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Crítica de TV: 'El Príncipe', el thriller ceutí de Telecinco

Publicado el 27 febrero 2014 por Lapalomitamecanica
José Coronado se queda solo en la frontera
Crítica de TV: 'El Príncipe', el thriller ceutí de Telecinco
Nota: 3,5
Desde el descalabro estrepitoso que supuso el estreno de Piratas y la lenta agonía en la que se ha desangrado Tierra de Lobos, Mediaset y sus ejecutivos parecen haberle cogido miedo a las superproducciones. Frágiles o El Don del Albahan pasado desapercibidas ante una sensación de indiferencia generalizada, y las últimas noticias del proyecto estrella de la cadena, Alatristejunto con sus primeros avances, tampoco auguran nada bueno a pesar de contar con las prestigiosas manos del director Enrique Urbizu en la realización del piloto. Ahora, como primer plato fuerte de 2014, nos llega otro de los proyectos que prometía vista la premisa, sobre todo por contar con el estimable José Coronado en un papel, el de policía corrupto, que, tal y como vimos en No Habrá Paz Para los Malvados y en la igual de apreciable La Caja 507, le viene como anillo al dedo. Lamentablemente, y 117 minutos después -el problema de la ficción española que parece nadie quiere poner fin-,  El Príncipe se descubre como una propuesta con buenas ideas, pero que se queda en tierra de nadie a la hora de colocar un thriller fronterizo que sólo innova en su localización.
En el que es su único valor añadido, la serie, creada por Aitor Gabilondo y César Benítez, nos traslada al barrio ceutí de El Príncipe -dando constantemente la sensación de estar ante un decorado de cartón piedra-, que es un verdadero polvorín de choque de culturas. El CNI, ante la preocupación de la creciente corrupción entre las fuerzas del orden de la ciudad, decide mandar al action-man Morey (Álex González) para investigar y controlar al mismo tiempo al agente Fran Peyón (José Coronado), así como a sus hombres, ante la posibilidad de que los agentes se estén ganando un sobresueldo con el reclutamiento de jóvenes para células terroristas.
Crítica de TV: 'El Príncipe', el thriller ceutí de Telecinco
La premisa, desde luego, tenía su potencial, sobre todo al situar el contexto en una ciudad con semejante contraste cultural. Hubiera podido ser una oportunidad para profundizar en una sociedad donde la línea entre las nacionalidades es muy sibilina y cuyas culturas deben verse obligadas a coexistir, pudiendo originar multitud de conflictos entre personajes poco comunes para muchos de los que españoles que vivimos en la península. Pero, de nuevo, volvemos a caer en la caricatura, desechando la oportunidad de crear toda una nueva amalgama de personajes complejos para, en su lugar, enfocarse principalmente en dos; Fátima y su hermano, Faruq.  Ambos representan las dos caras de la moneda sin que exista matiz alguno: ella es una musulmana progresista atrapada en un mundo conservador que ya desde el piloto se queda sin excusas para chupar más cámara; y Faruq ,en cambio, se comporta como el caudillo y gangster del barrio, más cerca de un Duque descamisado que del Al Capone que se presupone.
Tristemente, los conflictos a los que personajes como Fátima parecen enfrentarse son tan insignificantes como los registros de Álex González, pasando por enamorarse del jefe de policía guapo de turno a organizar un representación de barrio de la historia de los Capuletos y los Montescos. El Príncipe no deja claro dónde quiere enfocar la cámara, si en el clásico thriller policiado de serie b o en el drama con tintes sociales. A tenor de lo visto, no podemos esperar de esta nueva producción un retrato social fidedigno o un esbozo como el que Syriana -de lo mejor de Clooney- dibujó sobre el terrorismo islámico. La educación, las desigualdades sociales y, por supuesto, la discriminación son temáticas que se pasan por alto en pos de una atmósfera anticlimática e irreal, donde los roles son meras herramientas al servicio del guión en lugar de piezas en un mosaico rico y complejo.
Crítica de TV: 'El Príncipe', el thriller ceutí de Telecinco
Sencillamente, nos encontramos ante un guión donde los personajes son esbozados de forma torpe y plagado de estereotipos, capaces de ser apreciados por un topo miope a diez metros de distancia. El personaje del actor revelación entre las chicas superpop, Álex González (cuyo hito es una figuración en X-Men: Primera Generación), es prueba de ello, dejándonos clarísimo desde el primer minuto su inquebrantable pureza cuando salva a un niño antes siquiera de poner los dos pies en tierra. En cambio, ahí tenemos al caracter de Coronado, un policía de cuestionables métodos cuyo recorrido es revelado a las primeras de cambio, sin olvidar su trágica y decepcionante historia familiar. En vez de narrar con sutileza una deshumanización más profunda, como se hiciera con Nucky Thompson o, por supuesto, Walter White, nuestros guionistas optan por la precipitación y el acomodamiento de su mejor personaje en un espectro demasiado reconocible. Lo cierto es que el dúo protagonista acaba siendo absolutamente falto de carisma y de credibilidad, cosa que de González podría ser previsible, pero no de Coronado, incapaz de cargar con el peso muerto del madrileño a sus espaldas. 
Dado que El Comisario y Policías cuentan con el handicap de su antigüedad, que Punta Escarlata no pasó de la mera anédota en Cuatro y que Asuntos Pendientes contaba con un tono muy diferente de partida, podemos decir sin pudor que El Príncipe es la peor serie del género que hemos visto en nuestra castigada televisión durante los últimos años. Seguimos sin aprender de los fallos al esbozar un mundo tan complejo en cuatro ideas totalmente intrascendentes y, para colmo, enfocamos la historia a través de una perspectiva romántica más vista que La Roca un domingo de resaca, siempre intentando abarcar el target que Mario Casas, sus abdominales y El Barco dejaron tras de sí. Y lo peor es que Ceuta queda retratada a través de musulmanes con menos trayectoria que la carrera pornográfica de Silvester Stallone, dejando la serie en un banal intento de emular con bastante poca fortuna a la superclase The Shield. Si en la serie de Vic Mackey y sus socios jamás vimos a los agentes tirar por patas ante las bandas de Farmington, de la misma forma que tampoco vimos a McNulty huyendo por las oscuras calles de Baltimore Oeste, mucho me cuesta creer a un Coronado amedrantado por un par de navajitas o a un González abriéndose paso con llaves de Kung Fu. No obstante, El Príncipe mantiene su buena acogida entre la audiencia y, ante la digna competencia que supone Velvet en el escaparate de enfrente (de la efímera B&B mejor ni hablamos), aún hay tiempo para pulir esta corona oxidada.

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