Hacía mucho tiempo que no hacía una crítica de un anime en la página web, y espero que eso cambie a corto plazo. Por lo pronto, voy a hablar de uno que es (a día de hoy) muy reciente, y se trata de Satsuriku no tenshi, también conocido como Angels of Death.
Esta serie, estrenada en el año 2018, posee una premisa cuanto menos llamativa en su origen: una chica llamada Rachel despierta en el interior de un extraño edificio, sin saber dónde está ni por qué ha sido trasladada allí. Enseguida esos pasarán a volverse problemas menores, en concreto cuando descubra que el edificio está lleno de asesinos en serie, uno por planta, y que el objetivo de todos ellos es acabar con su vida pero no sin antes 'jugar' con ella en el sentido físico y emocional.
El primer atractivo de la serie reside en la peculiar manera de explotar esta premisa, trillada en apariencia. La historia puede parecer uno de tantos slashers que pululan por Internet, ya sea bajo la forma de anime, saga de películas o serie de imagen real. Sin embargo el giro radical llega muy pronto, en el primer episodio (y por ello no estoy haciendo ningún spoiler relevante), cuando Rachel se alía con uno de estos asesinos, tal vez el peor de todos, para intentar escapar juntos de ese misterioso edificio.
Y es precisamente con la aparición de este personaje, llamado Isaac Foster (Zack para los amigos) cuando la serie empieza a explotar su mejor baza: el desarrollo psicológico de los personajes. Por motivos inicialmente desconocidos, Rachel decide que desea morir, pero no lo hará antes de salir del edificio y averiguar por qué quieren encerrarla allí. Es por eso que le pide a Zack que sea él quien la mate nada más salgan (las palabras exactas son 'mátame, por favor'). Zack accede, pero advierte que sólo lo hará si la ve sonreír, pues Rachel es emocionalmente una tumba incapaz de expresar el menor signo de afecto y Zack mata únicamente a gente a quien puede perturbar en términos emocionales.
Estos dos peculiares ermitaños, un asesino en serie 'selecto' y una 'víctima' con muchas ganas de dar guerra antes de dejarse cazar, componen el tándem central que se enfrentará a otros asesinos a cada cual más variopinto que el anterior, incluyendo un niño enterrador con la cabeza metida en una calabaza o un médico con un ojo falso que tiene dos perturbadoras pupilas. Eso sin mencionar el llamativo aspecto del propio Zack, todo vendado de arriba a abajo, con capucha y cargando una enorme guadaña.
Si el apartado visual no deja de resultar trabajado, la animación y la música no se quedan atrás. Respecto a lo primero, estamos ante una serie de acción sin la menor duda, y por ello es veloz y dinámica, aunque también tiene sus momentos para la pausa y las escenas paranoicas tan propias de los animes. La combinación de Rachel/Cerebro y Zack/Fuerza bruta da para interesantes momentos, sobre todo uno relacionado con una casa de muñecas que trae a Zack desagradables recuerdos de su pasado.
En cuanto a la música, los dos temas, opening y ending, son muy buenos y destacan con claridad. La banda sonora es buena pero la serie no es tan larga como para que te deje una huella profunda, aunque hay series de corta longitud, como Elfen Lied, que sí logran transmitir mucha fuerza a la música. Aun así, cumple su cometido con creces.
En resumen, Angels of Death es una buena serie, con una duración bien pensada (ni demasiado corta, ni demasiado larga) y que resulta entretenida e insólita. Hay momentos intensos ya que, en realidad, todos los personajes que aparecen están 'perturbados' de una manera ú otra y, por tanto, carecemos de un punto de referencia de lo que es cuerdo o racional. Supuestamente está basada en un videojuego que no he jugado y que no considero de importancia para comprender la serie en absoluto. Como mayor defecto, en algunos momentos es demasiado filosófica, casi diría teosófica, ya se sabe la importancia que muchas series japonesas dan a la búsqueda de 'Dios', pero qué menos de una serie que habla de ángeles ya en su mismo título... aunque ya podréis imaginar a quiénes se está en realidad refiriendo.