Todo lo que no fue Edgar Allan Poe
Nota: 3
Lo Mejor: la ausencia de cualquier tipo de sutileza en las escenas con más sangre.
Lo Peor: la inexistente esencia del poeta, que deja paso a un retrato burdo del personaje.
"Sólo
aquello que eres has de ser y aquello que no eres, no. Así, en el
mundo, tu modo sutil, tu gracia, tu bellísimo ser, serán objeto de
elogio sin fin". Parece que James McTeigue, el director de este despropósito que bien conducido hubiera podido acabar en otro carismático Sherlock Holmes como el de Guy Ritchie,
se ha saltado esa oda en la inquietante obra del inmortal escritor
Edgar Allan Poe, un icono al que podría habérsele dotado de un encanto,
un sarcasmo y un lenguaje especiales, algo así como lo que ya
vislumbramos en ese símbolo de la libertad creado por el mismo cineasta
de nombre V de Vendetta, rasgos que hubieran otorgado un retrato mucho más honroso que la simpleza a la que se ha ceñido en este caso McTeigue,
que no compensa la deficiente personalidad del protagonista con la
historia, construída en base a un juego de gato y ratón cuya cacería
resulta de lo más previsible y tramposa en su resolución. Así como no es
suficiente tampoco el esfuerzo de un John Cusack que, aunque
enérgico en su actuación, está limitado por un guión que no va más allá
del reflejo de un poeta fracasado, alcohólico, con cierta tensión bipolar
en su personalidad y ramalazos que cabalgan entre opuestos, saltando de
la faceta más amarga a la más empalagosa en los momentos compartidos
con su amada, un binomio que no cuaja y se antoja chirriante.
Cuanto menos, en El Enigma del Cuervo
nos esperábamos a un Poe mucho más perspicaz, inteligente y mordaz,
dado que es considerado el inventor del género detectivesco en la
literatura clásica, por no hablar de que se trata de una referencia
ineludible a la hora de mencionar a los precursores del terror naciente
de las propias entrañas del ser humano y el misterio plasmados en el
arte de la escritura. Además, es de sobra conocida su faceta de crítico
severo, sarcástico y cañero donde los haya. Cualidades y conceptos que brillan por su ausencia en la película.
Lo que sí podemos obviar es la escasa fidelidad
histórica, pues el metraje así lo plantea desde su propia trama
inventando unos últimos días de Poe en los que es reclamado por la
policía, encabezada por Luke Evans (Immortals, Furia de Titanes)
para investigar una serie de crímenes cuyo modus operandi se basa en
los relatos del autor. La premisa no pintaba mal si el asunto se hubiera
transformado en un capítulo largo de The Wire
(casualmente la acción se desarrolla en Baltimore), pero en lugar de
eso, lo que tenemos es a un protagonista que es toreado por un villano y
que se deja llevar por los acontecimientos, una postura estática de la
que es culpable en su mayor parte el innecesario y exasperante romance
entre el escritor y Annabel Lee (Alice Eve), desaprobado por el padre de la chica (Brendan Gleeson).
La
única pieza de agradecer en una composición tan nimia es la escasa
sutileza a la hora de escenificar los asesinatos del criminal, que
encabezan una estética atractiva que sabe a poco gracias,
desgraciadamente, a la monarquía de unos espacios fílmicos centrados en
el diálogo pedante entre Poe y Annabel. Una naranja exprimida a medias
al igual que la aportada por John Cusack, que con un guión mucho
más coherente y fino en su hilo, se hubiera impuesto como un
protagonista memorable, sobretodo en su pose más antipática. Lástima
que la gracia y el humor negro del personaje brillan por su
ausencia, al igual que el ingenio a la hora de configurar una intriga
sostenida y sorpresiva en torno al descubrimiento del villano, que se
soluciona de manera artimañosa con el juego sucio de no mostrar al
sospechoso hasta los minutos antes de su revelacion.
Sería una pena que en la trayectoria profesional de James McTeigue sólo quedara para el recuerdo V de Vendetta, que se presta garcias a ésta -su última película- y a Ninja Assassin,
a un cuestionamiento de su talento como realizador, relacionando el único éxito de su carrera más a los hermanos Wachowski (productores) que a sus propios méritos. El Enigma del Cuervo deja abierta además la posibilidad de una secuela protagonizada por el agente al que da vida Luke Evans colaborando con el autor de 20.000 Leguas de Viaje Submarino, Julio Verne. Si yo
fuera este último escritor, estaría preocupada en mi tumba, porque Allan
Poe ya se está revolviendo en la suya.