Crítica de 'Las crónicas de Narnia: La travesía del Viajero del Alba'

Las críticas de David P. "Davicine": Las crónicas de Narnia: La travesía del Viajero del Alba

De la mano de Michael Apted nos embarcamos en una nueva aventura de Las crónicas de Narnia, esta vez La Travesía del Viajero del Alba, para descubrir un viaje lleno de peligros y aventuras en la que es la tercera entrega adaptada de la saga literaria creada por C.S. Lewis.
Esta nueva aventura nos traslada al año 1943, con Inglaterra en plena guerra y el recuerdo de Narnia quedando lejos de la mente de nuestros protagonistas. Los hermanos Pevensie han continuado con su vida normal, pues Peter va a entrar en la Universidad mientras que Susan pasa las vacaciones en Estados Unidos, pero Lucy y Edmund están de visita en casa de su primo Eustace… cuando se ven envueltos en un viaje de regreso a Narnia, muy a pesar de su primo, y para agrado de los hermanos. Allí son rescatados por el rey Caspian en su barco, el Viajero del Alba, con destino a unas misteriosas islas, donde arranca esta nueva entrega de a franquicia.
La película nos presenta dos aventuras en paralelo, dos viajes simultáneos, pues nos presenta a los míticos personajes que conocemos viviendo sus aventuras en el mar, mientras que, por otro lado, nos muestran otra aventura muy diferente, la de la madurez, el paso de la niñez a la edad adulta, siendo ambas aventuras igual de importantes a la hora de fortalecer el carácter de los jóvenes protagonistas, demostrando que pueden encontrar su verdadera identidad.
Puede que sea la entrega más aventurera de la saga, y al menos así lo intentan vender, pero la película no es más que una sucesión de escenas de batallas, luchas por sobrevivir en el mar y a los peligros que les acechan en cada pausa de su viaje, sin más hilo argumental que el de ir a una isla misteriosa y resolver un enigma. Todo ello aderezado con un 3D innecesario, pues no está a la altura de otras grandes producciones en las que la tridimensionalidad aporta algo más de valor añadido a la producción, quedando en una mera excusa para vender más caras las entradas, y atraer a más público, en vez de emplear los recursos que dicha tecnología aporta a quienes sí que se aventuran en explorar todo lo que puede dar de sí.
Curiosamente, se trata de uno de los libros más reverenciados de la saga, y aportando mi opinión como un espectador de cine que no ha leído dicha saga literaria, he de decir que no aporta nada a la franquicia, más allá de mostrar la evolución de sus protagonistas, y quizás intentar recuperar a los espectadores perdidos con su 3D.
En lo que respecta al reparto, Ben Banes regresa para dar vida al ahora rey Caspian, dejando atrás su búsqueda de venganza como príncipe, y teniendo una relativa importancia en la resolución de la trama, así como aportando su gran interpretación a una producción más orientada al público juvenil. Al igual que él, y lástima que en España no podamos apreciar su trabajo, regresa Simon Pegg, pero sólo para dar voz, como en anteriores entregas, al intrépido ratón Reepicheep, que aporta el granito de humor a la saga, relajando muchas escenas, y siendo el fiel compañero de aventuras de los auténticos protagonistas, Edmund y Lucy Pevensie.
No debemos olvidarnos de la presencia, aunque con mucha menor relevancia y tiempo en pantalla, de grandes estrellas y actores como Liam Neeson, que da voz al león Aslan, y Tilda Swinton, quien de nuevo da vida a la pérfida Bruja Blanca, aunque en lo que parece más un cameo que una actuación completa.
Pero en esta entrega hay un nuevo protagonista, el velero, que da título a la película, y es la verdadera estrella de esta nueva entrega, inspirado su diseño en el HMS Endeavour del capitán Hook, y siendo un fiel reflejo a sus descripciones literarias.
En sí, se trata de una propuesta ideal para el público juvenil y familiar, siendo más infantil que Las crónicas de Narnia: El príncipe Caspian, apartando la violencia presente en ésta, y que puede resultar peor por las altas expectativas que ha creado antes de su estreno.Muchas más noticias en No es cine todo lo que reluce.