Crítica exprés: Historias de Usera

Con un acceso a la sala directo (de modo que no es el de siempre, ¡cuidado!), que rara vez se utiliza, se puede ir a ver esta obra.

El programa de mano deja mucho que desear.

Muy buena atención al público en el Matadero.

No iba a ir a esta obra, no me tenía buena pinta y me negaba… pero tras haber vivido un éxito tras otro últimamente en los municipales, me autoconvencí de que esta podía gustarme igualmente. Error. Bueno, así escarmentaré y empezaré a ser más selectivo.

-Historias de Usera: esta obra está basada en una aplicación para móvil, que a su vez, es una dramatización de historias reales… en realidad, si uno lo analiza, es la pescadilla que se muerde la cola, puesto que todo es, al fin y al cabo, realidad ficcionada.

Pero vayamos al grano, ¿cuántas veces habéis estado en una comida familiar oyendo las experiencias de alguien que no os interesan ni lo más mínimo, pero que aguantas porque no hay otra cosa mejor que hacer?, ¿cuántas veces habéis acudido a un grupo de amigos, que no es el vuestro, pero sí el de alguien cercano a vosotros, y os habéis puesto a escuchar anécdotas o historias que no tenían nada que ver con vosotros, pero sí con el resto de los presentes, por lo cual es inevitable un distanciamiento y un escaso interés hacia todo lo que se habla, sólo mitigado por un necesario interés en unirse a la conversación?… pues eso es exactamente el principal defecto de “Historias de Usera”, que es una conversación en la que no se te permite participar, y estás escuchando continuamente historias cotidianas e irrelevantes sin demasiado interés.

No negaré que por momentos funciona, que hay historias más interesantes que otras, que hay autores (los dramaturgos que participaron son múltiples) que saben manejar mejor las herramientas dramáticas… pero el conjunto es terriblemente irregular y en general fallido; sin mencionar que su excesiva duración, hunde completamente la obra, si es que tenía alguna posibilidad de supervivencia.

Y a nada ayuda la dirección de Fernando Sánchez-Cabezudo, de convencido y pomposo autolucimiento, que sólo logra resaltar todos los peores defectos de la producción.

Respecto a los intérpretes, hacen lo que pueden, que no es mucho, la verdad sea dicha; es más, se supone que actores profesionales y vecinos del barrio están compartiendo escenario… y yo fui incapaz de ver la diferencia, con eso lo digo todo.

Todo ello, sin mencionar que resulta indignante que la comunidad china tenga tan poca presencia (¡sólo un personaje y alguna vaga mención!), y más tratándose de un barrio en el que están tan presentes.

Concluyendo, a mí me aburrió, y si no me fui en el descanso, fue porque apenas quedaban veinte minutos (ha sido muy astuto hacer un intermedio casi hacia el final… lo que no ha sido tan inteligente es sacarnos al exterior en pleno invierno), sino, probablemente me lo hubiera pensado (cada vez soy más viejo y tengo menos paciencia); pero tampoco puedo decir que sea una obra mala, simplemente, es fallida, no resulta, no levanta el vuelo… en definitiva, no funciona.