La gente anodina a la que no le pasan cosas extraordinarias también se enamora.
Nota: 8
Lo mejor: Joaquin Phoenix y Gwyneth Paltrow en las mejores interpretaciones de sus respectivas carreras.Lo peor: El desarrollo de la historia es muy predecible, al igual que la vida real cuando la observas desde fuera.
¿Qué sucede cuando la chica que más te conviene y la mujer de la que estás perdidamente enamorado no son la misma persona? A esa pregunta intenta responder Two Lovers alejándose de los tópicos del género romántico y acercándose de una forma cómplice a la par que desgarradora a la realidad de las relaciones sentimentales. ¿La clave? Unos personajes más humanos de lo que nos tiene acostumbrado el género.
Uno de esos tipos corrientes es Leonard (Joaquin Phoenix), un niño de papa depresivo y con tendencias suicidas a la que la vida le da dos oportunidades de golpe para conocer el amor. Una de ellas es su nueva vecina, un juguete roto de melena rubia (Gwyneth paltrow) que arrastra una adicción a las pastillas y una relación con un hombre casado (Elias Koteas). La otra es la hija del nuevo socio de su padre, un bellezón moreno adorable (Vinnesa Shaw) que se enamora en el acto de la bondad que se esconde tras el aspecto de bicho raro del joven.
Desvelar el desarrollo de ambos romances sería destripar el mayor interés de la cinta, que evoluciona paralelamente a las decisiones de Leonard aunque no siempre en la dirección que él desearía. El aspecto que engrandece el relato es un tratamiento muy cercano de dichas relaciones. La infelicidad de los momentos más tristes traspasan la pantalla con la misma fuerza la exaltación de las situaciones cargadas de buen rollo. Una sensación de complicidad que proviene de la excelente interpretación de Joaquin Phoenix, gran ignorado junto al Viggo Mortensen de La Carretera en la pasada temporada de premios. Leonard supone el broche de oro a una carrera espléndida dado que el actor se retiró de la interpretación en 2009 tras estrenar esta cinta, aunque no son pocas las voces que aseguran que se trata todo de una broma en forma de documental. Esperemos que estén en lo cierto.
Pero que Phoenix es un gran actor lo sabíamos todos. La sorpresa viene de una Gwyneth Paltrow que impresiona. La actriz recrea la fragilidad y el carácter de su personaje con una fuerza inusual en los facilones papeles que suele escoger además de rezumar una belleza magnética que no sólo atrapa a Leonard sino también al espectador. El otro vértice del triángulo, Vinessa Shaw (Las colinas tienen ojos, El tren de las 3:10 a Yuma) , es quizás lo más flojo de la función debido en gran parte a un fallo de los responsables de casting, que deberían haber buscado un rostro menos imponente y más cotidiano.
Otro que sorprende es el director James Gray (La noche es nuestra, La otra cara del crimen), que ha sabido trasladar el buen pulso y la cuidada estética de sus thrillers al campo dramático creando esta pequeña joya condenada al olvido. El que quiera ver una historia de amor donde la mayor dificultad de la pareja reside en un conflicto bélico metido con calzador o en una carrera imposible al aeropuerto se ha equivocado de película. Aquí las guerras se viven en la desolada azotea de un barrio obrero y las carreras sólo son en busca de sueños que en ocasiones son inalcanzables.