Versión Hollywood
★★½☆☆
La simplicidad de un cuento de Dr. Seuss es víctima del mismo proceso industrial que tienen los mechones del árbol de Trúfula: se teje para crear una monstruosidad que no sabes si es un trapo, abrigo, sombrero; es mil usos. Es tan fabulosa la ‘Thneed’, que se moldea para satisfacer a una gran variedad de consumidores, resultando en un éxito total. Eso es precisamente lo que se hizo con esta versión que se adaptó de tal forma que satisface al público, el estudio que lo produce y hasta las decenas de compañías que buscan el patrocinio ecológico de la criatura naranja.
Los cuentos de Dr. Seuss son breves, tanto que la duración de los especiales de televisión de 24 minutos resultan tener paja con números musicales. El reto es interesante al tener que expandir la fábula al tiempo requerido para ser una producción fílmica y eso no está mal, da oportunidad de una que otra actualización, profundizar en los personajes ¿ y por qué no? Hasta incluir el fastidioso 3D que sólo sirve para aumentar el precio de los boletos de cine. Lo que no es posible ignorar son las elecciones creativas que el grupo de guionistas consideró apropiadas para inflar el clásico.

Ted es un niño que reside en la ciudad de Thneedville, donde todo está hecho de plástico y aparentemente viven felices. Audrey es la chica artista que añora la existencia de los árboles que alguna vez existieron, curiosamente es vecina de Ted y como las hormonas le fluyen al chamaco, es motivo suficiente para ir a las afueras de la ciudad en busca del ermitaño que le ayudará a obtener un preciado árbol y la chica. Al parecer ya los niños no están autorizados para soñar con vegetación, no vaya a ser tan ‘gay’.
Después de una buena cantidad de minutos, por fin conocemos el relato del ermitaño llamado ‘El-una-vez’ y descubrimos como llegó al antes bello bosque para realizar fortuna, hasta que conoció al Lórax que se autoproclama vocero de los árboles. Para ser el protagonista de la historia, se torna algo burocrático llegar a conocer el bigotudo, es más, si no fuera porque está escrito en el cuento, el nombre de la película debería de ser ‘Ted’ y no ‘Lórax’.
Se valora que dentro de tanto relleno al menos en el centro exista algo de fidelidad en la fábula, tampoco no mucho ha cambiado desde hace ya más de 40 años que se público el libro, por eso la trama del avaricioso del Sr. O’Hare que se ha hecho millonario vendiendo agua y aire puro, es más como una actualización y no estorba tanto. Ahora más que nunca se ha vuelto relevante la lucha entre la economía y la ecología, al sufrir los efectos de la negación del daño que le estamos ocasionando al planeta.

Es en los excesos con los personajes cariñosos, los prolongados musicales, la persecución en medio de la ciudad y la sobreactuación del Sr. O´Hare; lo que pone en evidencia una fórmula desgastada de las películas infantiles. Se traiciona a sí misma cuando no es ejemplo de la crítica que realiza sobre la comercialización, siendo que hace todo lo posible para venderse al público con los mismos trucos de siempre. Es entonces que el relato no resulta tan sincero y si acaso triunfa es porque el sentido de la fábula ha quedado casi intacto para provocar una reacción emotiva en la audiencia, quitando cualquier indicio literario de Dr. Seuss, es más de lo mismo.
Por supuesto que de lo anterior no tendrá mucha importancia para los niños que con ver los colores brillantes, osos y pescados, será más que suficiente para salir satisfechos. Es sólo que se pudo haber hecho más con esta obra, con más respeto de un clásico infantil y no rebajarlo a una producción hollywoodense especificamente diseñada en un departamento de mercadotecnia.
Trailer El Lórax en Busca de la Trúfula Perdida