Michael Chiklis golpea de nuevo
Nota: 6
Que duda cabe que el truculento mundo de Las Vegas es un microcosmos cargado de interés y atractivo para los telespectadores. Leaving
Las Vegas o Miedo y Asco en Las Vegas son un pequeño ejemplo pero, seguramente, dada la temática mafiosa de este estreno, qué
mejor referencia que Casino, ya que aparte de ser una de las mejores
películas de la historia, nunca se ha retratado mejor el control de la Ciudad del Pecado por parte de la mafia italiana y como ese cetro pasó a las grandes corporaciones.
La referencia no es casual, ya que uno de los alicientes de Vegas parte por la
participación de Nicholas Pileggi,
respetado guionista de la película de Scorsese y responsable también del libreto de la no menos fantástica Uno de los Nuestros. Evidentemente, con su última creación aún le queda mucho
pe(s)cado por vender y aunque de momento sus primeros episodios nos hayan dejado
algo fríos, las sensaciones no son del todo decepcionantes, sobre todo, gracias al trabajo de Michael Chiklis (The Shield).
El análisis completo de Vegas, la nueva serie de CBS, tras el salto.
A primera vista, cualquiera puede percatarse de que no estamos ante
un obra de la dimensiones de Boarwalk
Empire (¡Que bien ha comenzado su 3ra temporada!), sino que tenemos
ante nosotros una serie que no aspira a copar la cima de la calidad, sino a convertirse en un entretenimiento puro y duro. Su base resulta de lo más simple: Vincent
Sabino (Michael Chiklis), recién llegado de La Habana y hombre de confianza de una familia mafiosa de
Chicago, viene a poner orden en su casa y a sacarle el máximo rédito a la ciudad, mientras que Ralph
Lamb (Dennis Quaid) no pasa de ser un Walker
Texas Ranger en toda regla que no hará otra cosa que ponerle las cosas
difíciles a La cosa nostra. De
hecho, viendo los dos primeros capítulos de Vegas, la serie bebe mucho del clásico procedimental detectivesco,
aunque siempre manteniendo una línea argumental lineal.
Por lo general, Vegas ha sido recibida de forma tibia y no es para menos, ya que su
piloto, salvando ciertos detalles, adolece de un buen punch que haga sentir al
telespectador la necesidad imperiosa de sintonizar el siguiente episodio. Uno de los
problemas d ela serie es, a pesar de su laureado responsable, un guión algo pobre, carente de una contextualización precisa y con una
descripción de personajes algo vaga. Un ejemplo claro lo encontramos en el del
interpretado por el actor Dennis Quaid,
que no sale del estereotipo clásico de héroe férreo con toques de western
pero sin el mismo gancho que puede tener un Raylan Givens o, por supuesto, un Clint Easwood en cualquiera de sus papeles de forajido vengador. El protagonista del horripilante remake de El Vuelo del Fenix da vida
a un ex-combatiente con habilidades detectivescas que se dedica a su ganado
hasta que el alcalde acude a él con el puesto de sheriff para poner orden en las Vegas. Un personaje que, junto a su
hermano e hijo, conforman este escuadrón más plano que el enfacelograma de Lindsay Lohan.
Por desgracia, el resto de los personajes siguen el mismo
patrón, sobre todo el interpretado por la ya veterana Carrie-Ann Moss, a la que todos recordamos por su papel en la saga Matrix. Carrie ha dejado los pantalones de cuero ajustados por la toga de
fiscal, sin embargo, su papel queda relegado al de secundaria de tercera fila con
aportaciones algo intrascendentes. Todo pasa porque veamos en la cabecera el nombre de una “estrella” -alguien conocido-, aunque sea en
el ocaso de su carrera. Pero seguramente, muchos de nosotros esperábamos volver a ver en Vegas a Michael Chiklis en otra serie acorde
a su nivel interpretativo. Vic Mackey, de The Shield, es ya un personaje histórico de la pequeña pantalla al que va a costar sudor y lágrimas olvidar cuando aparece el calvo, visto también en Los Cuatro Fantásticos. No obstante, después del horror de No Ordinary Family, su trabajo inmediatamente posterior a la serie policíaca de Shaw Ryan, ver de nuevo a este
actor en un papel como el de Vegas, por mucho que le falten algunas pinceladas, es todo un placer y lo único que sostiene al show.
En términos generales, la ambientación de Vegas (situada en
plenos años 60, con una ciudad en pañales aún sin
explotar) está bastante lograda y aunque se notan los límites presupuestarios,
tanto en interiores como exteriores, el trabajo en este campo es bastante
loable. Y es que no hay que olvidar que la crisis y la extrema competencia
entre estudios hacen que las inversiones en pilotos se controlen en exceso como,
por ejemplo, vimos recientemente en una gran apuesta como Revolution. En Vegas el caso es parecido, ya que tenemos un
producto demasiado en pañales como para permitirnos dar un veredicto definitivo. Si bien esta
serie tiene un patrón similar a The Good Wife, esto siempre puede resultar un arma de doble filo, ya que el
procedimental puede tanto dinamizar el ritmo como aplacar el interés. De todas
formas, la corrupción, la mafia y la esforzada labor de Chiklis son los ingredientes que ofrece Vegas, suficientes para darle un tiempo prudencial de mejora.