El tercer protagonista siempre estuvo ahí
Nota: 7,5
A estas alturas pocas dudas quedan de que esta serie producida por el
La segunda temporada, por lo menos en su recta final, nos ha demostrado que los temores estaban infundados y que detrás de la timidez y tacañería argumental se escondía un plan perfectamente fraguado que sólo necesitaba confirmar el favor del público para desplegar sus alas. Porque Person of Interest ha tomado riesgos este año y no ha fallado. Se ha atrevido a fragmentar su estructura desde todos los ángulos posibles para expandir una mitología latente desde el primer episodio, ése en el que un misterioso Finch nos preveía sobre el poder de las nuevas tecnologías sin que le tomáramos en serio... hasta que han adoptado vida propia convirtiéndose en un personaje más.
Si Person of Interest ya el año pasado daba el pego como un sólido procedimental, su temporada de 23 episodios contaba con otras historias y personajes que enriquecían más si cabe una estructura que necesitaba perder rigidez a toda costa gracias a la diversificación de sus líneas narrativas. La pericia al entrelazar dichas historias conseguía que el espectador no cayese del todo en el aburrimiento del esquemático procedimental, pero seguía faltando ese pegamento entre unos arcos argumentales que parecían presididos por el misterioso pasado de Finch. Una vez que tanto Elías como HR no son más que sombras del pasado y tanto Carter (Taraji P. Henson) como el rollizo Fusco (Kevin Chapman) han aplacado a sus demonios personales, esa carta bajo la manga por fin se ha desvelado con la llegada de un personaje clave que reorienta definitivamente toda la serie hacia la ciencia ficción pura y dura: la máquina.
Este año hemos asistido al nacimiento del tercer personaje clave de la serie, o mejor dicho a su revelación. A pesar de que las aparentemente arbitrarias llamadas que les hacía el ente a los protagonistas ya nos daban pistas de que lo que se estaba fraguando bajo sus circuitos era bastante más complejo de lo que nos querían hacer creer, la capacidad de la criatura de Finch para sobrevivir ha llegado al extremo de crear identidades falsas, con casa propia y hasta secretaria, e incluso a verbalizar sus deseos mediante la reproducción de fragmentos a los Loquendo para comunicarse con los protagonistas. Los guionistas han sabido plantar las semillas necesarias para que el crecimiento de la complejidad de la máquina haya florecido de una forma tan natural a la par que sorprendente y no nos cabe duda de que la intriga de sus verdaderas intenciones será uno de los mayores reclamos para el siguiente año, pudiendo incluso convertirse en el villano central al más puro estilo de Hall 9000 o por supuesto Skynet.
En el plano más humano, si el año pasado comentábamos que Mr. Finch y John Reese se habían descubierto como una de las parejas televisivas más sorprendentes de la temporada, durante esta temporada no han hecho sino confirmarlo. La química entre los dos personajes está del todo consolidada gracias sobre todo al constante tira y afloja con el que enmascaran su amistad al tratarse de supervivientes en mil batallas obligados a confiar el uno del otro a pesar de que guardan sus secretos con recelo. Durante esta temporada, Mr. Finch -como siempre un carismático Michael Emmerson- ha adquirido un mayor peso gracias a los bien medidos flashbacks, que por fin nos revelaron el motivo de su minusvalía, la razón que le obligó a abandonar a su prometida y, en definitiva, cómo llegó a ser el hombre que todos conocemos. Sin embargo, su intención real ha sido mostrarnos la auténtica motivación de Finch para no ser del todo claro con su compañero y con los espectadores, que no es otra que una misión de penitencia fraguada tras ver como su antiguo aliado perdía la vida por culpa de su testarudez y que le llevó a eliminar la posibilidad de que cualquiera fuera capaz de controlar a la máquina.
En este segundo año, si hay algún otro personaje que también haya interrumpido con fuerza esa es sin duda la Agente Shaw (Sarah Shahi), quién se ha convertido en todo un reclamo puntual de la misma forma que en su día lo fue el Power Ranger Verde al asegurar emoción y sorpresas con su solo aparición en la pantalla. El capítulo 2x16 Relevance no solo supuso la presentación por la puerta grande de Shaw sino que también fue con total seguridad el mejor capítulo de la temporada y uno de los mejores del año. La propia estructura del episodio ya supuso toda una sorpresa al atreverse a desplazar a Finch y Reese a un segundo plano y centrar el foco en la sangrienta búsqueda de venganza de una desconocida agente renegada. Y es que a pesar de que POI siempre hace gala de un gusto irreprochable para las escenas de acción, el encargado de dirigir dicho capítulo fue el propio Jonathan Nolan, capaz de fabricar perlas como esta que no tienen nada que envidiarle a cualquier thriller de espías que se exhiba actualmente en salas.
No son pocas las razones que nos llevan a calificar a estar segunda entrega como algo más que la confirmación de Person of Interest, sino como una prueba de que en la televisión en abierto americana aún hay hueco para hacer las cosas de una forma coherente y ordenada. Reese y Mr. Finch seguirán salvaguardando a los “no relevantes” mientras que a su vez deberán sobrevivir a las hostilidades de quienes quieren hacerse con el control de una máquina que ya ha cambiado todo el panorama tal y como lo conocíamos. Quizás lo más achacable este año, de la misma forma que lo fue el pasado, sea un comienzo atestado de tramas auto-conclusivas para posteriormente dejarnos de nuevo con otra recta final de infarto. No obstante, la serie del pequeño de los Nolan, de la misma forma que hizo en su día la reciéntemente finalizada Fringe, ha emprendido finalmente un viaje a lo desconocido con la promesa de encontrar la gloria. Y lleva el mejor GPS posible.