Superheroes de la antigua grecia.
Nota: 5
Lo mejor: Ralph Fiennes. Un dios de piel sensible.
Lo peor: Los gráficos...digo...los efectos especiales.
Durante la proyección de Furia de titanes me vinieron a la cabeza demasiadas imágenes de Troya, aquel fallido proyecto que se curró Wolfgan Petersen con Brad Pitt en el que decentes escenas de acción se alternaban con diálogos ridículos entre actores conocidos disfrazados. En este caso sucede algo parecido, sólo que Louis Leterrier apenas deja caer el ritmo de la película para que no te des cuenta de que los efectos especiales ni siquiera están a la altura.
La historia de la venganza del semidios Perseo contra los dioses que mataron a su familia y amenazan con destruir la ciudad de Argos no va más allá del puro entretenimiento. En el momento en el que intentes buscar algo de profundidad más allá de la fotografía de postal y los diálogos de trailer te vas a encontrar con un absoluto vacio. La nueva Furia de titanes no alcanza ni de lejos el aura de clásico que envuelve al original y eso es por muchos y diferentes problemas, todos resultado de intentar conseguir un taquillazo por encima de una cinta de calidad.
(Guillermo del Toro ya está hablando con sus abogados)
Una intención que se ve clara desde la elección del protagonista, el muy de moda Sam Worthington, que más allá de lucir un bronceado nuclear y pegar saltitos no deja de parecer una especie de striper con un serio problema de ronquera. Podriamos decir que calca la robótica interpretación de Terminator Salvation y hace que olvidemos la correcta -y eclipsada- labor que hizo en Avatar.
La fidelidad al original se limita a momentos puntuales y simplifica bastante la historia conocida por todos, todo ello rediseñando la historia para vendernos a Perseo como un superheroe clásico que se queda a medio camino entre el Hércules de la serie televisiva y el Leonidas de la bastante superior 300. Incluso se atreven con un epílogo reflexivo en la mejor linea de las cintas de enmascarados que anuncia futuras entregas de las aventuras del hijo de Zeus.
(Perseo con el personaje sacado de Mass Effect)
Además han sido rácanos con el presupuesto. 70 millones de dólares se antojan escasos a estas alturas, y es que aunque os parezca una cantidad respetable, es lo que viene a costar una comedia romántica de Julia Roberts o Meryl Streep. También es bastante más de lo que costó la estupenda Distrito 9, pero es que en Furia de titanes apuestan por una espectacularidad que sólo se logra por momentos. Escenas como la recreación en la lejania de Argos (no hay movimiento en la ciudad) o alguna criatura como los escorpiones e incluso el Kraken cantan bastante.
Menos mal que por ahi se pasea un plantel de secundarios de esos capaces de levantar cualquier despropósito. Sorprendentemente el que menos se luce es Liam Neeson como un Zeus apenas visible debido a una armadura más brillante que la calva de Bruce Willis. Pete Postlethwaite como el padre humano de Perseo y Mad Mikkelsen como Draco dan algo de dignidad a los diálogos pero el verdadero rey de la función es Ralph Fiennes.
(Se parce más a Little Nicky de lo que te imaginas)
El Hades del protagonista de El jardinero fiel es el único personaje interesante que consigue que todos los momentos que aparece en pantalla la cinta suba enteros. El actor inglés recrea a un dios caido y consumido por el inframundo aupado por el mejor diseño de efectos especiales de toda la película. Sin llegar a las cotas de ridiculez de la reciente Percy Jackson pero rozando la simpleza y cutrerio de una barraca de feria, el primer blockbuster que nos llega a nuestro país (que tendria que haber sido Alicia) decepiona claramente pero cumple la básica promesa de entretener. Además, sirve para comprobar como el 3D aplicado en la postproducción está menos conseguido que la ya de por si poco convicente técnica original.