Revista Tecnología
¿Qué es real? ¿Qué hace hombre al hombre? Acaso el tener un cuerpo de tejido orgánico que se deteriora con el “tempus fugit” acechándonos a la vuelta de cada esquina, o por el contrario es aquello que reside en nuestro interior lo que nos diferencia de la irracionalidad animal. Alma, conciencia o razón, podrían ser tres formas diferentes de denominar a esa singularidad que nos hace únicos.
CRÍTICA DE CHAPPIE
En un futuro que no dista mucho al presente que vivimos, el caos y la violencia se han apoderado de las calles de Johannesburgo, la única manera de controlar y sofocar esta situación es poner en las calles cuerpos de seguridad robotizados. Su creador Deon Wilson (Dev Patel) ha conseguido desarrollar un sistema que mantenga el orden preservando la seguridad tanto de civiles como de la policía. Aunque la maquina imaginativa de Deon tiene su punto de mira en otro foco, crear una máquina que pueda aprender, sentir, tener conciencia, valorar moralmente las situaciones ante las que se enfrenta, poder discernir y sentirse real.
Chappie es el recurso cinematográfico que utiliza en esta ocasión Neill Blomkamp para profundizar en temas más complejos de lo que cabe pensar, adornados de una manera maravillosa con grandes dosis de ciencia ficción. En Distrito 9, encontrábamos como la humanidad podía volver a cometer los errores del pasado, tocando también temas como la empatía hacia el que es diferente, abordando de una manera sobrecogedora un recurso literario como es “el camino del héroe”, donde el protagonista no es el mismo cuando termina el camino que ha tomado al comienzo del trayecto. En Elysium pudimos encontrar a un Blompkan quizás algo sobrepasado por el éxito de su primer largometraje, pese a que estructuralmente y narrativamente conseguía una buena película, se distanciaba con las emociones que podían hacer sobrecoger al espectador.
En éste, su tercer proyecto, volvemos a ver al director sudafricano que nos cautivó en Distrito 9, dando forma a una maravillosa historia, haciéndonos partícipes de ella, sintiendo y razonando las consecuencias que implican las decisiones que toman los personajes que hay en pantalla. Una vez más Blomkamp nos agarra y nos arranca del respaldo de la butaca para situarnos en la acción que nos quiere mostrar, consigue aquello que muchos directores buscan de sus trabajos, que los espectadores sigan hablando de la película incluso cuando han pasado semanas de haberla visto. Pese a esto Chappie no es una gran película, o al menos en mi fuero interno sé que la obra maestra de Neill Blomkamp está por llegar, porque aunque se rencuentra con las sensaciones de las que os he hablado antes, no cierra el círculo de una manera convincente, quizás sí sorprendente en muchos aspectos, pero son los flecos que quedan sueltos aquellos que le restan valor a la cinta, por no decir que el desarrollo del personaje de Hugh Jackman está tan cogido con hilos, que acaba dando como resultado uno de los personajes más descafeinados del actor australiano.
Aquel amante del cine de ciencia ficción o de las novelas de Isaac Asimov debería de guardar un día de su agenda, reservarlo a Chappie, tomarse un café con él y porque no, echarse una partida de ajedrez. Aquellos a los que os cautivo Distrito 9 encontraréis en Chappie la vuelta a la senda por la que siempre querremos ver a este peculiar director sudafricano.