Revista Comunicación

Crítica exprés: Otro juicio a Don Juan

Publicado el 03 enero 2018 por Universo De A @UniversodeA

Los martes, milagro. Poesía en escena

-Otro juicio a Don Juan: la última vez que estuve en “Los martes, milagro” fue una pésima experiencia (https://universodea.wordpress.com/2015/11/09/critica-expres-canto-general-los-martes-milagro/), pero siempre me repetía a mí mismo que debía darle una segunda oportunidad, tal vez porque considero que la idea del programa en sí misma es buena, así pues, tenía la esperanza de que mi primera vez hubiera sido una excepción, además de que siempre es importante dar una segunda oportunidad, de sabios es rectificar, etc… y fue una pésima idea.

El problema de este programa es que está siempre en manos de las mismas personas, indocumentadas y sin talento, que montan siempre unos auténticos horrores. Pero ahí fui yo igualmente a darle una segunda oportunidad… craso error.

Todo está mal, pero supongo que habrá que detallar:

Como de costumbre, el texto de Carlos Jiménez es una magnífica demostración de falta de talento, incapacidad narrativa, y sobre todo, y aún más imperdonable, gran ignorancia de los clásicos y, aún más, una terrible e insoportable superficialidad y frivolidad que se le podría perdonar a cualquier persona en un bar, pero no encima de un escenario, y mucho menos pagando por ello.

La dirección de José Maya no es tal cosa, sino un intento desesperado de autolucimiento (también es actor en la función), aunque, incapaz de llevarlo a cabo, se ha visto obligado a pedir ayuda a otro actor… al final el resultado es pésimo, forzado, aburrido, pero sobre todo, irrisorio.

En lo que respecta a los dos únicos actores, José Maya hace de sí mismo a ratos, y en otros momentos intenta, a la desesperada, recrear un estereotipo… en cualquier caso, en ningún momento se le cree como personaje. Respecto a Daniel Migueláñez, filólogo con pretensiones de actor, que parece convencido de que su físico será suficiente para hacer creer a alguien que sabe interpretar algún papel, demuestra su total y absoluta falta de capacidades o cualificación para el arte dramático… concluyendo: por lo general está pésimo, y cuando consigue estar sólo mal, sobreactúa.

En definitiva, confirmo para siempre que este programa de “Los martes, milagro” ha perdido todo mi interés (a menos que cambie radicalmente de manos), pues no son más que montajes con un estilo de lo más amateur, que parecen montados por cuatro amiguetes para el salón de su casa en una noche de fiesta, durante la cual aburren al resto de los asistentes, los cuales se dedican a hablar entre ellos durante la representación para no aguantar a esos pesados que juegan a creerse que son una compañía teatral.


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