Revista Comunicación
Crítica de "Sueño de una noche de verano", dirigida por Darío Facal.
Publicado el 13 junio 2015 por Coverset @Cover_SetABRACEMOS LOS SUEÑOS
'Clásicos en Alcalá', el emblemático festival de teatro clásico de la ciudad complutense, inauguró su nueva edición el pasado jueves con la propuesta de Metartarso Producciones, "Sueño de una noche de verano", una formidable adaptación de la brillante comedia romántica de Shakespeare dirigida por Daría Facal y protagonizada por Carmen Conesa y Alejandro Sigüenza. | Por Cristina Hernández.
Cuando la pasión llena un escenario, ya sea a la luz del sol, la luna o las estrellas, poco hay que hacer más que disfrutar de ello con los cinco sentidos. Aplicado este requisito, viajemos a la antigua Grecia de la mano de Metatarso Producciones, la compañía que está detrás de la propuesta que abrió el pasado jueves la decimoquinta edición del Festival de Teatro Clásico de Alcalá de Henares. La famosa comedia romántica de ensoñaciones veraniegas, con la que William Shakespeare invita a abrazar las celebraciones, los triunfos y el placer de esta calurosa estación, es la última pieza que dirige Darío Facal.
‘Clásicos en Alcalá’ se ha convertido en el escenario en el que Metatarso vuelve a presentar su nueva producción – tal y como sucedió con “Las Amistades Peligrosas” (2013) -, una adaptación que retrata la lectura más pura del famoso título del dramaturgo británico. La comicidad de la obra de Shakespeare envuelve la atmósfera de este “Sueño de una noche de verano”, dirigido con certeza por Darío Facal, cuyo respeto por este texto y su férrea visión de transmitir a través de su batuta su amor por el teatro no podría ser más perceptible en la soberbia ejecución de esta adaptación. Este título es uno de los grandes clásicos de la literatura teatral mundial, una obra que aúna fantasía, sueños, amor y magia a través de unas brillantes tramas de enamorados protagonizadas por nobles, personalidades del mundo de las hadas y un grupo de comediantes. Hipólita y Teseo, Titania y Oberón, Hernia y Lisandro, Helena y Demetrio, Puck, Egeo y Filostrapo, son algunos de los personajes que desfilan por una confusa noche de verano donde las dudas se desvanecerán al despertar el alba.
Sobre el escenario todo rueda con tal ligereza que los acontecimientos fluyen sin necesidad de romper la continuidad de la acción. El sencillo mecanismo de la narración inserta cada cambio de escenario de manera natural a través de transiciones que no paran este testimonio escénico en ningún momento. Una manera inteligente y funcional de mantener ininterrumpida esa vigilia nocturna de la que disfrutan personajes, actores y espectadores. Además de que por este texto discurren temáticas que no se alejan de la actualidad, elementos como una musicalidad cargada de belleza, el uso operativo de un mobiliario discreto, el original juego de telones que enmarca la poética del texto y una armoniosa puesta en escena, sirven para hacer más que destacable este hermoso anhelo veraniego.
Y en esta agradable comedia de amor, sus fantásticos personajes se convierten en un verdadero deleite gracias a los actores que les dan vida: La enorme presencia escénica de Carmen Conesa, un brillante Oberón/Teseo por Alejandro Sigüenza, el gran Nicolás Trasero de Paco Ochoa, la fuerza jovial de Katia Klein, Alejandra Onieva y Borja Luna, el estupendo Pedro Quince de Vicente León, la gracia que Óscar de la Fuente da a Demetrio y a esa hilarante Tisbe, y el acertado Puck de Emilio Gavira. Todos excepcionales, todos poseen la capacidad de dotar de gran carisma a este desfile de figuras, convirtiéndoles en idóneos para poner voz y cuerpo a los protagonistas de esta preciosa fábula en el poder de la flor de Diana curará a todos de pasiones falsas para dejar triunfar al popular refrán: cada oveja, su pareja.
Teatro dentro del teatro, una dualidad de la mano de la magnífica escena de la pantomima de Píramo y Tisbe, un clímax de apoteósica comicidad que antecede al sorprendente, maravilloso y emocionante cierre de esta fiesta del amor, del verano, del arte. Abracemos lo vivido. Abracemos los sueños, el teatro, la cultura.