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Crítica de TV: 'The Leftovers', el pinchazo de HBO

Publicado el 04 julio 2014 por Lapalomitamecanica
El sufrimiento de los que nos quedamos en la Tierra
Crítica de TV: 'The Leftovers', el pinchazo de HBO
Nota 4
La misteriosa desaparición de un bebé frente a su poco cariñosa madre, casi negligente, es el detonante escogido por el escritor y creador Damon Lindelof para abrir The Leftovers. A los gritos de desesperación de la mujer no tarda en sumarse el llanto de otro crío, de unos 4 años que, a tan sólo unos metros, lamenta con igual desconcierto el súbito desvanecimiento de su padre. De golpe, la perspectiva se amplía y vemos varias colisiones múltiples, tras quedarse los vehículos sin conductor en un abrir y cerrar de ojos, mientras decenas de personas salen alarmadas a la calle, quejándose de un suceso similar. Algo sobrenatural acaba de suceder, es evidente; el problema es que, a partir de ahí y tras un inesperado salto temporal, lo más recomendable es asumir que eso es lo único que vas a sacar en claro del críptico y tramposo piloto de la nueva serie de HBO.
A muchos os llama la atención la animadversión que tenemos en esta web hacia el guionista norteamericano Damon Lindelof, pero es que el tipo no deja de hacer méritos para ello. Primero fue con Perdidos, donde nos enseñó como se construye un argumento durante 6 años con el fan service como hoja de ruta; después se cargó Prometheus, la precuela de Alien, cuando fue llamado a última hora por un desorientado Ridley Scott para reescribir el mucho más interesante guión de Jack Splaits (que puedes leer aquí); y ahora adapta el libro del también coguionista Tom Perrotta, The Leftovers, en la serie más pretenciosa, autocomplaciente y manipuladora del año, completamente impropia para una cadena como HBO, distinguida por ofrecer siempre productos donde su calidad sólo es comparable a la honestidad de las premisas y retos que plantea.
Crítica de TV: 'The Leftovers', el pinchazo de HBO
Mediante recursos tan mandos como una televisión encendida en un bar o la radio del coche descubrimos que, pese a que esta a punto de cumplirse el tercer aniversario del día señalado, ni una sola alma sobre la faz de la Tierra es capaz de darle un explicación al suceso, en el que desaparecieron 140 millones de personas, un 2% de la población mundial, entre la que se encuentra gente tan dispar como Benedicto XVI, Gary Busey o Jennifer López. De hecho, más que en desentrañar el misterio o en ofrecer alguna pista o indicio que certifique dicha intención, el guión de Lindelof y Perrotta se interesa menos por resolverlo que los propios personajes de la serie, que han asumido el suceso como si se tratase de una plaga capaz de trastocar el rumbo de la humanidadEn ese punto, si la intención es transmitir la idea de una sociedad renovada, no precisamente en el buen sentido, donde no sólo han cambiado los valores y las percepciones sino también la forma de relacionarse e interactuar, podemos considerar a The Leftovers como una misión cumplida, pero ello no significa que nos tenga que interesar formar parte de su mundo. Y es que los excesivos 75 minutos que dura el piloto nos sirven no sólo para conocer a los observadores y su proceso de reclutamiento, una secta tan misteriosa como las propias desapariciones, formada por los que parecen los únicos iluminados ante el nuevo panorama y que convenientemente han decidido no hablar nunca más, sino que también asistimos al día a día de una familia especialmente tocada por el suceso y, por tanto, amargada y melancólica.
Crítica de TV: 'The Leftovers', el pinchazo de HBOEl padre (Justin Theroux) dedica sus días a beber más de la cuenta mientras investiga en su coche patrulla los asesinatos de unos perros por la ciudad. Por su parte, le la hija nos muestra cómo crecen los adolescentes de esta nueva sociedad, entre sexo, drogas, alguna mutilación voluntaria y mucha indiferencia hacia el futuro. Sólo resultan interesantes las vivencias del hijo mayor como el chófer del líder de otra secta, formada esta vez por gente que sí habla pero que nunca revela nada interesante dentro del plano, no sea que se haga demasiado evidente el hecho de que, realmente, nadie sabe nada.
Una vez resignados, la pregunta que atormenta a los supervivientes, ya sea manera exaltada, como al pastor del pueblo (Christopher Eccleston), o de una forma más introspectiva, como a la novia acomodada a la que encarna Liv Tyler, es por qué. ¿Por qué unos se han ido y otros nos hemos quedado? Como en la novela, todo está ordenado hacia una presunción cristiana de la idea, una especie de Juicio Final en el que sólo han pasado el corte los puros de corazón y el común de los mortales se ve obligada a convivir para siempre con violadores, asesinos y corruptos, clasificados en su misma esfera moral. Ese orgullo de hijo herido es el auténtico dolor que ha trastocado a todos los personajes, nada preocupados por desentrañar el misterio con métodos científicos o deductivos ya que están enfocados en dejarnos claro lo mucho que sufren.
Crítica de TV: 'The Leftovers', el pinchazo de HBO
The Leftovers llega con una doble cruz que no ha podido sostener. No sólo su premisa es lo suficientemente interesante como para pedir a gritos una oportunidad del respetable, sino que el abrigo de un canal tan prestigioso como HBO eleva las expectativas de que la propuesta cuaje desde el capítulo piloto. No ha sido así y la primera entrega se ha traducido en una oportunidad perdida, desconcertante, aburrida y filmada sin lustre ni ritmo por el cinematográfico realizador Peter Berg (Tesoro del Amazonas, Battleship). Aunque lo peor se encuentra en una declaración de intenciones donde la ciencia ficción y la fantasía se quedan en la mera anécdota y todo pasa por hacer migas con un puñado de personajes deprimidos e indiferentes, arrojando la misma sensación que un puzle viejo, en el que la incertidumbre sobre si estarán todas las piezas en el montón le puede a las ganas de querer armarlo.

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