Crítica: Detrás de las Paredes

Todo comienza de ensueño con una familia perfecta que incluye dos adorables niñas, una bella esposa y un despreocupado marido que se ve tan feliz como en los comerciales de la pasta de dientes Colgate. Desde entonces tenía mis dudas de que era demasiado maravilloso para ser cierto y no porque comienzan las sospechas de que la casa esta manchada de sangre por un asesinato cometido hace cinco años. Decir más es arruinar una película que aparentemente se sostiene por el misterio que acecha a nuestros protagonistas, suficiente decir que nada es lo que parece y comienzan a suceder eventos anómalos donde la música de fondo no se olvida de recordarnos que debemos de sentir miedo o sorprendernos de apariciones extrañas en medio de la oscuridad.

La cinta está dividida en un antes y después de conocer lo que en realidad le esta sucediendo a la familia. Todas esas situaciones irritantes en donde la policía no te pone el más mínimo interés a las llamadas de auxilio, la terquedad de no mudarse de hogar o el desconocimiento al momento de comprarla sobre las circunstancias históricas; son sin importancia al descubrir el dilema de Will Atenton (Daniel Craig). El secreto no es evidente y ha sido manejado de mucho mejor forma en una de las tantas películas de Martin Scorcece, quien ni aún él pudo salir del todo librado. Ahora imagínense el desastre que se vuelve a cargo de otras manos. Al principio fue sorpresivo que con tanta rapidez estemos llegando a lo que se supone reservado para el clímax y en mi inocencia comenzó a intrigarme que es lo que han de proponer al desechar el trabajo de casi 45 minutos. Cuando conocemos la verdad,  el resto se vuelve innecesario, sin sentido y ya sólo es perdida de tiempo.

Con razón Daniel Craig y Rachel Weisz decidieron no promocionar la cinta. Todo su trabajo se va al caño al tener un libreto caótico sin enfoque a lo que se intenta proponer. Ambos son actores reconocidos de los cuales no podemos dudar de su profesionalismo , quizás algo exagerados en está producción, pero aún así no llegamos a dudar de su capacidad.

Para rematar, el gran villano sale de la nada proclamando su maldad en el momento más oportuno para aclarar la situación tan confusa que perdió importancia cuando el guionista David Loucka decide pasarse la mayoría del tiempo con escenas  que se supone  no existen. El colmo resulta en el desenlace cuando se tiene un momento digno de comedia. Por más que se esforzaron en convencernos en el amor entre los miembros de una familia, nada puede ser tan estúpido como lo que hizo Will. El despedirse en medio del peligro de llamas ardiendo (cuando vean la película me entenderán),  con un incendio que dura una eternidad envidiable de caricaturas japonesas;  es de lo más absurdo que se pueda ver.

Simplemente no funciona nada de lo que se propone. No existe tensión, suspenso o interés alguno por estas personas que parece que viven en retazos de las historias de mejores películas. Es un desastre.

Calificación: ★☆☆☆ 

Trailer Detrás de las Paredes