Los excesos casi la matan.
★★★½☆
Definitivamente esta no es una película que uno quiera mostrar a los turistas que deseen visitar nuestro país, suficiente han hecho los medios de comunicación para ahora incluir en la lista al cine entre los voceros del serio problema social que vivimos en México. Eso no le quita que sea una decente propuesta al tener de por sí la desventaja de contener una tema difícil comercializar, cuando buscan con asistir a las salas de cine un escape y no un recordatorio de lo que se vive en las calles.
Esta es la historia de Lupe Esparza (Tenoch Huerta), un agente de policía que comienza a destruir los negocios de gente demasiado importante, a tal grado que ya sólo le falta ser Robocop para combatir el crimen. Luego tenemos al agobiado de Doroteo (Kristian Ferrer), con el trabajo de cuidar a un empresario secuestrado, mientras que el grupo criminal se encarga de solicitar el dinero del rescate. Suficiente decir que ambas personas tienen un destino en común, decir más seria contraproducente.
Desde los primeros minutos la trama te atrae y no te suelta hasta que te termina. En gran parte por la forma en que el director Everardo Valerio Gout decide desplegar una gran variedad de técnicas a lo largo de su obra. En un momento la cámara va siguiendo a Lupe mientras persigue a un delincuente en una soberbia escena que te hace fluir la adrenalina, una habitación resulta tener vida propia al girar la cámara 360 grados mientras que el tiempo hace el resto y como le encanta enfocarse en lo que los personajes están viviendo en especial la visión que tiene el secuestrado cuando está cegado.
Otro aspecto del cual deben de estar orgullosos es la bella fotografía de Luis David Sansans que sin tener compasión desplega una diversidad de escenarios que van desde el atardecer en algún desértico sitio, hasta la oscuridad de la habitación del secuestrado. Es sinceramente refrescante ver la falta de conformidad en el aspecto visual, simplemente ese hecho merece la visita al cine.
Tampoco puedo olvidar las actuaciones del elenco, que bien pudieron haber hundido el barco. El drama del policía no pudo haber sido tan efectivo sin la intensidad de Tenoch Huerta, quien fácilmente pudo haber caído en el ridículo al momento de desplegar una arma, considerando lo difícil que es creerle a un actor haciéndose pasar por el héroe de la película. También de nuevo tenemos a Kristian Ferrer quien recordaran como el sobrino en ‘El Infierno, el joven continua su carrera con el mismo perfil de delincuente adolescente que tan bien le sale, es sólo que como que va haciendo hora de ser un poco más versátil , o ¿es qué, no existen otros actores que siempre lo tienen que contratar? Luego tenemos a Dolores Heredia, todos la conocemos por sus papeles de mujer fuerte, pero creo que en este ocasión la creciente desesperación que plasma en pantalla roba nuestra atención cuando se trata de interpretar la esposa desesperada por recuperar su marido secuestrado.
Lo que al principio resulta ingenioso en la elección de dividir la historia en tres líneas del tiempo y utilizar las transmisiones de televisión del Mundial de Futbol como aviso para saber en que año nos encontramos, se convierte en un grave problema durante el final de la película. Las revelaciones que supuestamente nos deben de impactar, resultan confusas y hasta me sacaron por completo del hilo de la historia. Es no quiere decir que a cada instante sean requeridos avisos o notificaciones, esta bien el que demande nuestra atención averiguando los detalles, después de todo ‘¿Quien quiere ser millonario?’ no es tan lineal como uno quisiera, es sólo que en querer resaltar una trama tan sencilla y complicarla casi les explota en la cara.
El común denominador de ‘Días de Gracia’ es el exceso: desde la dirección, fotografía y el libreto. Todo es una sobresaturación de elementos en donde algunos funcionan y otros simplemente se dejan ver como problemas de inseguridad al pensar que el sobreexplotar todo al máximo hará mejor la película. Eso no quiere decir que sea una mala propuesta, al contrario, me dejo gratamente sorprendido porque iba con intenciones de soportarla y resultó que a los cinco minutos estaba seriamente intrigado. Sin embargo, me queda la duda de que tipo de filme hubiera resultado con algo de autocontrol.