En FrikArte ya podéis leer una crítica sobre el último film de Tarantino. ¿Para qué hacer otra? Porque mi opinión sobre la película no es demasiado entusiasta que digamos, voy a ser el contrapunto.
El trailer de Django Desencadenado (Django Unchained) no me pintó bien desde el primer momento y da la casualidad de que la película me ha acabado no gustando. Antes de seguir he de decir una cosa, soy fan del señor Quentin Tarantino desde que ví la magnífica Pulp Fiction hará unos quince años y me reafirmé en el amor que profeso a su cine poco después con la gran, y mi película favorita de su filmografía, Jackie Brown.
Dicho esto ¿de qué va Django Desencadenado? El argumento a priori es simple, un dentista/cazarrecompensas alemán de nombre King Schultz (Christoph Waltz) compra al esclavo Django (Jamie Foxx) para que le ayude a atrapar a unos hermanos por los que se pide recompensa pero que Schultz no tiene ni idea de cómo son algo que Django sí que tiene muy claro.
Pero después Django querrá liberar a su esposa Broomhilda (Kerry Washington) de las garras del malévolo Calvin Candie (Leonardo DiCaprio) y Schultz se comprometerá ayudarle.
Mentiría si dijera que esta película es mala porque no lo es pero ¿por qué no me ha gustado y no me parece tan buena como la pinta el 99% de quienes la han visto? Veamos, Django Desencadenado tiene muy buenas partes, las dos secuencias con las que comienza son brillantes y con unos detalles muy buenos (esa muela oscilante en el carromato de Schultz es una gran muestra). Tiene todos los ingredientes marca Quentin Tarantino, léase diálogos con mucha chispa capaces de provocar carcajadas por burros que sea, violencia a tutiplén y exagerada al máximo posible y unos personajes que quedan en la memoria cinéfila.
El trabajo de los actores es muy notable también. Jamie Foxx lleva bien su papel, Leonardo DiCaprio se luce una vez más y Samuel L. Jackson, aunque tiene un pequeño papel deja su huella porque siempre es muy solvente. Ahora, por encima de todos brilla el austriaco Christoph Waltz, al que el gran público descubrió gracias a su papelón en la anterior obra de Tarantino, Malditos Bastardos (Inglorius Basterds), y que aquí vuelve a salirse que, no le han dado el Globo de Oro por nada.
Y ahora es cuando llega el pero porque sobre todo hay uno: el excesivo metraje. No, no soy de esas personas que no disfrutan de las películas que pasan de las dos horas porque siempre he sido de la opinión de que si una película es buena, lo es y punto, sin importar si dura ochenta o ciento ochenta minutos pero en el caso de Django Desencadenado, para mí, los 165 minutos de duración le hace un flaco favor y, por eso provocó que me aburriera.
Creo que el filme hubiese sido más redondo y efectista si su duración fuera inferior porque a mí me hizo perder el hilo antes de la mitad del mismo. Sí, es el mayor pero que le puedo poner en realidad pero si una película me aburre la conclusión es que no me gusta y, tristemente, eso me ha pasado con esta. Porque, sí, se recupera hacia el final pero la sensación que se me queda es de no haber disfrutado a pesar de haberlo hecho con escenas varias. Y, no deja de ser irónico, por otra parte, que pase eso.