Revista Cine

Crítica de cine: 'De Óxido y Hueso'

Publicado el 27 diciembre 2012 por Lapalomitamecanica
¿Qué pasa Robocop?
Crítica de cine: 'De Óxido y Hueso'
Nota: 6'5
Lo mejor: Marion Cotillard estrellándole un vaso en la cara a un baboso en una discoteca
Lo peor: Cuando un drama funciona por acumulación, pierde un poco el sentido.
Comienza a sonar el remix de Trentemoller de State Trooper (Bruce Springsteen) mientras vemos a Stephanie (Marion Cotillard) entendiéndose con un grupo de hombres. Los demás, la observan con una mezcla de curiosidad y respeto mientras ella se desenvuelve. Pues no sólo resulta inusual la presencia de mujeres en eventos de esa naturaleza – boxeo clandestino – sino que además Stephanie cuenta con otra particularidad: camina con la ayuda de un bastón para adaptarse mejor a las nuevas prótesis de metal que le han implantado de rodilla para abajo. “¿Qué pasa Robocop?” le saluda cariñosamente Ali (Matthias Schoenaerts) desde dentro del coche cuando ella abre la puerta con un fajo de billetes para contar. Ya tienen la confianza suficiente como para que él le pueda decir eso a ella – las prótesis se las acaban de implantar después que una orca le arrancase las piernas – y tomárselo a broma. 
Crítica de cine: 'De Óxido y Hueso'
El elemento de violencia recurrente en la filmografía de Audiard hace acto de presencia en De óxido y Hueso como motivo indispensable para que los dos protagonistas se conozcan. Ella se ha visto involucrada en una pelea en una discoteca y él, que trabaja ahí como portero, la lleva a casa en su coche. Sin embargo, falta poco para que a la bella se le tuerza del todo la existencia. En la siguiente ocasión que tienen contacto, ella ya está postrada en una silla de ruedas que apenas maneja. Es a partir de ahí cuando se va desarrollando una relación atípica, que comienza como un apoyo para ambos para desembocar en un vínculo más fuerte de lo que ellos sospechaban.
Una de las bazas de De óxido y hueso es la química que desprende la pareja protagonista para llevar de la mano al espectador en un increíble tour de force interpretativo. Audiard da en el clavo aunando en su sexto filme a dos monstruos de la actuación como son Cotillard (Inception, 2010) y Schoenaerts (Bullhead, 2011). Ella, como una domadora de orcas obligada a encarar una tragedia indescriptible y él, en la piel de un ex boxeador de vida desordenada. De la misma manera en que Antonin Artaud concebía el cuerpo como un campo de batalla, el filme se codifica a través de la pulsión de dos cuerpos (representados por Stephanie y Ali, o lo que es lo mismo, el óxido y el hueso), dos receptáculos de dolor sometidos a la violencia de un destino que se burla y juega con ellos como marionetas. El de él, de una brutalidad automatizada, el de ella, ya resucitado a través de una relación en la que la ausencia de romanticismo juega un papel fundamental en una narración despojada de amaneramientos. 
Crítica de cine: 'De Óxido y Hueso'
Como ya hizo con De latir mi corazón se ha parado y en Un profeta, Jacques Audiard vuelve a partir de un terreno común con De óxido y hueso para presentar una historia de supervivientes, de personajes forzados a aprender a desenvolverse en medios hostiles. A pesar de su duración, el filme del director francés consigue entretener y mantener al espectador con interés. Pues lo que en manos de otro podía haberse convertido en un dramón lacrimógeno, Audiard lo filma con estilo y la suficiente distancia como para que sus personajes respiren. Pues la clave de un cineasta como Audiard reside en su capacidad y talento para narrar, dotando a sus historias de una cercanía y una naturalidad indispensables. Sin embargo, y a pesar de la consecución de unas cuantas escenas fuertes, el guión elaborado entre Audiard y Thomas Bidegain flaquea en el último round cayendo en una dinámica melodramática poco deseada. 

Volver a la Portada de Logo Paperblog