Revista Comunicación

Crítica exprés: Hazte banquero

Publicado el 06 octubre 2016 por Universo De A @UniversodeA

La temporada parece comenzar extraordinariamente bien en los teatros municipales a nivel de calidad artística (de hecho, ya adelanto que la obra “Serlo o no” de la sala principal Teatro Español, obtendrá una crítica completa -y ya sabéis que ya quedan pocas de esas, y son para productos muy selectos-, altamente laudatoria… que trataré de publicar lo antes posible); lo cual me agrada mucho, porque el año pasado, apenas habíamos empezado, y ya estaba subiéndome por las paredes, como bien recordaréis.

Probablemente, aunque sólo sea por su vanguardismo, la obra de la que haré la crítica abajo, también merecería una crítica completa, pero teniendo en cuenta el poco tiempo que está en cartel, prefiero publicar cuanto antes, y que sea exprés da más garantías en el aspecto de poder finalizarla antes.

Sin embargo, no deja de ser paradójico, que precisamente esta obra se haya estrenado en un teatro público, y además municipal (o quizás no tanto, fíjate tú que casualidad, “Ahora Madrid”, se encontraba entre los colaboradores del show), y resulta sorprendente, pues, como ya se ha comentado en una exitosa y clamorosa reciente publicación de este blog, mucho se había rumoreado tras el descabezamiento de los teatros del ayuntamiento, acerca de qué pasaría con su programación… sin mencionar que aún pesaba sobre todos la terrible y última amenaza de Pérez de la Fuente, que, justo antes del verano, a modo de maldición de hechicero de cuento de hadas, auguraba que su espantosa “Numancia”, abriría nuevamente la siguiente temporada (mientras todos suponíamos que se escenificaría con su padre como único espectador), recordando que él y nadie más que él era el director artístico de los municipales (podéis recordar todos los detalles aquí).

Afortunadamente, su terrible presagio no se cumplió (y he de decir que para muy bien)… pero tal vez, el ex director de los municipales, bien pueda acabar diciendo ese conocido dicho de “de fuera vendrán, que bueno me harán”, porque, si bien a nivel artístico aún no sabemos como acabará la cosa… si podemos imaginárnoslo a nivel político y económico.

No voy a entrar a juzgar el hecho de que las comisiones que han elegido a los nuevos directores y han juzgado sus proyectos sean cuanto menos cuestionables (por poner un solo ejemplo: Berta Ojea -actriz pésima donde las haya- estaba en una de ellas… vaya usted a saber por qué le correspondió tal honor y por qué alguien consideró que estaba facultada para tan gran trabajo), y mucho menos quiero imaginar cuanto habrán cobrado por realizar tal servicio (al menos, Ana Botella, aunque luego hizo lo que le dio la gana, se molestó en preguntar al resto de los partidos); pero sí diré, y no me cansaré de clamar escandalizado, que, en plena crisis económica (que ya dura varios años, y de la que una buena parte de los súbditos de este Reino siguen sin salir) no es normal que un teatro público, que es sostenido por los impuestos de una ciudadanía asfixiada por permanentes problemas monetarios, haya pasado de tener un sólo director… ¡a tener cuatro!.

Sí, sí, uno para el Español, y tres para el Matadero, así, sin más, toma ya… parece una broma pesada, una especie de inocentada trasnochada fuera de lugar, pero, como de costumbre, la realidad siempre supera a la ficción.

Ahora podría usar palabras esas palabras tan manidas como corrupción y prevaricación… pero me quedaré en decir que, como autor de ficción, jamás se me hubiera ocurrido algo tan extravagante y surrealista como lo que está pasando en los teatros municipales… aunque no puedo dejar de imaginar a esos políticos irresponsables, y que faltan al respeto al ciudadano, bailando sobre el dinero que a todos cuesta tanto ganar (los que pueden, no olvidemos las cifras de desempleo, los contratos basura… etc), mientras cantan “Money, money” de “Cabaret” en un baño en el que, en vez de papel higiénico hay billetes de 500 euros, sí, ese papelito violaceo que tan pocos españoles aseguran haber visto en su vida.

Cierto que no falta quién rumoree que también están rodando cabezas en los municipales para compensar este nuevo despilfarro… aunque por supuesto, estas cabezas se corresponden a los que estuvieron con los anteriores directivos y en temporadas anteriores, de modo que, más que un reajuste, se está dando una purga al mejor estilo de Stalin.

¿Qué si esto es normal?, pues no, ¿qué si es una vergüenza pública y que debería haber un aluvión de dimisiones?, pues sí, ¿qué si como ciudadano me siento estafado de una manera intolerable y que me están tomando el pelo?, pues también, y no creo ser el único.

