Con toda seguridad, estamos ante uno de los momentazos del año para ir al cine: el estreno de la película de esta crítica, con guión de la propia Rowling (sin duda, su rasgo más interesante); la llegada también, después de tantos años, de la segunda parte de “La niña de tus ojos”, con polémica incluida; y por si fuera poco, el que se dice que será el nuevo gran musical (las canciones corren además, al parecer, a cargo del experimentado Mancina) de animación de Disney “Vaiana”, que amenaza con destronar a la sublime “Frozen” y que llega cargado de buenas críticas… así que parece que la cartelera cinematográfica no nos va a dar descanso posible, ¡al pie del cañón habrá que estar!.
He de admitir que J. K. Rowling como escritora nunca me ha entusiasmado (y como persona, de lo que he sabido, tiene sus cosillas); sí, me he leído toda la saga de Harry Potter (y visto las películas, e incluso les he dedicado un largo artículo en el que analizo toda la saga), por moda, por descubrir que es eso que conmociona al mundo… pero sin demasiado entusiasmo; su estilo en general no me termina de convencer (y eso que en las traducciones españolas no se refleja todo lo coloquial del original), pues es un tanto desordenado; y aunque reconozco que me gusta su idea de, en plan fábula, usar metáforas para evocar cuestiones muy reales, también soy incapaz de concederle el mérito de poseer una gran imaginación, al fin y al cabo, todo lo que ha creado no es más que una recopilación de cosas que, en el peor de los casos, o ya se habían hecho antes, o en el mejor, formaban parte de la cultura popular… dicho de otro modo, la originalidad y la creatividad resultan bastante nulas.
Sin embargo, y al contrario de lo que me pasa en otros casos, soy incapaz de condenarla por haber obtenido un éxito inmerecido… tal vez porque siento compasión por lo mucho que sufrió previamente al fenómeno de “Harry Potter”, por todas las penalidades que pasó para alcanzar lo que llevaba toda la vida deseando, y que tan lejos e imposible parecía cuando apenas conseguía sobrevivir y la situación no podía ser peor… que queréis, a todos nos gusta el cuento de “La Cenicienta”, y yo no soy menos.
Sin embargo, el sueño hecho realidad podría haberse vuelto pesadilla, pues como les ha pasado a tantos artistas, de lo que es buen ejemplo literario y metafórico “Frankestein”, la criatura ha acabado devorando a su creador.
Sí, Rowling tenía muy claro que “Harry Potter” terminaba con el séptimo libro, y sanseacabó… o al menos lo intentó, publicó hasta dos libros más de temática totalmente diferente, uno de ellos incluso con pseudónimo para ver si colaba… pero el resultado tuvo más bien poco éxito de crítica y público. Así que el mundo mágico de Potter pronto volvió a resurgir, con una obra de teatro basada en una de las ideas de la autora (y que probablemente se convierta en el texto teatral más vendido de los últimos años), y ahora con esta reconvertida en guionista.
Sí, cualquiera que haya creado una gran obra artística (y no sólo escritores, también actores, pintores… etc), debe saber que esta puede alcanzar tal identificación con el propio artista, que el público sea incapaz de separar al creador y a la criatura, o lo que es peor, que no quiera hacerlo, y entonces, el creador se convierte en esclavo para siempre de su creación, porque nunca le permitirán escapar de ella (algunos lo han logrado, pero hay que ser muy hábil para ello).
Así pues, es muy posible que Rowling ya nunca pueda dejar de ser “la autora de Harry Potter”, pero parece que quizás haya encontrado la manera de adaptarse a su nuevo status y reinventarse a sí misma… o, en cierto modo, yo quiero ver su trabajo en esta película como un intento de eso. Pero ya hablaremos con detalle de ese tema en la crítica:
-Animales fantásticos y dónde encontrarlos: cuando J. K. Rowling escribió el libro homónimo, lo hizo con motivos caritativos y por petición de ciertas fundaciones, era una especie de spin-off de Harry Potter, un pequeño librito aparte de la saga (en realidad, fueron dos, ¿nos encontraremos con una adaptación en el futuro de “Quidditch a través de los tiempos”?) para obtener dinero para determinadas causas… pero lo que sorprendería a cualquiera que aún no lo haya leído, si lo coge en sus manos después de haber visto la película, es que este libro no es en absoluto de narrativa, sino un diccionario, una especie de obra enciclopédica.
En realidad, el libro llevaba a cabo algo que ya muchos estaban haciendo, que era explotar la gallina de los huevos de oro que había nacido con Harry Potter, abordando los temas paralelos que trataban los libros, aquellos de cultura popular y tradicional que (por supuesto, faltaría más pues también la propia Rowling los había utilizado y no los había creado o inventado ella) son de uso público (de hecho, en esos años, surgieron múltiples obras literarias aprovechándose de esa cuestión)… y ahora, Rowling también iba a por otra parte del pastel, o al menos, las fundaciones a las que representaba, y al fin y al cabo, ¿qué te puede dar más legitimidad y puede sonar más original que el nombre de la autora que creo la moda y el interés por la temática?, pues eso.
