Revista Cine
Ni tán estúpida, ni tan loca
Nota: 7
Lo mejor: ver por fin a Steve Carell cómodo con un protagonista en cine. Por no hablar del momento Dirty Dancing.
Lo peor: que al final se ablanda un poco. Pero poco.
La maquinaria de Hollywood ha decidido que Crazy, Stupid, Love nos tenía que llegar con forma de comedia romántica tradicional, por eso de contar con el protagonista de la mojabragas El Diario de Noa entre su reparto y con la palabra "amor" en el título. Pero lo que nos encontramos realmente es algo más pensado que el film de turno destinado a llenar de estrógeno la sala de cine. Crazy, Stupid, Love es romántica, si, pero mantiene las dosis de pasteleo en niveles tolerables y se decanta claramente por la comedia generacional como no podíamos esperar menos de la segunda cinta de los guionistas John Requa y Glenn Ficarra (Bad Santa) tras sorprendernos con la polémica Philiph Morris ¡Te Quiero!.
Solo que hay que echar un vistazo a su reparto para darnos cuenta de que el proyecto tiene más pretensiones que la última chorrada de Katherine Heigl o Rachel McAdams. Tanto Steve Carrell como Julianne Moore y por supuesto Ryan Gosling tienen en estos momentos su carrera enfocada hacia un tipo de cine más serio, y de no ser por el potencial taquillero que tiene toda comedia que funciona de verdad, Crazy, Stupid, Love podría habernos llegado tranquilamente enfocada a la temporada de premios como, por ejemplo, lo hizo el año pasado Los Chicos Están Bien o Entre Copas en 2004.
Con hacer un ejercicio de esquizofrenia con su sinopsis nos basta para descubrir las verdaderas intenciones de la historia. Crazy, Stupid, Love puede ser una revisión más inteligente de Hitch, si, pero también es la historia de redescubrimiento de un cuarentón que no encuentra sentido a su vida. Es decir, la misma sinopsis que gran parte de las comedias mal llamadas independientes de la última década. Lo que pasa es que en esta ocasión, en vez de iniciar un viaje espiritual que le llevará a coger más seguridad en sí mismo, lo que hace es cambiar casi al principio de la cinta elaborando los momentos cómicos en torno al contraste entre su antiguo y su nuevo "yo".
La primera reacción de Cal tras descubrir la infidelidad de su mujer por boca de ella es tirarse del coche en marcha. Una metáfora nada sutil de la personalidad de un hombre al que los años han vuelto gris y casi inerte. Todo eso cambia cuando comienza a frecuentar un bar con la excusa de rehacer su vida. Pero un look coherente con su forma de ser y los constantes lamentos por su divorcio no le convierten precisamente en el compañero idóneo de copas. Todo eso cambia cuando hace acto de presencia un tipo que deja al mismísimo Barney Stinson al nivel de un padawan, Jacob, y que debió caer de pequeño en una marmita llena de viagra porque vive única y exclusivamente dedicado a la caza femenina.
A partir de ahí encontramos varios de los puntos más divertidos en el cursillo acelerado con el que Jacob pretende convertir a Cal en todo un imán para las mujeres, y si la cinta se hubiera quedado aquí podríamos hablar de un retrato bastante misógino de las relaciones nocturnas, pero es que el film también se centra en el flanco femenino con la esposa de nuestro protagonista (Moore) y su relación con el detonante del divorcio, David (Kevin Bacon). Así como en una jovencita que no tarda en captar la atención de Jacob, Hannah (una refrescante Emma Stone), y que fácilmente podría haber lastrado la función de estar, como decimos, ante una comedia romántica tradicional.
Lo que han pretendido Requa y Ficarra con Crazy, Stupid, Love es elaborar un retrato algo caricaturizado de los diferentes tipos de relaciones y entendimientos a los que pueden llegar un hombre y una mujer en pleno siglo XXI sin que las meras relaciones sexuales creen traumas a los protagonistas (como en Con Derecho a Roce, por ejemplo). Todo ello, sin perder ese aura de comedia algo más negra de lo normal marca de los realizadores y añadiendo además una apariencia formal parecida a la de las comedias high class de Nora Ephron. Vamos, un coctel inmejorable para dejar satisfechos a los asiduos al género y también para sorprender a todo aquel que se acerque a Crazy, Stupid, Love con la esperanza de encontrar una comedia por encima de la media.
