Señores, les habla el cinéfilo que llevo dentro. No el testosterónico amante de la acción y la ciencia ficción propia de los blockbuster. Y tengo que decirles que esta es la mejor película que llevo vista en el 2013. Perdérsela sería un craso error, ya que estamos ante auténtica carne de premios que dará mucho de qué hablar.
El aspecto técnico está cuidado al detalle, y es impactante ver los efectos que tiene, los planos que utiliza (muchas veces imposibles y llamativos), las transiciones, los movimientos de cámara (acompañan al ritmo narrativo de forma hipnótica), el colorido, el ritmo que le imprime el director en el montaje y el uso de la luz. Y aquí me detengo para ensalzar la magistral labor de Simon Duggan, el director de fotografía. Su manejo de la luz es propio sólo de los grandes maestros del cine. Sabe cómo usar el color, el destello, la sombra y las texturas para emocionar, oscurecer, crear misterio, inundar de belleza o provocar la emoción más pura e intensa. Consigue que la película se vuelve un sueño inconexo y luminoso, que llega a irritar los ojos, y en ocasiones se torne una oscura pesadilla.
“El caleidoscópico carnaval desfilando por la puerta de Gatsby”. Es una frase de la película que resumen muy bien la parte visual, y la importancia de este personaje como eje central alrededor del que se desarrollan todas las historias.
Y junto a la parte más visual hay otro ingrediente que ayuda a lograr el contraste que impera en este filme, y es la labor sonora. Tanto la BSO como las adaptaciones de canciones actuales es soberbia. Está perfectamente adaptada a cada ambiente y a cada clímax de la cinta, logrando inculcar al espectador que el libertinaje y el descaro de la juventud también estaba presente en los años 30. Los decorados y el vestuario de la época se entremezclan con el jazz, el pop, el funky y el rap, logrando un choque grotesco y atrevido, pero para nada repulsivo. Impacta pero engancha. Es la cultura pop llevada a los años 30, y las fiestas que se muestran podrían compararse con un Project X vintage.Ese frenesí también está presente en el guion. Durante la película el propio narrador menciona que el ritmo en Nueva York era frenético, y ese ritmo es trasladado a unos diálogos rápidos y ágiles, unos planos cortos, con una velocidad interna acelerada, transiciones rápidas y borrosidad. Precisamente el guion es otra joya. En él han intervenido el propio director y Craig Pearce. Desde el principio, en el que se nos presenta a un hombre en un loquero contando una historia que le tiene trastornado, el misterio sobre quien es Gatsby mantiene la atención del espectador. Todos hablan de él, de sus fiestas, de anécdotas de su pasado, de cómo se hizo tan rico, y de cómo encandila a todo el que lo conoce. Esa sensación es la que experimenta el narrador, que se acaba convirtiendo en el único amigo de Gatsby, una amistad que le obsesionará. Además es imprevisible, porque por cómo empieza nadie diría que encierra una bellísima historia de amor. En ella se nota la mano del director de Romeo y Julieta, Moulin Rouge y Australia.
Lo último que destacaré es la actuación de los protagonistas. Joel Edgerton e Isla Fisher están muy bien, Tobey Maguire es un excelente narrador, y logra resarcirse de su papel en Spiderman. Pero por encima de todos brillan como las estrellas Carey Mulligan y Leonardo DiCaprio. Mulligan luce como Marilyn, con ese encanto inocente y enamoradizo que la caracteriza. Y DiCaprio vuelve a destacar como el actor de primera fila que es, con unos registros tan sublimes que hacen temblar de la emoción. Ambos merecen por este papel el Oscar que se les negó por sus participaciones en Shame y en Django Desencadenado.
Hay un elenco de maestros detrás de la película: compositores, iluminadores, guionistas, actores… Todos te van guiando por una historia tan dramática como romántica, te sumergen en ella, y al llegar al final os sorprenderéis con la boca abierta, los ojos vidriosos y el corazón encogido. Y en medio de ese sobrecogimiento aterrizaréis sobre la realidad, la misma de la que el director os ha elevado durante más de dos horas. Rezo por la Academia sepa darle a esta obra el lugar que merece, y al equipo artístico y técnico que encierra.