El -escaso- talento de Mrs. Buffy
Nota: 3,5
Ringer es la apuesta fuerte del año del canal CW (Nikita, Gossip Girl, Supernatural) y tiene su principal atractivo en la vuelta a la televisión de Sarah Michelle Gellar 8 años después del final de Buffy. Y aunque ya va por su cuarto episodio, se trata de una ocasión que no podíamos dejar de comentar en nuestra remesa otoñal de análisis de pilotos, donde de momento Homeland lleva la delantera seguido muy de cerca por Person of Interest y Pan Am, a expensas de fracasos a medias como New Girl, Terra Nova, la desastrosa Los Ángeles de Charlie, o la serie que nos ocupa, Ringer, la típica historia de suplantación de la identidad en la que el único aspecto debidamente cuidado es el maquillaje de su protagonista.
Descubre todas las claves sobre Ringer, la nueva serie de Sarah Michelle Gellar, Nestor Carbonell e Ioan Gruffud, tras el salto.
Que Gellar haya aceptado regresar a la caja tonta en un producto tan flojito nos permite hacernos una idea del nivel de cacosidad al que estaba llegando su carrera cinematográfica, trufada de cintas de terror al reflujo de Buffy como El Grito 1 &2, Possession o Verónika Decides to Die. Todas con un hueco reservado en la estantería más baja del videoclub desde su propio día de estreno. Serie B pura y dura que ha infectado por completo a la actriz llevándola a recaer en el equivalente televisivo, Ringer, un culebrón con forma de thriller y trufado de malas decisiones, guiones poco cuidados, y un excesivo peso en una intérprete que, sencillamente, ni siquiera da la talla.
La premisa nos evoca a la magistral cinta del desaparecido Anthony Minguella El Talento de Mr. Ripley, en el que SPOILER el personaje de Matt Damon llegaba al punto de asesinar al de Jude Law en alta mar para después robar su identidad FIN SPOILER. En este caso nos encontramos con Bridget Kelly y Siobhan Martin (ambas Gellar en un doblete que da el pego), dos hermanas gemelas que tras 6 años sin mantener contacto deciden dar un paseo en barca con fatales resultados. Bridget es una prostituta fugitiva del programa de protección de testigos, al que cree incapaz de protegerla de un peligroso asesino con un perturbador parecido a Danny Trejo y Mark Dacascos. Mientras que Siobhan es la acomodada a mujer de un inversor, cuyo principal problema es esconderle a su marido el lío con el marido de su mejor amiga.
Una vez en alta mar, Bridget cae inconsciente debido a una droga que su hermana le pone en la bebida. Al despertar, se encuentra el vestido de Siobhan flotando en el agua e indicios que indican un suicidio (porque nadie ha pensado ni por un segundo que lo haya fingido. Que va. Para nada). Descolocada, decide que su mejor opción para huir tanto de la justicia como de su perseguidor es adoptar la personalidad de su hermana, que, avergonzada, le ha escondido a su círculo más intimo que tenía una gemela de vida alegre.
Hasta aquí todo más o menos correcto a pesar de unos primeros diez minutos en los que no te enteras de nada y que parecen ideados por un fan de David Lynch daltónico (esa fotografía eléctrica, montaje gruyere y decorados casi de plástico). El problema viene cuando los problemas de la protagonista se centran en lidiar con el triángulo amoroso de su hermana y un inesperado embarazo que tendrá que fingir, todo mientras huye de un asesino que, en principio, se supone que va tras Bridget pero que en un giro del guión tan obvio como mal planteado resulta que tiene a Siobhan como objetivo. Si. Habéis leído bien. Dos asesinos persiguen a dos hermanas gemelas sin otra conexión y por motivos completamente diferentes. Y claro, ahora ambos van tras la misma.
Pero los fallos del guión no se quedan en un planteamiento que solo se puede calificar de ridículo, ya que a excepción de los personajes de Gellar, el resto de roles funcionan a base de dos frases lapidarias por escena dando la sensación de ser peleles al servicio de una función destinada al lucimiento de la rubia protagonista. Lo de Nestor Carbonell (Richard en Lost y el alcade de Gotham) y su polizonte secundario es normal, ya que, como quien dice, el tipo está empezando. Pero lo de Ioan Fruffud como el marido es bastante sangrante. Hablamos de un tipo que ha protagonizado varios blockbusters (El Rey Arturo, Los 4 Fantásticos) y que ahora se encuentra sufriendo en un rol robótico de 30 segundos en la nueva serie de Buffy. Esto es para llorar y no el trasero perfectamente pulido de Silver Surfer en Los 4 Fantásticos 2.
Y llegamos a Gellar, que sin estacas en la mano y subida en los tacones de un personaje de su edad nos da exactamente lo que esperábamos de ella, y eso es la decepción más absoluta. La actriz se dedica a lucir morritos mientras alterna la cara de susto con la de duda en lo que sería un casting meritorio para La Cabaña del Pezón Sangrieto 4, pero no para un panorama en el que podemos disfrutar semanalmente del trabajo de actrices como Laura Linney (The Big C), Maria Bello (Prime Suspect), Claire Danes (Homeland) o Kathy Bates (Harry´s Law), entre otros muchos ejemplos que hacen palidecer a Gellar.
A pesar de todos estos defectos, el piloto Ringer logró un gran estreno para la cadena hace 3 semanas con 2.8 millones de espectadores confirmando el tirón de la rubia. Una cifra que se ha visto reducida exactamente a la mitad en su último episodio emitido, el cuarto, y que parece confirmar el escaso interés de una serie mal hecha, peor interpretada y que no merece hacerse un hueco en una parrilla saturada de thrillers.