Crítica de cine: The Devil Inside

El exorcismo que se quedó a mitad de rodaje

Nota: 3
Lo Mejor: Posesiones de manual en un contexto más urbano y moderno que deja atrás la casa rústica de algún pueblecito de Tennesse, aunque los pijamas horribles no se abandonan.
Lo Peor: El "no-final".
A estas alturas no se puede decir gran cosa de las últimas obras realizadas sobre el subgénero de las posesiones demoníacas. Ni aquella protagonizada por Anthony Hopkins, El Rito, ni la horro-peli La Posesión de Emma Evans, ni la festivalera pero al menos entretenida El Último Exorcismo, ni mucho menos este truñaco que protagoniza esta crítica, han logrado reanimar una temática del cine de terror de la que, y lo digo con fe, aún pueden exprimirse interesantes recursos, el problema es no quedarse en la explotación de sólo uno de ellos, bien sea un carismático sacerdote o el alardeo de unos buenos efectos especiales, que dejan en un segundo o tercer plano a todo lo demás, como el guión, la trama o cualquier otro aspecto que de haber constituido un sumatorio, podrían haber resultado un producto que dejara claro que aún hay vida tras El Exorcista. Y eso que The Devil Inside no se plantea del todo mal en su comienzo, incluso tampoco en su desarrollo, pero es que el desenlace es una cagada mayor que la ropa interior de color carne en la primera cita que echa por tierra los 80 minutos anteriores.
Como una mezcla entre el rollete documental de El Último Exorcismo y el matiz "Vaticano Exorcist School" recuperado de El Rito, se presenta esta cinta dirigida y guionizada por un tipo con nombre de fabricante de timbres, un tal William Brent Bell, dedicado en su corta trayectoria al cine de género, al que se ha empeñado en dedicarse sin demasiados buenos resultados y repitiendo mojón en su último trabajo. En esta cuarta incursión del cineasta, la historia se centra en una muchacha cuya madre se encuentra internada en un psiquiátrico de Roma tras haber asesinado cruentamente hace 20 años a tres eclesiásticos que le practicaban un exorcismo. Nuestra protagonista (Fernanda Andrade) viajará a la región italiana junto a un equipo televisivo que grabará su lucha por descubrir si su madre tiene algún tipo de trastorno mental o realmente está poseída, en cuyo caso, presionará al Vaticano para que valide el caso de su progenitora como una posesión y permita un exorcismo. En su camino se cruzará con la extraña pareja, unos sacerdotes (Simon Quarterman y Evan Helmuth), que realizan sus propios exorcismos.a espaldas de la iglesia y que no recibieron precisamente el don de la inteligencia -mostrándose en Tv a lo Jaume Matas en Salvados-.

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Principalmente, lo que nos encontraremos a lo largo del metraje será una especie de "21 días de exorcismo" en el que la chica se introduce cual Samanta Villar en los entresijos del mundillo demoniaco para conocerlo de primera mano y así poder salvar a su madre. Sin embargo, resultan escasas las escenas en las que los endemoniados realizan sus estelares apariciones, extraídos del "manual de los posesos", con sus contorsiones a lo Circo del Sol, sus blasfemias tipo "la cerda es mía" y sus voces de abuelas con pollo en la garganta, y es que aunque estas representaciones estén bastante logradas en cuanto a técnica visual y efectos especiales, resultan tan extremadamente tópicas que son como un copia y pega del listado de expresiones malsonantes de la niña Reagan, que llegan a parecer más forzadas que las votaciones de Tú sí que Vales. Pero lo que sobre todo se echa de menos, es el clímax que debería haber existido superadas las fases introductoria y de desarrollo, en lugar de los títulos de crédito, que aparecen de imprevisto, como si el tío que controla el proyector de la sala fuera un cristiano extremista y hubiera cortado la cinta. Sólo por este despropósito, el film se merece ser arrojado a la grieta del destino por el propio Gollum.
Da igual que los efectos especiales sean de lo más convincentes, no importa que haya momentos de verdadero pánico, ni siquiera que se haya logrado mantener cierto enretenimiento a lo largo del film, si al final te cascas un desenlace más ridículo que.el videoclip promocional del instituto Antonio de Mendoza (oza, oza) -que me avergüenzo hasta de linkear- en el momento en el que el espectador se relame creyendo que se acerca lo mejor. Y sólo se me ocurren tres explicaciones a esta manera de concluir la cinta, una es que el final proporcione más opciones para su secuela -tras esto pueden darse con un canto en los dientes si son contratados para un anuncio de la Teletienda, aunque qué coño, nadie apostaba tampoco por Ghost Rider 2 y zasca-, la segunda, que realmente piensen que es súper original un desenlace abierto -tanto que parece una película que han robado y estrenado aún en post-producción- y la tercera, que se hayan quedado sin presupuesto a mitad del film. Surrealista, sí, pero es la única excusa para la redención de un hombre cuya percepción de lo guay es un polvo inacabado.

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En cuanto al reparto... La chica está buena.
Lo dicho, The Devil Inside es un mojón más del cine de terror que te la deja floja justo cuando creías que el flim llegaba a su clímax. Y eso que al menos podría haberse impuesto como una película entretenida, humilde en interpretaciones y argumento sí, pero al menos, entretenida. Si su cometido era asustar, desde luego, lo ha conseguido, es terrorífico que exista un desenlace tan mísero. De momento, tendré que conformarme con los adolescentes posesos de Hermano Mayor, que esos sí que dan miedito.