En cualquier caso, “Animales fantásticos y dónde encontrarlos” no es en absoluto una obra narrativa (aunque tenga retazos), con lo cual, su conversión a guión por la poco avezada Rowling sonaba muy interesante de examinar y analizar… sin mencionar, que era muy digno presenciar, si el resurgimiento de la saga en forma de spin-off, sería el batacazo definitivo, un último y pomposo funeral, o el resurgimiento del mundo mágico de Potter… lo uno o lo otro, era imposible que hubiera términos medios… y por la recepción que ha tenido entre público y crítica, me da que, al menos de momento, va a ser lo segundo.
Tras ver el filme, y fijarme mucho en el guión, he llegado a la conclusión de que Rowling ha logrado ser una alumna aventajada de Steve Kloves, con quién trabajó muy intensamente y muy mano a mano (aunque nunca apareciera acreditada como tal, se sabe que él le consultaba a ella, y que la autora le decía lo que podía ser y lo que no) en la saga de Harry Potter, ha aprendido la lección, y sabe hacer un guión cinematográfico.
Ahora bien, quizás ha aprendido demasiado bien, pues lo cierto es que su guión difícilmente podría diferenciarse de uno escrito por Kloves, ya que no tiene personalidad propia, no notamos la diferencia en el cambio del guionista por la escritora original, no se ve su huella especial; es más, quizás lo más triste es que mucha gente irá al cine, y los menos informados saldrán sin darse cuenta de que ha sido Rowling quién, por primera vez, ha escrito y decidido cuales son las imágenes que aparecerán en la pantalla del cine… un privilegio que rara vez los lectores tienen el placer de vivir, es decir, que el creador se pase de un arte a otro para explorar en nuevos medios su propia obra.
Por lo demás, el guión tiene todas las virtudes (tratamiento de temas serios de forma metafórica y simbólica -en esta película, por citar algo, se habla de cosas como: la ecología, la represión… etc-, reflexiones interesantes, vistosidad… etc) y los defectos (intrigas predecibles, personajes y temáticas repetitivas, cierta dificultad a la hora de explicarse, escasa claridad, incoherencia… etc) de Rowling, vamos, que si te ha gustado Harry Potter, muy probablemente te gustará esta película. Aunque uno no deja de preguntarse si el fenómeno podrá durar, puesto que, aunque la escritora ha sido hábil cambiando la temática general, en el fondo, son demasiado reconocibles y reiterativas muchas de las tramas secundarias o de los personajes, que ya han sido demasiado explorados y explotados en la saga original.
Pero por supuesto, como Rowling no es tonta y sabe lo que vende, plantea esta nueva película como precuela de Harry Potter, pero de una manera muy inteligente, pues está lo suficientemente separada de la saga original como para introducir a neófitos (todo el argumento es absolutamente nuevo y está planteado como tal, con personajes creados exprofeso y que no son protagonistas en la saga de Potter), pero contiene las precisas referencias a la historia originaria como para que los fans las identifiquen y vean una especie de continuación del relato que tanto les entusiasma y del que desean saber más (a saber: Gellert Grindelwald -pronto saldrá Dumbledore también, no sólo mencionado, y sino, al tiempo-, y el propio protagonista, que era el autor de alguno de los libros de texto de Hogwarts).
También comentar, que Rowling se muestra agradecida con EEUU, país que tantas alegrías le ha dado (no sólo Hollywood, no olvidemos que una editorial americana compró los derechos de su libro por el precio más alto que se había hecho hasta el momento por una obra de su género), pues, aunque mantiene cierto aire inglés con el protagonista, se puede decir que “Animales fantásticos y dónde encontrarlos”, al contrario que el icónicamente británico mago Potter, es de esencia estadounidense (de hecho, hasta se escoge, para ambientarla una de las épocas claves de la historia de este país, los locos años 20, la era del jazz).
Y sobra decir, por si alguien no lo sospechaba ya, que sí, que este es el inicio de otra saga diferente, y el final abierto lo deja muy claro; así que tenemos spin-offs de Harry Potter para rato… aunque sea en versión americana.
Sin embargo, que el relumbrón estadounidense no nos ciegue, puesto que esta película sigue siendo de la misma factoría que hizo las adaptaciones de los libros de Potter, con lo cual, una importantísima parte de la producción sigue siendo inglesa (aunque las poderosa major hollywoodense Warner esté detrás asegurando una potente distribución).
