Revista Cine

Crítica de cine: Restless

Publicado el 10 diciembre 2011 por Lapalomitamecanica
Gus Van Sant ¿qué te ha pasado?
Crítica de cine: Restless
Nota: 4 
Lo mejor: la banda sonora y el banquete final; cuando yo me muera quiero uno igual.Lo peor: todo lo demás; Gus quiere que lloremos.
Aguanta Annie” le apremia Enoch, su novio, inclinado sobre ella tras descubrirla inmóvil tendida en el suelo de su casa. Moviendo casi imperceptiblemente la cabeza, murmura ella con un hilo de voz: “Estoy bien, todo irá bien. Háblame de los pájaros, Enoch, ¿por qué cantan por la mañana?”. “Cantan porque se alegran de vivir un nuevo día” responde él obediente, “No te dejaré marchar Annie”. “Puedes hacerlo Enoch, deja que me vaya”. “No puedo… te quiero muchísimo” “Nunca había sido tan feliz”. Ella parece perder ahora las pocas fuerzas que le quedaban. “No, espera Annie, iré contigo” mientras saca una navaja del bolsillo. ¿Qué haces? Pregunta ella ya en un tono de voz normal incorporándose ágilmente. “Eso no está en el guión” comienza a recriminarle, “Eclipsa totalmente mi muerte, no puedes apuñalarte”. Enfadado, Enoch replica que la escena no le gusta porque le parece cursi y ñoña. Y yo pienso que una discusión parecida debió haber tenido Gus Van Sant con Jason Lew, el guionista al que ha recurrido para dirigir esta película. El problema es, que tras ver la cinta entera, llegas a la conclusión de que dicha discusión nunca tuvo lugar pues lo que acabo de describir es una de los momentos más originales de todo el filme. Lo que prometía ser la escena dramática culminante se revela como una farsa pactada por los personajes para ensayar o prepararse para el momento en que Annie muera. Y sin embargo, el tono general del mismo es efectivamente ñoño y cursi, como bien apunta Enoch.  
Crítica de cine: Restless
Restless es la última película de Gus Van Sant (Elephant, 2003, Paranoid Park, 2007). Se trata de una fábula ligera en la que nos presenta a dos personajes adolescentes que se conocen y se enamoran en circunstancias trágicas. Por una parte tenemos a Enoch (Henry Hopper) traumatizado por la muerte de sus padres, a quien le gusta acudir a funerales ajenos y hablar con un amigo imaginario, nada más y nada menos que un piloto kamikaze japonés de la II Guerra Mundial. Por otra parte, y algo menos excéntrica tenemos a Annie (Mia Wasikowska) que es una enferma terminal de cáncer a quien le encanta la ornitología (los pájaros). A pesar del destino ineludible de la chica, ninguno de los dos puede evitar sentirse fuertemente atraído por el otro y aprovechar sus últimos momentos juntos. 
Tanto Annie y Enoch como el resto de personajes deben aprender a superar lo trágico de la situación. Siendo la aceptación de la muerte uno de los temas principales a los que intenta acercarse – sin mucho éxito - el director, hay que señalar que lo hace de una manera algo torpe. Las referencias a la muerte son constantes pero igualmente evidencian un tratamiento totalmente plano, revelándose como meros artificios ideados para seguir dando vueltas en la misma dirección (el piloto kamikaze, los pájaros que creen estar muertos, la fiesta de Halloween, etc); no aportan absolutamente nada a la profundidad del filme. Tampoco ayuda demasiado la estética teenager con la que parece querer emularse un universo naif, poético, todo ello acoplado en un pastiche vacío de fondo. La mediocridad del filme encuentra otra de sus causas en un enfoque poco realista: si bien es cierto que Mia Wasikowska (Los chicos están bien, Alicia en el país de las maravillas), con una actuación más que aceptable, consigue dar vida a una chica delicada y valiente, tampoco es consecuente que no veamos derrumbarse a su personaje, Annie, en ningún momento cuando comprende que le quedan tres meses de vida.  
Crítica de cine: Restless
Por lo demás, el resto de las actuaciones son aceptables, nadie brilla especialmente. Ni siquiera sobresale el compañero de Mia, Enoch, encarnado por Henry Hopper (Kiss and Tell, 1996), que es un primerizo en esto de la industria cinematográfica. Lo que si destaca la banda sonora, a cargo de Danny Elfman, habitual colaborador en la filmografía de Tim Burton. Enoch y Annie, personificando el amor y la muerte respectivamente, Eros y Tánatos incrustados torpemente en un melodrama insustancial cuyas escenas hemos visto tantas veces repetidas a través de otras películas que sabemos exactamente lo que va a ocurrir desde el primer minuto hasta el último. Gus Van Sant parece querer contrarrestar lo típico y gastado de la historia con la excentricidad de los personajes y la magnitud de los sentimientos y dolencias que se proclaman a la ligera. 
Restless fue estrenada y proyectada este año en el Festival de Cannes, por donde pasó sin pena ni gloria. Y no es para menos. ¿Dónde encaja un filme así en la carrera de Van Sant? ¿Qué ha sido del Gus Van Sant que escribió y rodó filmes como Mala noche, Mi Idaho privado o Drugstore Cowboy? Desde sus inicios se desmarcó de la senda común hollywoodiense con un estilo muy concreto, rodando historias crudas y realistas. Claro está que ha tenido sus altibajos - ¿quién puede presumir de tener una filmografía perfecta? – pero si hay algo indiscutible es que tiene talento. Restless demuestra ser por lo tanto, un drama romántico edulcorado, convencional y tramposo que busca la lágrima fácil del espectador y que aburrirá y dejará indiferentes a la mayoría. Bonita forma, pero fondo vacío. Apela desvergonzadamente a la sensibilidad del espectador arañando la superficie de las cuestiones que trata desde un punto de vista frívolo. La duda que me surge es si desde un principio Van Sant pretendía llegar a este resultado final o ha depositado demasiada confianza en segundos.

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