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Crítica El Gran Gatsby: Una adaptación al estilo Luhrmann

Publicado el 28 mayo 2013 por Cineenconserva @Cineenconserva
Crítica El Gran Gatsby: Una adaptación al estilo Luhrmann
Decía Jean Cocteau, que aquello que el público te critique cultívalo porque eso es lo que eres. Pues bien, a Baz Luhrmann parte del público (¿o quizás más la crítica?) siempre le ha reprochado su excesiva puesta en escena, su barroquismo, el querer potenciar la estética y la música frente a aspectos de la trama y el desarrollo de los personajes. Exceptuando quizás su película más redonda, Moulin Rouge, el resto de sus trabajos es de dudoso resultado, sobre todo aquel tostón híbrido de aventuras y melodrama romántico llamado AustraliaEn el caso que nos ocupa, la última adaptación de una obra cumbre de la literatura universal del siglo XX: El gran Gatsby (Francis Scott Fitzgerald; 1925), Luhrmann sale airoso pero no triunfal. Como ya hizo en Romeo+Julieta (1996) el australiano adapta otro libro de cabecera  bajo su forma de ver el cine: derroche visual, abundancia de colores, banda sonora plagada de exitazos musicales con fecha de caducidad, movimientos de cámara a tutiplén... Sin olvidar, su predilección por potenciar el romance épicoe imposible (así lo llama él) entre la pareja protagonista. 
Al contrario que hizo en Romeo+Julieta (cuya historia transcurría en la actualidad), en El Gran Gatsby, Luhrmann se ha encargado de reconstruir con precisión (vestuario, decorados...) su particular visión de los felices años 20 estadounidenses, aquellos en donde la bolsa se disparaba hacia la luna, el jazz empezaba a hacer estragos y las flappers bailaban y bebían sin descontrol. 
Lejos del clasicismo que imprimió Jack Clayton en su versión de este clásico (1974), el director australiano apuesta en el primer tramo por tirar la casa por la ventana, como si esto fuera un reflejo de la vida interior de sus personajes. Así, antes de que conozcamos al enigmático multimillonario del anillo, el espectador (a la par que el personaje de Tobey Maguire, el más literario y deudor de la prosa de Fitzgerald) ya ha visualizado bien qué tipo de vida llevaban muchos de los que con el crack del 29 pondrían fin a sus excesos. Fiestas sin control, mansiones que dejarían tiritando a la de Orson Welles en Ciudadano Kane, y mucha frivolidad y nadería de los ricos de alta cuna; como Daisy (Carey Mulligan), la mujer ideal para un hombre hecho a sí mismo como Jay Gatsby, por cuanto esta representa en la sociedad clasista de esa época.

Crítica El Gran Gatsby: Una adaptación al estilo Luhrmann

Tobey Maguire con su habitual cara y Elizabeth Debicki

Una vez que ya estamos cansados de tanta fiesta anacrónica, de tanto hip hop remezclado, de escenas salidas de un videoclip, aparece por fin el verdadero dueño de la función, que no es otro que Jay Gatsby (Leonardo Dicaprio) y a partir de entonces, es cuando la película alza el vuelo y comienza a desplegar otro tipo de encantos, más centrados en los conflictos de sus personajes. Carey Mulligan (aun con un doblaje en español muy mejorable) interpreta bien aunque sin apasionamientos a una Daisy voluble y snob, y Dicaprio (¿cuántas veces dice compañero?) sabe ser enigmático al principio y cargar luego con el peso dramático de Gatsby. 

Casi de puntillas -ya en el clímax- el director retrata la fragilidad del sueño americano, la imposibilidad de Gatsby de retornar al pasado como si nada hubiese sucedido, su frustración por saber que aún con mucho dinero nunca será considerado como Tom Buchanan (Joel Edgerton), pese a que hoy en día sabemos que tener dinero (por desgracia) sigue siendo la mejor carta de presentación y que Jay Gatsby no tendría porqué ocultar y preocuparse por sus pobres orígenes.

En definitiva, una adaptación que capta el espíritu de esa época y que arriesga en el apartado visual pero que carece de la fuerza dramática de la historia que contaba Moulin Rouge.

Lo mejor: Dicaprio, la escena en donde Gatsby y Daisy se reencuentran tras cinco años, la voz en off del personaje de Tobey Maguire, Nick Carraway. Puesta en escena.Lo peor: Que el romance no sea inolvidable, que en general la película se olvida pronto.
Crítica El Gran Gatsby: Una adaptación al estilo Luhrmann

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