De hecho, repiten en los cargos técnicos muchos de los que estuvieron en la Saga de Harry Potter, como pueden ser el productor David Heyman y el director David Yates (entre otros muchos)… y además, se añaden más nombres de prestigio a la franquicia (antes ingleses, ahora americanos), como pueden ser los de Colleen Atwood (muy conocida por ser diseñadora de vestuario fetiche de Tim Burton) o el músico James Newton Howard, de estilo similar a John Williams, y de este último no debemos olvidar que creó para la primera película el icónico “Hedwig’s theme” que suena en todos los filmes de la saga de Potter… y también al comienzo de este nuevo filme del que hago la crítica.
Por ello, difícilmente nos encontramos con sorpresas en el apartado visual, y aunque se usa ese viejo lema para las secuelas de “más, y más grande”, lo cierto es que nada de lo que vi me fascinó, y eso que soy consciente de que se creó con esa intención.
A decir verdad, la dirección de Yates, a pesar de que me gustó mucho como condujo la saga de Potter desde la quinta película; en este nuevo filme del que hago la crítica, peca de haberse confiado, parece que estuviera haciendo la película en piloto automático, cual operario de fábrica que repite el mismo proceso rutinario una y otra vez… y siguiendo el lema de “más y más grande” se regodea insoportablemente en una pretendida espectacularidad visual que quede bien de cara a exhibir la película en Imax y 3D… pero las secuencias dedicadas a tal finalidad acaban siendo tan sobreabundantes, repetitivas y excesivas, que el filme llega a provocar cierto aburrimiento y tedio debido a ellas (porque sí, la narración llega a interrumpirse totalmente, pero en seco, para centrarse en la exploración visual de cosas que nada aportan al argumento), sin mencionar que no alcanzan una auténtica belleza estética, especialmente los personajes, pues no mintamos, es muy difícil crear seres monstruosos que resulten atractivos (de lo que debemos deducir que, después de todo, la naturaleza hace bien su trabajo), y no conseguir eso en una película que trata precisamente sobre ellos, es decir, sobre animales fantásticos, me parece un absoluto fracaso visual, y por tanto de la dirección, que tuvo que tomar todas las decisiones acerca de lo que se vería y de que aspecto final tendría el filme.
Si a eso le sumamos una falta de ritmo, que intenta solucionarse a golpe de montaje como bien se puede, y aún con todo, la duración del metraje resulta excesiva… nos encontramos, por tanto, con una dirección más bien deficiente y con escaso pulso.
Así pues, y como ya he ido adelantando, aunque la dirección artística intenta ser muy cuidada y profesional (la evocación de época es magnífica), lo cierto es que fracasa en su intento por resultar atractiva y cautivadora. Tal vez muy buena parte de eso se deba a la fotografía de Rousselot, absurdamente oscura y con demasiado contraste (defecto del que cada vez pecaban más las películas de la saga de Potter, especialmente hacia el final… yendo, por otra parte e irónicamente, en sintonía con la publicidad que decía que eran “más oscuras”, ¡literal y figuradamente!).
En cuanto al reparto artístico; nunca entenderé porque Eddie Redmayne está tan de moda, siempre me ha parecido un pésimo intérprete al que se le ve actuando todo el rato; normalmente, no pienso ni que él mismo se crea sus propios personajes; y en esta película en concreto, parece estar en una permanente indecisión y como si hubiera dejado a medias el trabajo de la creación de su personaje.
Muy desgraciadamente, no es el único del que se puede decir esto; pues, exceptuando a Dan Fogler, que decide hacer de sí mismo y pasárselo pipa sin tomarse en serio nada; al resto del reparto artístico (y sí, incluyo a los experimentados Colin Farrell o John Voight) se los ve como atemorizados, dudosos, en alerta continua, como preguntándose qué tienen que hacer o qué será lo siguiente que va a pasar… vale que están rodando con cromas, y seguramente no vieron físicamente ni la mitad de lo que se contempla en el producto final… pero es que, aún con todo eso, muestran una inseguridad muy visible y evidente. Hasta parece como si estuvieran recelosos de que no les fueran a aceptar como parte del nuevo mundo mágico de Rowling o estuvieran temblando todo el rato, temiendo pisar a alguno de los animales fantásticos del título y que les gritaran por ello; ¡es más!, hacen sus personajes tiesos como escobas, sin apenas moverse, como sobrecogidos con la sola idea de dar un paso o mover una ceja en falso.
En conclusión, “Animales fantásticos y dónde encontrarlos”, es digna precuela de la saga “Harry Potter”, con todas sus virtudes y sus defectos de forma exaltada… ahora bien, habrá que esperar a ver si no se barroquiza y se va todo al traste definitivamente, como tiene pinta de hacer… pero de momento, la nueva saga de precuelas de Potter ha empezado bastante bien la travesía, y yo al menos, estoy dispuesto a darle una oportunidad a su segunda parte que, supuestamente, se estrenará en 2018… ahora bien, como sigamos por este mismo camino, con franqueza, mucho me temo que abandonaré definitivamente el fenómeno del mundo mágico de Rowling, que buena hora me va siendo por otra parte, ya que tampoco nunca me fascinó en exceso.