Revista Cómics
Vista entera Elfen Lied, incluyendo el capítulo adicional que se creó varios años después, y tengo que decir que es una serie que me ha dejado bastantes mejores sensaciones de las que esperaba en un principio. Si bien es cierto que se trata de un anime que trata de provocarte emociones desiguales desde el principio y eso puede ser un poco tramposo, lo hace con bastante buen tiento, todo hay que decirlo.
La historia de Elfen Lied (traducido como 'canción de los elfos' en alemán) no tiene nada que ver con fantasía ni con elfos sino que gira en torno a los Diclonius, una especie que se encuentra en un estado evolutivo superior al de los seres humanos. Los Diclonius son unos seres femeninos cuya única diferencia externa con los humanos reside en dos pequeños y romos cuernos que poseen en la cabeza y que emergen realmente de su cráneo.
La otra diferencia, sin embargo, es lo que les convierte en unas criaturas letales: poseen extremidades adicionales invisibles, como brazos increíblemente largos, llamados 'vectores' y que desde un punto de vista externo hacen parecer que pudieran mover objetos y atacar a distancia. La realidad es mucho más sangrienta y estos vectores funcionan como afiladísimas cuchillas capaces de cortar en dos a una persona igual que si estuviera hecha de mantequilla. Aunque la serie nunca lo explicita, parece que, debido a su propia genética, los Diclonius sienten la atracción de producir verdaderas masacres de forma casi inconsciente. Este punto es uno de los más oscuros de la serie así como de los más discutibles, dónde está el límite entre la voluntad y la compulsión cuando alguno de estos personajes se descontrola.
La protagonista central de la historia es Lucy, una Diclonius que en un impactante primer episodio escapa del complejo donde la tienen capturada tras dejar tras de sí un largo rastro de cadáveres mutilados. Quiere el destino que lo único que consigue frenarla, una bala de gran calibre, sume su personalidad en un estado durmiente y adquiere otra radicalmente diferente, la de una muchacha inocente en extremo y de gran corazón a la que unos chicos que la acogen llaman Nyu, debido a que ese es el único vocablo que sabe usar para comunicarse.
La serie es posiblemente una de las más brutales que he visto jamás. No tanto por la violencia, que posee sin la menor duda, sino por su claro intento de hacerte atravesar un carrusel de emociones contrapuestas. Lo más tierno se mezcla a mucha velocidad con lo más cruel y sanguinario, y la bondad y la maldad de los personajes está polarizada en todos los que son humanos pero muy diluida en los que son Diclonius. Es muy difícil formarse una opinión acerca de si Lucy y otros Diclonius son o no anithéroes, y esa opinión se vuelve aún más difícil de dilucidar a medida que conoces más detalles de su pasado y juventud, plagado de innumerables abusos así como momentos de una extrema tensión argumental, incluyendo escenas tan crudas como la muerte a puñetazos de un cachorro de perro por parte de unos niños por mera diversión y para torturar psicológicamente a uno de ellos.
Contra lo que pueda imaginarse, la serie no tiene una trama de alcance global y no involucra de manera explícita el destino de la humanidad. Todo transcurre en la localidad de Kamakura, un paraje costero tranquilo y de gran belleza, en un entorno casi intimista que facilita mucho el enfoque en los personajes de manera individual. Y es que los personajes son uno de los puntos más fuertes de la serie, no sólo Lucy/Nyu con sus constantes e imprevisibles cambios de personalidad, también los chicos que le acogen tienen una manera de ser muy marcada, aunque personalmente mi personaje favorito es Nana, otra Diclonius que los humanos envían para capturar a Lucy y que ha vivido una existencia tan dura que, cuando logra escapar y ser independiente, no sabe ni siquiera para qué sirven los billetes y empieza a quemarlos una noche para lograr entrar en calor.
La estética de la serie es magnífica y llena de detalles artísticos, desde el magnífico Opening que evoca la obra pictórica de Gustav Klimt a la maravillosa música, con toques clásicos mezclados con temas sueltos de gran oscuridad ambiental. Como fallos, el más notable sin duda corresponde a lo cortísima que es la serie, sólo 13 episodios para un manga mucho más largo y con más personajes pero, también es verdad, con giros argumentales mucho más surrealistas, aunque en el anime hay unos cuantos cabos que quedan por atar. El exceso de desnudos gratuitos en algunos momentos es algo que también le lastra: con la excusa de que los Diclonius son experimentos vivientes y pueden usar cualquier objeto de arma, aparecen tías en pelotas a una frecuencia notable incluso para estar hablando de un anime. Aun con todo Elfen Lied es una fantástica serie pero, aviso, deja poso en la retina: intenta retorcer tus emociones y, en gran medida, lo consigue sin reservas.