Nota: 7
Lo mejor: ver por fin a Steve Carell cómodo con un protagonista en cine. Por no hablar del momento Dirty Dancing.
Lo peor: que al final se ablanda un poco. Pero poco.
La maquinaria de Hollywood ha decidido que Crazy, Stupid, Love nos tenía que llegar con forma de comedia romántica tradicional, por eso de contar con el protagonista de la mojabragas El Diario de Noa entre su reparto y con la palabra "amor" en el título. Pero lo que nos encontramos realmente es algo más pensado que el film de turno destinado a llenar de estrógeno la sala de cine. Crazy, Stupid, Love es romántica, si, pero mantiene las dosis de pasteleo en niveles tolerables y se decanta claramente por la comedia generacional como no podíamos esperar menos de la segunda cinta de los guionistas John Requa y Glenn Ficarra (Bad Santa) tras sorprendernos con la polémica Philiph Morris ¡Te Quiero!.
Solo que hay que echar un vistazo a su reparto para darnos cuenta de que el proyecto tiene más pretensiones que la última chorrada de Katherine Heigl o Rachel McAdams. Tanto Steve Carrell como Julianne Moore y por supuesto Ryan Gosling tienen en estos momentos su carrera enfocada hacia un tipo de cine más serio, y de no ser por el potencial taquillero que tiene toda comedia que funciona de verdad, Crazy, Stupid, Love podría habernos llegado tranquilamente enfocada a la temporada de premios como, por ejemplo, lo hizo el año pasado Los Chicos Están Bien o Entre Copas en 2004.
Con hacer un ejercicio de esquizofrenia con su sinopsis nos basta para descubrir las verdaderas intenciones de la historia. Crazy, Stupid, Love puede ser una revisión más inteligente de Hitch, si, pero también es la historia de redescubrimiento de un cuarentón que no encuentra sentido a su vida. Es decir, la misma sinopsis que gran parte de las comedias mal llamadas independientes de la última década. Lo que pasa es que en esta ocasión, en vez de iniciar un viaje espiritual que le llevará a coger más seguridad en sí mismo, lo que hace es cambiar casi al principio de la cinta elaborando los momentos cómicos en torno al contraste entre su antiguo y su nuevo "yo".
La primera reacción de Cal tras descubrir la infidelidad de su mujer por boca de ella es tirarse del coche en marcha. Una metáfora nada sutil de la personalidad de un hombre al que los años han vuelto gris y casi inerte. Todo eso cambia cuando comienza a frecuentar un bar con la excusa de rehacer su vida. Pero un look coherente con su forma de ser y los constantes lamentos por su divorcio no le convierten precisamente en el compañero idóneo de copas. Todo eso cambia cuando hace acto de presencia un tipo que deja al mismísimo Barney Stinson al nivel de un padawan, Jacob, y que debió caer de pequeño en una marmita llena de viagra porque vive única y exclusivamente dedicado a la caza femenina.
A partir de ahí encontramos varios de los puntos más divertidos en el cursillo acelerado con el que Jacob pretende convertir a Cal en todo un imán para las mujeres, y si la cinta se hubiera quedado aquí podríamos hablar de un retrato bastante misógino de las relaciones nocturnas, pero es que el film también se centra en el flanco femenino con la esposa de nuestro protagonista (Moore) y su relación con el detonante del divorcio, David (Kevin Bacon). Así como en una jovencita que no tarda en captar la atención de Jacob, Hannah (una refrescante Emma Stone), y que fácilmente podría haber lastrado la función de estar, como decimos, ante una comedia romántica tradicional.
Lo que han pretendido Requa y Ficarra con Crazy, Stupid, Love es elaborar un retrato algo caricaturizado de los diferentes tipos de relaciones y entendimientos a los que pueden llegar un hombre y una mujer en pleno siglo XXI sin que las meras relaciones sexuales creen traumas a los protagonistas (como en Con Derecho a Roce, por ejemplo). Todo ello, sin perder ese aura de comedia algo más negra de lo normal marca de los realizadores y añadiendo además una apariencia formal parecida a la de las comedias high class de Nora Ephron. Vamos, un coctel inmejorable para dejar satisfechos a los asiduos al género y también para sorprender a todo aquel que se acerque a Crazy, Stupid, Love con la esperanza de encontrar una comedia por encima de la media.