Crítica de TV: Grimm 1x01

Un cuento que nos suena a viejo

Nota: 5
Grimm irrumpe tardíamente entre la nueva oleada de pilotos para ofrecer una premisa tan interesante como la hipotética veracidad de los relatos escritos por los famosos hermanos. Pero el potencial se cae por la borda cuando ponemos un contexto tan prometedor al servicio de un procedimental de toda la vida que además tiene cierto regusto inmaduro al más puro estilo Buffy. Todo un problema cuando las intenciones son claramente ofrecer un thriller fantástico adulto, una franja que este año ya tenemos más que cubierta gracias a la recién renovada American Horror Story.
Aún así, los aficionados a lo sobrenatural y a la icónica obra de los Grimm en particular pueden encontrar en este estreno uno de esos "placeres culpables" que todos tenemos entre nuestra ración de televisión semanal, porque hay muchas cosas peores que echarse a la cara. Tras el salto, el análisis de la nueva serie de la NBC Grimm 1x01 Pilot.
La desaparición de una adolescente local nos sirve para abrir esta serie con el cliché más obvio posible al hablar de los hermanos Grimm: Caperucita y el Lobo. Al parecer, un misterioso atacante está raptando a jovencitas con capuchas rojas, y será misión de nuestros protagonistas, el detective Nick Burckhardt (el desconocido David Giuntoli) y su compañero Hank "Enésimo Negro Irónico" Griffin, dar con él.
Por supuesto, el secuestrador es un hombre lobo, y ya desde la escena de apertura en la que la bestia acecha a la joven nos damos cuenta de que la puesta en escena está lejos de sacar todo el potencial tétrico a la obra de los Grimm (como si lo hacia en parte la película de Terry Gilliam Los Hermanos Grimm, que otra cosa no pero poderío visual tenía), desdibujando la personalidad de la serie. Un quiero y no puedo de manual que ya sea por falta de presupuesto o de imaginación (o de ambas) no pasa de representar los tópicos visuales esperados sin demasiado acierto.

A nivel argumental es otra historia, ya que a partir de esa premisa, los guionistas desarrollan un mundo oculto (estilo Harry Potter o Crepúsculo) en el que las criaturas de fantasía viven camufladas entre los humanos agrupadas en clanes o cada uno a su bola. Este último caso es el de Eddie (Silas Weir Mitchell, girado profesional visto en Prison Break o Me Llamo Earl), otro hombre lobo que ayudará a los protagonistas a encontrar a su objetivo.
Aunque la presentación del personaje y su pronta lealtad a Nick sean tan oportunas como gratuitas, este personaje termina siendo la rúbrica del episodio, ya que Nick también acaba de conocer este submundo que se abre ante nuestros ojos, y es Eddie el que lleva al espectador y al protagonista paralelamente de la mano durante los primeros compases como si de un guía de iniciación se tratara.

Pero ni las reglas de ese mundo parecen estar claras del todo (la familia Grimm lleva siglos protegiendo a la humanidad porque....si), ni parece haber un gran villano que represente la meta de nuestro protagonista más allá del enemigo de la historia autoconclusiva, excesivamente blandito en esta primera entrega. Simplemente se trata de otro procedimental policíaco con el aliciente de un contexto conocido por el espectador pero que encima no está representado con contundencia. Porque un aspecto de thriller sobrenatural maduro no es solo resultado de bajar dos grados la iluminación, también es necesario un correcto manejo del suspense, que brilla por su ausencia en este piloto.
No es que Grimm aborde el panorama actual sin nada que aportar bajo el brazo. Lo que sucede es que sus pocas virtudes han pasado por las manos equivocadas. El director del piloto Marc Buckland viene de comedias como ED, Me Llamo Earl o la recientemente cancelada Love Bites, y no ha sido capaz de despegarse del tono ligero de ese tipo de producciones para una serie que exige un amplio dominio de los recursos del género. Se supone que el creador de Grimm, Stephen Carpentener, es ese maestro del terror que hace las funciones de padrino. Pero si atendemos a su filmografía solo encontramos chusqueras cintas de serie B como La Mansión Encantada o Escapando de la Oscuridad, con lo que en el fondo de lo que carece Grimm es de un respaldo con talento como si poseen otros procedimentales totalmente recomendables como Person of Interest (Jonathan Nolan) o Fringe (J.J. Abrams). Aún así, como siempre decimos en los análisis de los pilotos, todavía es pronto como para establecer un juicio sobre la serie, y más cuando en su planteamiento se atisban brillos de interés que esperemos sean explotados en alguno de los otros 9 episodios que, de momento y a falta de prolongación, nos va a ofrecer esta primera temporada.