No sé que resultados artísticos tendrá todo esto… habrá que esperar para ello… pero mucho me temo que van a resultar muy caros, y va a resultar difícil que compensen… pues tal vez las pirámides de Giza se construyeran a costa de gran sufrimiento de muchos seres humanos… pero siguen admirando al mundo milenios después; ¿conseguirán lo mismo la ristra de nuevos directores de los municipales?, francamente, lo dudo muchísimo.

En definitiva, la vergüenza, desvergüenza y el escándalo siguen siendo los huéspedes habituales de los teatros municipales, y mucho me temo, que tienen pensado pasar una larga estancia. Ojalá el tiempo me contradiga.

Por otra parte, realmente, a veces envidio a las personas que deciden permanecer en la ignorancia, y se dejan llevar por el conformismo, la desidia, y la felicidad que ello conlleva… porque saber tal vez nos haga libres, pero, a cambio, ¡produce unos cabreos!.

Teniendo en cuenta estas circunstancias, y a pesar de la crítica que voy a hacer, repito, ¿no resulta terriblemente irónico que esta obra se represente precisamente en un teatro del ayuntamiento?, si es que esto es el cuento de nunca acabar.

Crítica exprés: Hazte banquero

Hablemos claro, aquí todos sabemos (los que me leen con cierta frecuencia), que a mí podrá considerárseme muchas cosas, pero un radical o un revolucionario, no es algo con lo que se me suela definir; es más, siempre he reivindicado mi apoliticismo, al igual que he proclamado mi monarquismo (cosa que, como he explicado muchas veces, no es en absoluto incompatible, sino más bien lo contrario).

Por ello, tal vez no falte quién se pregunte por qué acudí a ver esta obra, y fue, porque de algún modo había conseguido fascinarme: su título era ingenioso (mucho más de lo que podía imaginar, de hecho) e indudablemente podía ser un experimento muy interesante: el documental no es un género teatral, pero además prometían comedia y drama, se hablaba de un concepto tan novedoso como el de “teatro de datos”… y yo, como amante del arte, siempre me gusta ir a la pesca de un nuevo descubrimiento… pero también es cierto que, en realidad, en muchos aspectos, lo que más me temía, era un discurso panfletario insoportable de un proselitismo intolerable, y como todos los que leen este blog saben, si hay algo que yo no tolero, es que se dediquen a venderme la moto, porque no necesito que me inculquen ideas, pues tengo las mías propias; o como dijo Arturo Pérez-Reverte “yo no tengo ideología, tengo biblioteca”, y yo, añado personalmente, además, filmoteca.

Pero como sabéis, a mí no me gusta juzgar sin ver, así que allí fui… y saqué mis conclusiones; pero eso es tema de la crítica que hago abajo.

Ahora bien, también tengo qué decir que, aunque en este teatro las entradas no son caras, el hecho de que los que hacen la obra defiendan la cultura libre… resulta un poco contradictorio; y más, cuando se pretende que el producto sea algo informativo que llegue a todo el mundo. Aunque, por otra parte, supongo que nada se sostiene solo.

Quiero destacar una muy buena atención al público en el Fernán Gómez.

No puedo dejar de decir que se echó mucho de menos que el programa de mano, teniendo en cuenta la temática, y todo lo que vimos, fuera mucho más completo y exhaustivo, la ocasión lo merecía.

-Hazte banquero: A la hora de juzgar esta obra, considero que debe hacerse desde dos perspectivas:

-Artística: en muchos aspectos, su concepto es rompedor, innovador, se escapa díscolamente de poder ser encasillada en un género, y tiene características de muchos: histórica, biográfica, documental, dramática, comedia, en algún momento hasta musical… a veces incluso, ni parece una obra de teatro sino una conferencia o un mitin. También, saliéndose de lo habitual en las artes escénicas, para entrar en el terreno de las bellas artes, recuerda en otros momentos a un happening, una performance o una acción artística.

No hay normas, sólo creación en estado puro. Me ha dejado tan anodadado, que sería incapaz de decir si es fruto del talento o de la casualidad, y no estoy seguro de que se pudiera volver a repetir algo igual intencionadamente.

Tal vez todo se deba a que los creadores no son una compañía de teatro, sino grupos de activistas (aunque algunos de los que están vinculados, tienen profesiones o estudios artísticos), y puede que a causa de eso hayan conseguido esta frescura y capacidad para la trasgresión, para saltar todo formalismo, al no ser todos personas altísimamente vinculadas al mundo escénico.

En fin, lo dicho, no sé si podrán volver a repetir este mismo éxito artístico, pero tengo algo muy claro, me gustaría mucho volver a estar presente si vuelven a hacer otro proyecto, pues me han sorprendido muy positivamente.

