La paja chunga del director de Transporter 3
Nota: 4,5
Lo Mejor: La felación de Zoe Saldana... a una piruleta.
Lo Peor: Las escenas de acción con peleas siguiendo la táctica 'Steven Seagal'.
Últimamente
está muy de moda en Hollywood producir películas en las que las chicas
reparten más hostias que el Papa. Algunas con muy buen resultado y éxito
entre crítica y público, como Kick Ass, Machete o Hanna, y otras mucho más decepcionantes, como es el caso de la última entrega de Resident Evil o de Sucker Punch,
con un argumento vacío y absurdo que se basa en el paseo de unas
cuantas chatungas buenorras que buscan camorra y a las que se les ven
las bragas. Desgraciadamente, Colombiana pertenece a este segundo tipo y, aunque vemos un intento del director francés Olivier Megaton por imitar ese toque de acción de consagrados cineastas como Robert Rodríguez, se
queda en un 'quiero y no puedo' que nos enseña que dos tetas no siempre
tiran más que dos carretas y cuyo torniquete truncado residía en su
coguionista y productor, Luc Besson (El Quinto Elemento).
El
argumento es simple. Una niña presencia la matanza de sus padres a
manos de una banda mafiosa colombiana. La cría logra escapar y se
refugia con su tío (Cliff Curtis), decidiendo que quiere
convertirse en una asesina para vengar la muerte de sus progenitores.
Pasan los años y vemos ya a una muchacha crecidita que se ha
transformado en lo que deseaba, una máquina de matar. La trama central
se va desviando entonces de la vendetta inicial y se convierte en un
alarde de asesinatos, shorts, escotes y chupaditas de piruletas que no
hacen más que rellenar minutos y subir la temperatura del espectador, lo
que unos agradecerán babeando y otros, como una servidora, acabaremos
hasta los huevos.
Colombiana es sólo un calientabraguetas que utiliza a Zoe Saldana como
la atracción principal de un tinglado que no se sostiene por ningún
otro pilar más que no sean las curvas de la chica. Y eso que el inicio
no pinta mal, pero el clímax va decayendo conforme avanza el metraje.
Las escenas de acción son una especie de planos confusos entrecortados
con un efecto flash que no permite visualizar con claridad ni una sola
coreogrfía, lo cual denota la falta de experiencia de la protagonista y
que no ha hecho demasiado bien sus deberes, con lo que hay que recurrir a
la técnica Steven Seagal, mover rápidamente la cámara para mostrar lo menos posible en el cuerpo a cuerpo (ejemplo aquí).
Grato es, al menos, encontrarnos nuevamente con Jordi Mollá en uno de los roles que mejor le sienta desde que en Blow encarnara
a otro elementillo de la ilegalidad. Esta vez interpreta el papel de
mafiosete sudamericano. Lástima que su intervención se reduzca sólo a
unos minutos. Cliff Curtis tampoco hace nada mal el papel de
matoncete que trata de enseñar a su sobrina el arte del crimen y, entre
medias, un poquito de ética y filosofía, que asesina sí, pero muy recta
moralmente.
En definitiva, Colombiana no es más que el sueño húmedo de un director que, a pesar de haber logrado que la tercera entrega de Transporter no
haya resultado un truñaco de los gordos y sea una digna secuela, no
termina de consagrarse y madurar, produciendo cintas a medio pelo entre
el entretenimiento puro y, en este caso, la idiotez. Una lástima que Olivier Megaton no pula aún ese estilo 'robertrodriguero' que parece medio asomar en sus cintas. Habrá que esperar a ver Into The Americas, con Ray Liotta, para extraer un veredicto más claro de lo que le corre a Megaton por las venas. Por lo menos, esta vez, no creo que Liotta vaya a convertirse en otro de sus juguetes pajilleros, si no, seria muy raro ver a Ray en shorts...