar. Me dijeron que empezaron por 3 euros, luego subieron a 5 y desde este año son 6. Es un dinero simbólico pero si empiezas a sumar todos los días y las consiguientes comidas va subiendo la cuenta. En el momento en que no optes a estos albergues oficiales y tengas que recurrir a los privados ya igual valen 10-15 euros. La acampada libre está prohibida en España, aunque por estos lares no dicen nada a sabiendas de que hay mucho peregrino. De todos modos no es nada práctico sumar a los kgs que uno lleva una tienda de campaña, y acarrearla caminando horas y horas cada día. El tiempo predominante por esta zona tampoco permite alegremente tirarte a dormir metido en el saco allá donde te parezca.
Respecto al tema de pagar, para cerrar este tema, he notado que muchos jóvenes a veces llegaban y ya no había sitio por lo que tenían que ir a albergues privados. Muchos jóvenes hacemos esto porque no podemos tampoco plantearnos otras opciones de viaje y esta es una gran experiencia, pero a poco que tengamos que gastar algo más nos descuadran totalmente. He visto gente que ha tenido que volver antes a casa por quedarse sin dinero, o como yo, que no he pisado un bar para probar nada típico porque ya el dinero se iba en lo imprescindible. En cambio ves a gente que sí que puede pagar hostales privados sin que les suponga una locura y ocupan sitio en los albergues municipales, que ojo, están para algo y tienen todo el derecho del mundo a ocuparlos. Pero si los que pueden pagar más van al barato obligando a ir a los privados a los que tienen menos pues es una pena.
Los albergues han mejorado mucho desde la otra vez que yo estuve, además como he hecho el mismo camino puedo comprobarlo a ciencia cierta. Hay más albergues, han mejorado las cocinas y cuartos de baño mucho muchísimo. Las camas son buenas y en general uno no debe tener queja de nada en estos aspectos, por lo que pagas está bien, yo al menos duermo lo mejor que se puede dormir en estos sitios teniendo en cuenta la cantidad de gente que duerme a tu lado y entra y sale.
Cosas muy llamativas y que para mi juicio van un poco en contra del espíritu que uno espera en esta experiencia, es mucha picaresca que se ha generado en torno a los peregrinos. Ves publicidad subliminal en cada árbol que encuentras a tu paso anunciando hamburguesas en el próximo pueblo o un supermercado. Todo un poco consumista. Me han llegado a pasar cosas surrealistas como que de un coche con la ventanilla bajada repartían en mitad del camino publicidad para los peregrinos. Al llegar a Santiago también he visto cosas que en mi otra ocasión no tuve el gusto, como una ingente cantidad de personas mayores preguntándote si tienes donde dormir esa noche. A los quince minutos de estar en el Obradoiro y sus inmediaciones ya tienes los bolsillos llenos de pensiones de Santiago, un poco agobiante y que corta el momento mágico que para un peregrino es llegar al fin al ansiado lugar de destino y contemplar la belleza de la catedral.
En cuanto a la convivencia, todo es un poco complejo dada la inmensa cantidad de gente que ha hecho el camino este año. No sé de donde han salido pero había una increible cantidad de italianos y alemanes, pero hablo de cantidades que te quedas boquiabierto. En albergues de 30 personas igual eramos cuatro españoles.
A la hora de cocinar el material es el que hay, y es ahí donde se ven faltas de consideración graves. Unos alemanes decidieron decorar la mesa en la que iban a comer con unos vasos en los que colocaron flores. Pienso yo que si hay 6 vasos para todos los del albergue igual usar dos para decorar la mesa sobra.
Estos mismos alemanes y otra que iba de forma independiente repitieron otro acto igualmente feo. Había dos ollas para cocinar y unos diez platos para comer, pues ellos en vez de cocinar en la olla, servir en los platos y limpiar la olla para que otro la usara agilizando el proceso decidieron llevarse la olla y comer directamente de ella…y al terminar pues una charla de sobremesa, que los demás no queremos usar la olla. Digo yo que si hay dos ollas y diez platos puedes usar para comer los platos y que la gente siga cocinando, no llevar la olla a la mesa y comer en ella. Ya os digo, son unas faltas de empatía o de yo que sé el qué que a veces tiene la gente y son para echarse a llorar.
Cosas como esta te encuentras por desgracia, aunque también hay gente simpática, habladora, sana y todo lo que uno de verdad espera.
En general hay que mirar un poco las cantidades de peregrinos que se están viendo porque los días previos a Santiago eso es una romería en la que no pasas ni un minuto de relax sin ver a nadie. La gente, más ansiosa aún, ya empieza a caminar a las 5 de la mañana, por lo que dos horas del camino los hacen de noche…muy divertido todo.
Luego el paisaje, los colores, el agua, el verdor, los pueblos, la gente, todo te compensa y acaba mereciendo la pena, sobre todo si vas en buena compañía como iba yo, pero quiero dejar constancia de que la esencia del camino se está perdiendo y están convirtiéndolo en un circo lleno de mercadotecnia, picaresca y exceso de gente.
Yo tengo claro que cuando vuelva a hacer el Camino lo haré en otras fechas o cuando sea rico, así podré reservar con antelación un hostal en cada lugar de destino y a sabiendas de que ya tendré sitio asegurado iré a placer, comiendo a mitad de la etapa en buenos restaurantes y llegando a las seis de la tarde si me apetece. La lucha por el albergue me disgusta y me aburre.
pd: en el albergue de Arzúa nos picaron pulgas.