Y a pesar de que este tipo de vanguardismos suele crear una distancia con el espectador, que suele poner una barrera ante aquello que desconoce (algo muy humano, por otra parte); la realidad es que esta obra tiene la cualidad que debe tener todo lo que aspire a ser arte: emociona; y no voy a hablar sólo de las visibles reacciones del público (risas en general), pues prefiero centrarme en las mías, que abarcaron toda una gran gama de emociones, aunque reconozco que la mayor parte del tiempo reía por no llorar, pues lo que se nos contaba tenía tal dosis de amargura, que difícilmente se podía tomar de otro modo, hay cosas que resulta muy duro escuchar o recordar; pero esas cuestiones las juzgaré a continuación.

No obstante, como defectos, sí he de destacar algunos importantes, como: una gran falta de vocalización por parte de los actores (muy especialmente de Josep Julien, que, por encima, hablaba con una rapidez que parecía una locomotora, como si estuviera temiendo permanentemente que le cortaran, y no poder decir su diálogo); y muchísimos fallos de sonido (distorsiones, grabaciones que no se escuchaban bien, voz y música que se peleaban si intervenían a la vez y al final no oías ninguna de ellas… etc)… todo lo cual, se resume, al final, en el absurdo uso de los microfonitos (que, por encima, estaban pegados con unas tiras de celo gigantes, y que se ponían a brillar en cuanto los actores empezaban a sudar) y altavoces, siempre innecesarios en un teatro… si el reparto artístico tiene el talento para el medio, claro está; de lo contrario, tales tecnologías podrán disimular (más o menos) sus carencias, pero jamás ocultarlas (tema del que ya he hablado muy recientemente, por cierto).

-Temática: he investigado mínimamente a los grupos que han producido esta obra, y si bien uno de ellos es un partido político, ambos son las típicas plataformas ciudadanas que han surgido con tanta fuerza en los últimos años, precisamente, porque lo tradicional no está dando resultado.

Es importante aclarar este punto, puesto que siempre es bueno ver de donde cojean… aunque no hacía falta hacer gran investigación tras ver la representación, puesto que lo más desolador, después de ver la función, es darse cuenta de que todo el mundo, de todos los bandos, está implicado en actividades de corrupción o en cualquier escándalo vergonzoso e intolerable; da igual que sea derechas, izquierdas, sindicato o partido político… lo que nos lleva o recuerda una inevitable tristeza y cinismo, debido a que te das cuenta de que no puedes, de que no podías, confiar en nadie… ni siquiera en aquellos que creías que te representaban y que deberían haber luchado por tus intereses.

En cualquier caso, la cuestión es que los que hicieron esta producción, no quieren conducirnos a ningún sitio ni adoctrinarnos, sólo informarnos, y pedir justicia ante unas situaciones inadmisibles.

Cierto, en el pasado, vivimos una época en la que parecía que estábamos en un eterno potosí… pero el sueño ha terminado, aunque, ya que tiene que hacerlo, que sea para todos, y muy especialmente para los que han querido escurrir el bulto. Y estas personas que están representando esta obra, están tratando de que sea así, proclamando que, después de todo, en esta era de desidia y conformismo, la ciudadanía aún puede levantarse, hacer cosas y dejar claro que no va a tolerar que la traten como a un pelele.

Por otra parte, no hay que negarlo, ellos están cubiertos legalmente por todos los sitios, colaboran con medios variados, y su discurso durante la función, aunque abiertamente sarcástico en ocasiones, era incuestionablemente neutral, allí todos recibían porque todos habían estado implicados. Sin favoritismos, ni usando el típico “bueno, estos eran mejores que estos, yo te sugiero que…”.

Por ello, soy incapaz de tachar a esta obra de adoctrinadora, demagógica o proselitista, porque no lo es en absoluto. Si hubiera sido así, la hubiera condenado como siempre hago. Y no es el caso.

En definitiva Sea como sea, he de decir que “Hazte banquero” me dejó absolutamente alucinado (es más, me pasé media función con la boca abierta y los ojos como platos), sorprendido para bien, y que la verdad, he de recomendarla… cierto, puede resultar dolorosa (lo es, como siempre lo es la verdad), nada convencional, y me resulta difícil determinar a quién se la recomendaría y a quién no… quizás en este caso, eso es algo no se puede hacer, sólo informar acerca de ella.

Pero en tantos aspectos, la veo tan interesante e imprescindible, tan relevante en la cartelera actual… que la verdad, aquí tenéis mi crítica, tan exhaustiva y descriptiva como siempre trato que sea, ahora decidid vosotros… en cualquier caso, yo creo que os merecerá la pena, y estoy completamente seguro de podrá produciros muchas cosas, pero indiferencia no será una de ellas.


Volver a la Portada de Logo Paperblog